¿Alguna vez te has preguntado para qué sirve internet? O, cambiando ligeramente la cuestión, ¿a qué propósito sirve? La red de redes es un mar de impulsos nerviosos que ha sido comparado incluso con ciertas formas de red neuronal masiva. De esta, un porcentaje nada desdeñable de su banda ancha es usado para servicios muy concretos, como Netflix, YouTube o Prime Video.
En octubre de 2018 fue publicado el informe ‘Global Internet Phenomena Report 2018’, de la compañía Sandvine. En él se puede leer que el 14,97% del tráfico de la red es para Netflix, nada menos que el 19,10% en territorio estadounidense. Como puede verse en el resumen en forma de tabla de abajo, las grandes compañías copan la red. Pero ¿vamos hacia un monopolio? Spoiler: no.
Así es el reparto del tráfico en internet
En la infografía de abajo tenemos varias fotografías del tráfico durante los periodos T1 y T2, primeros seis meses de 2018. En la primera vertical observamos el tráfico de la red mundial por categoría; destaca que el 57,6% de la descarga de datos es para servicios de vídeo en streaming.
En subida, casi hay un empate entre estos, las páginas web y colgar archivos. Además, la subida de vídeo es una fracción considerable del tráfico, lo que implica que buena parte del contenido en streaming la aportan los usuarios. Por ejemplo, cuando haces una videollamada. Internet, sea cual sea la plataforma usada, sigue siendo una red de personas.
En la segunda vertical lo que vemos son las aplicaciones que más tráfico consumen en el mundo, con Netflix a la cabeza. El segundo puesto es para servicios de streaming mediante protocolo HTTP (web), y de muy cerca los sigue YouTube. Curiosamente, las tasas de subida ahora están muy por debajo de las de descarga. Quizá el vídeo de chats como Skype, WhatsApp o Snapchat pesen mucho a nivel usuario, más que las subidas de los youtubers.
Arriba a la derecha podemos observar el particular mercado estadounidense en un top 10 de tráfico de descarga. Es decir, los servicios más usados en volumen de datos.
Internet es cada vez más visual
Como puede desprenderse de los datos mostrados arriba, el vídeo es el rey absoluto de la red, aunque la lectura puede contener cierta trampa. Es lógico que el vídeo tenga los primeros puestos de tráfico si tenemos en cuenta que un libro maqueado rara vez superará los 5 MB, y que esa capacidad apenas nos dará para unos segundos de vídeo. Un par de frames en alta calidad.
Unas pocas escenas de YouTube, Netflix o Prime Video, cuya calidad de imagen sigue aumentando, son suficientes para hacer sombra a cientos de canciones y miles de páginas web. No es que estemos más interesados en el vídeo y la imagen que en el texto plano —que lo estamos— , sino que por su naturaleza ocupa un ancho de banda mayor.
Redes sociales, chats, música y videojuegos
Abajo, izquierda. Del mismo modo, Instagram (42,19% en bajada y 27,06% en subida) tiene un peso muchísimo mayor que Twitter (1,10% / 1,37%) en cuanto a la banda ancha consumida por cada red social. Una imagen pesa más que unos pocos caracteres.
Además, del análisis de subida y bajada de esta red social podemos extraer conclusiones interesantes. En Facebook (38,02% / 48,77%) se sube mucha más información que en Instagram o Snapchat, pero se visualiza menos. Muchos usuarios compartiendo información que pocos llegan a ver. Quizá esté en las últimas.
Arriba, centro. Con respecto a las redes sociales, Skype (18,14% en bajada), WhatsApp (23,15%) y SnapChat (22,60%) se llevan el podio con tasas de bajada notablemente inferiores a las de subida. Quizá esto tenga que ver con el ratio de compresión de imagen y video, ya que las tres plataformas eliminan buena parte de la información para transportarla.
Arriba, derecha. Spotify (33,07%) está completamente desmarcada del pelotón que forman ShoutCast (18,01%), Tiktok (15,66%) y servicios de música HTTP (16,94%). Esto muestra un comportamiento interesante, como que unas pocas aplicaciones tienen más fuerza que el conjunto de navegadores en la escucha de música, tal y como pasaba con el vídeo.
Abajo. El tráfico de internet por videojuegos sigue dando margen a League of Legends (26,42% en bajada), frente a las dos sensaciones: Fortnite (14,85% y Overwatch (12,05%). En el caso de los videojuegos no se tiene en cuenta la subida porque los eSports se han convertido en un fenómeno viral en que las subidas apenas tienen importancia con respecto a la cantidad de descargas.
En tráfico no hay un ganador mundial
Hace tiempo repasamos las carencias de internet, planteando la posibilidad de que unas pocas compañías lo controlasen. Si preguntamos en la calle qué marca tiene mayor impacto sobre la red, Google (Alphabet) o Facebook serían candidatos obvios. Sin embargo, Netflix tiene muchísimo más tráfico: ¡el 14,97% de todos los datos que se mueven en el globo son de Netflix!
Google es un buscador muy occidentalizado que compite contra Bing o Yahoo. En buena parte de Asia se usa Baidu de forma masiva y los rusos teclean por Yandex. Lejos de concentrarse el poder en unas pocas marcas, internet está más fragmentado que nunca.
Un 14,97% del pastel es mucho pastel, pero tan solo en nuestro país tenemos muchos servicios en streaming pisando fuerte, alguno transmedia: Prime Video, YouTube, Twitch, HBO, Hulu, RTVE a la carta, varias decenas de portales de cadenas privadas y servicios de televisión de operadores de telefonía.
Las redes sociales, lejos de consolidarse en una sola, no dejan de explotar a nuestro alrededor. No parece haber un único ganador, y lo mismo ocurre con los chats, videojuegos, agencias de noticias, blogs, etc. La oferta no ha dejado de crecer en los últimos años, lejos de agruparse en un único nodo de poder.
Banda ancha, operadoras y stream
Netflix, YouTube o Instagram son empresas de servicios que usan la infraestructura de la red que alguien ha desplegado previamente. Operadores de telefonía como Orange abrieron en su momento un surco por el que fluyen los datos de estas compañías, que se enriquecen gracias a su uso. ¿Es injusto este modelo? ¿Para quién?
Es cierto que sin una infraestructura de red sería imposible que Facebook enviase contenido. De hecho, formalmente es la compañía telefónica pertinente la encargada de mover los datos de un punto a otro del mundo.
La web se ha convertido en un espacio de codependencia donde nuevas marcas de tecnología han aprovechado la tecnología existente para desplegar servicios. Esta infraestructura, que ha crecido gracias a la demanda de los usuarios por acceder a ellos, establece además ciertas normas y puede medir los datos.
Es decir, que en última instancia ganan todos: el volumen del tráfico de internet, por lo que el modelo de negocio de Google sería imposible sin las operadoras, y estas mismas, que tienen las llaves de las conexiones rápidas, además de poder usar técnicas de big data sobre el volumen que desplazan. Cosa bien distinta son las diferentes cargas regulatorias y fiscales que soportan unos y otros -operadores y los llamados OTTs-, pero esto no es el objeto de este artículo.
Con apenas unas décadas de existencia, internet aún no ha llegado al límite de banda que logrará en el futuro y para el que ya se está preparando. Con cada tecnología, crece un poco más y el tráfico aumenta.
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