Campos de lavanda y firmamentos que parecen pinturas al óleo. Mundos submarinos que compiten con superproducciones de ficción. Fotografías con perspectivas imposibles. La naturaleza lleva siglos inspirando el arte, entre otras muchas cosas. Ahora, también, se ha convertido en un lienzo vivo. El concurso internacional Agar Art, organizado por la Sociedad Americana de Microbiología (ASM, por sus siglas en inglés), busca a los mejores artistas… que trabajan con bacterias vivas.
Empezó en 2015 y acaba de celebrar su cuarta edición. Todas las obras presentadas se crearon utilizando microbios vivos, que crecieron sobre patrones pintados en agar. Este polisacárido que se extrae de varias especies de algas funciona como una especie de gelatina que, a su vez, sirve de alimento para los microorganismos.
“El objetivo de Agar Art es proporcionar un espacio de creatividad para los miembros científicos de la ASM y resaltar la belleza y diversidad del mundo microbiano”, explica Katherine Lontok, directora de difusión de la ASM. «Los microbios, como las bacterias y los virus, a menudo se perciben de forma negativa debido a su asociación con las enfermedades, pero muchos de ellos no solo son hermosos, sino que son esenciales para nuestro mundo”. Vamos con el arte.
156 participantes, un único ganador
Para esta cuarta edición, se presentaron 156 trabajos de 23 países diferentes. Un panel de científicos y bioartistas juzgó los proyectos en base a su creatividad, la originalidad y calidad del diseño, la precisión científica de las descripciones y explicaciones y su capacidad de llegar a una audiencia amplia.
Una española en el tercer puesto
La medalla de bronce fue para la obra ‘Sustenance’. Dirigida por el doctor Mehmet Berkmen, el trabajo contó con la colaboración de la artista santanderina Maria Peñil Cobo. Ambos habían logrado el primer puesto en la primera edición del concurso en 2015. La obra de este año se hizo sobre dos placas de Petri que representan la comunicación microbiana entre una madre y un niño dentro de su útero.
Los tonos amarillos son bacterias Nesterenkonia, la placenta naranja es Deinococcus radiodurans y el embrión y el pezón rojos son Serratia marcenses. Los artistas también utilizaron E. coli genéticamente modificada para el color violeta oscuro.
Van Gogh y la batalla por la primavera
El segundo lugar fue para ‘My Yellow Vision!’, una creación del doctor Bornali Bhattacharjee, del Instituto Nacional de Genómica Biomédica de Kalyani (India). Su obra busca, en lo artístico, ser un homenaje a Vincent Van Gogh. Y, también, “aumentar la conciencia sobre la resistencia a los antimicrobianos entre la población de mi país”, dice el artista de lo microscópico.
La guerra entre el invierno y la primavera fue la ganadora de la cuarta edición del certamen. ‘The Battle of Winter and Spring’, creada por Ana Tsitsishvili, una estudiante de la Universidad de Agricultura de Georgia, está compuesta por Staphylococcus y Bacillus mycoides en representación del invierno y Serratia marcescens dándole color a la primavera. Esta última produce un antibiótico que inhibe el crecimiento del invierno y, poco a poco, va acabando con él.
El favorito del público y los futuros científicos
El concurso de Agar Art introdujo este año dos nuevas categorías de concurso: Agar Art Maker, para menores de edad con más de 13 años, y Agar Art Kids, para aquellos por debajo de esa cifra. Además, ‘A Salmonellosis Odyssey’ ganó el premio del público, impulsado por sus más de 1.500 likes en Facebook. En esta obra de arte, la estudiante de doctorado argentina María Laura Echarren representó constelaciones de los hemisferio norte y sur mediante Salmonella entérica, tanto en su versión salvaje como en una modificada genéticamente.
Un pulpo y una mariposa
El primer lugar del concurso Agar Art Maker fue para ‘Serratia Octopus’, creado con la bacteria Serratia marcescens, que cambia de color según el entorno y la edad del cultivo. ‘The Sitting President’ se llevó el segundo premio con una representación bacteriana de Barack Obama, mientras que el tercero fue para ‘A Bumble Bee, Bacteria, and Mold: Could this be art in the making?’, un abejorro inesperado en un cultivo de E. coli transgénica.
En la competición infantil, la placa de Petri ganadora fue ‘The Magnificent Butterfly’, creada por Kate Lin, de 10 años. ‘Simran Bhattacharya, de 11 años, quedó en segundo lugar con ‘Blue Tulip’ y ‘Ocean and Windy Breeze’, obra de Alice Laun, de tan solo cinco años, se llevó el bronce.
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Imágenes | ASM