Todo tenemos claro que utilizar transportes verdes como puede ser la bicicleta puede tener un evidente efecto en el medioambiente pero ¿también en nuestra personalidad?
Pues según un estudio publicado en el Journal for Environmental Psychology sí que influye, hasta el punto de que conducir un coche, y pasar tiempo metido en atascos diarios (por ejemplo en Madrid o Barcelona), nos hace ser peores personas mientras que ir en bici nos lleva a ser mejores.
Esto de ser “mejores” o “peores” lo relacionan directamente con la preocupación con nuestro entorno, con la solidaridad con nuestros vecinos y el cuidado de nuestro vecindario, lo que denominan como “orientación hacia el bien común”.
Así, siempre según el estudio, la gente que vive en entornos donde existe la opción de desplazarse a pie o en bicicleta, o en los que hay muchos espacios abiertos, con parques, calles peatonales, carriles bici, etc son personas que están más preocupadas por los de su alrededor.
Por el contrario, los que se desplazan en coche sufren un aislamiento del entorno que les vuelve más egoístas.
Pero ¿son los conductores peores personas?
En principio no pero, como adelantábamos, al conducir las personas permanecen aislados del entorno durante el trayecto, lo que refuerza los comportamientos individualistas y hace que los conductores descuiden lo relacionado al bien colectivo.
Es decir, nos hace personas menos preocupadas por nuestro entorno ya que las interacciones con él son nulas, puesto que desde dentro del coche apenas se aprecia el ambiente sonoro o los olores de la ciudad, los edificios y el mobiliario urbano se reduce a dos dimensiones a través de la percepción que tenemos desde el interior del coche y a través del parabrisas.
Ya no digamos si nos vemos frecuentemente metidos en un atasco, situación que nos hace enfadarnos con los conductores de alrededor o con el mundo porque, una vez más, el atasco hace que lleguemos tarde al trabajo.
Por el contrario, si caminamos o vamos en bicicleta (ojo de las de siempre, las de pedalear, nada de bicis eléctricas) nos relacionamos con las personas que viven a nuestro alrededor y con el entorno, interactuamos, nos da la luz del sol, disfrutamos de la naturaleza…
Todo ello contribuye a que seamos mejores personas por montar en bicicleta, mientras que los que usan el coche se vuelven más egoístas. Una conclusión que, evidentemente, es opinable. Empezando porque no todas las ciudades están pensadas para moverse en bici y no siempre tiene uno la oportunidad de elegir. Pero ¿vosotros qué opináis?
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