En la prehistoria de internet, que casi todos recordamos, la conexión más común era la de 56 Kbps. El clásico módem que pitaba cuando se conectaba. Hacían falta 15 minutos para bajarse una canción. Y, con el streaming y la nube, ni soñábamos. Las conexiones han evolucionado mucho y hoy existen en el mercado ofertas de alta velocidad que han cambiado la forma en que entendemos internet. Como el giga simétrico de Orange, que nos permite, entre otras cosas, crear nuestra propia nube en casa.
Con 1.000 Mbps de subida y de bajada, 1 Gbps simétrico, se pueden hacer muchas cosas. Se puede, por ejemplo, descargar las cinco temporadas de ‘Breaking Bad’ al completo en 30 segundos. Pero, sobre todo, su alta velocidad y su baja latencia permiten convertir internet en una extensión más de los equipos y dispositivos que tenemos en casa. Permiten usar plataformas en la nube para guardar nuestros archivos. Y montar nuestra red con ‘cloud’ personal en el hogar. Vamos con ello.
Qué es una red con cloud y para qué sirve
El concepto de almacenamiento en la nube se ha popularizado en los últimos años gracias a plataformas como iCloud, Google Drive o Dropbox. Estos servicios permiten guardar nuestros recuerdos digitales en un lugar lejano, sin usar un dispositivo físico en casa. A este lugar lo hemos llamado nube y en este artículo te repasamos algunos de los mejores servicios cloud. Sin embargo, a muchos usuarios no les convence dejar sus archivos en manos de terceras empresas, pero necesitan igualmente una nube. En estos casos, crear una nube personal dentro de la red doméstica es la mejor opción.
Contar con nuestro propio cloud conectado a una red de alta velocidad como el giga simétrico de Orange nos permite sincronizar todos los dispositivos o acceder a contenido remoto sin apenas latencia. Además, el contenido, que estará almacenado en un lugar seguro en nuestro hogar y no en servidores de terceros, será accesible de manera instantánea desde cualquier parte del mundo. Todo, protegiendo más nuestra privacidad y la seguridad de nuestra memoria digital.
Ventajas y beneficios de una nube personal
A nivel de usos, una nube personal cuenta con los mismos beneficios que un servicio cloud tradicional. Así, básicamente, nos permite no depender de discos duros externos cuando nos movemos, ya que podemos acceder a los archivos necesarios a través de la red. Es también una buena forma de contar con una copia de seguridad adicional de la información más importante. Además, estas son las ventajas y beneficios específicos de una nube personal:
- La velocidad. Hubo un tiempo en que la velocidad de bajada y, sobre todo, la de subida eran uno de los principales inconvenientes de tener una red con cloud en casa. Hoy, gracias a las conexiones de alta velocidad, las nubes personales son más rápidas que los servicios externos. Para que nos hagamos una idea de la velocidad, una conexión de 1 Gbps es más rápida que estar conectados a internet a través de un puerto USB.
- La privacidad. Los servicios cloud de terceros son, a priori, seguros. Pero los últimos escándalos, como el de Cambridge Analytica, nos han enseñado que, muchas veces, nuestra privacidad está en riesgo. Una nube personal te permite tener control sobre el dispositivo de almacenamiento, las claves de acceso y las claves de encriptación, si se apuesta por encriptar los archivos.
- Ausencia de costes recurrentes. Como veremos a continuación, montar una red con una nube personal requiere una inversión inicial. Sin embargo, en el medio-largo plazo, nos ahorramos los costes de suscripciones a plataformas cloud.
Cómo montar una red cloud en casa gracias al giga simétrico
Para contar con las ventajas de una nube personal tenemos, a grandes rasgos, dos opciones. La primera pasa por adquirir un NAS (Network Attached Storage) y la segunda por habilitar mediante software un dispositivo de los que ya tenemos en casa para que funcione como nube. Ambas opciones tienen un punto clave: la necesidad de una buena conexión. Para montar una nube personal, el primer paso es contar con una buena velocidad de transferencia y una latencia baja, con parámetros como los que otorga el giga simétrico de Orange.
Paso 1: el NAS
Montar una red mediante una unidad de almacenamiento en red requiere, en primer lugar, adquirir el dispositivo NAS. Decidir qué hardware comprar es el paso más importante y más complicado. Para ello, hay tres parámetros clave que tendremos que tener en cuenta.
- El procesador y la RAM. Un NAS es mucho más que un disco duro, es como un ordenador conectado en red. Por ello, la potencia del procesador y la memoria RAM influyen directamente en la velocidad de la nube personal. Todo depende del uso que se le quiera dar. Cuanto más se le vaya a exigir (por ejemplo, si queremos hacer streaming de vídeo en alta calidad), más potente deberá ser la unidad.
- El sistema operativo. Cada fabricante, como Synology, Western Digital o Seagate, cuenta con su propia plataforma, su interfaz y su serie de aplicaciones compatibles. Si necesitamos pedirle al NAS funciones concretas, como que haga copias de seguridad de forma automática o permita conexiones remotas, debemos asegurarnos de que el sistema operativo las soporte.
- La capacidad. La función básica de una nube es la de almacenamiento. Por eso, antes de adquirir un NAS, debemos tener claras nuestras necesidades de memoria. A partir de ahí, podremos decidir qué capacidad máxima necesitamos y el número de discos duros que vamos a conectar (muchos NAS vienen con su propia memoria, otros permiten ampliarla y algunos modelos requieren que se compren los discos duros por separado).
Paso 2: la configuración
Cada NAS cuenta con sus particularidades y las interfaces cambian entre fabricantes. Pero el funcionamiento y la configuración son similares. Lo primero es conectar el NAS al router a través de un cable de red ethernet. Una vez conectado, pasamos a la configuración, que podrá hacerse a través de una interfaz web (al igual que haces con el router) o de un programa instalado en un ordenador.
Estos procesos están pensados para usuarios no expertos, con lo cual no suelen conllevar grandes complicaciones. Una vez instalado y conectado, podremos habilitar las opciones que necesitemos, como las copias de seguridad automáticas, y configurar el acceso remoto en otros dispositivos como los smartphones o la smart TV.
¿Y la segunda opción? Una nube sin NAS
Si no queremos invertir en un dispositivo NAS, siempre podemos convertir nuestro propio ordenador en una nube. Existen diferentes soluciones de software para hacerlo, aunque se necesitan más conocimientos para configurar los servicios. Además, existe el inconveniente de que el dispositivo en el que se almacenará la información debe estar siempre encendido.
Soluciones de software como OwnCloud o Local Cloud (para iOS y Android), las plataformas de sincronización de los diferentes fabricantes de dispositivos, programas que permiten convertir un ordenador en NAS, o aplicaciones de cliente Samba que hacen posible acceder a archivos en remoto son algunas de las opciones para tener las ventajas de una nube sin hacer una inversión en hardware ni usar servicios de terceros.
De hecho, algunos routers, como el Livebox de Orange, permiten la conexión y configuración de discos duros para utilizarlos como NAS. En resumen, existen una gran variedad de opciones para montar tu red con cloud y sacar todo el partido a las nuevas conexiones de fibra óptica y ultra alta velocidad.
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