Shugi tiene 2 millones de seguidores en YouTube. Es famosa por comer a la vez hasta cuatro tteokbokki, unos dumplings de arroz glutinoso en salsa picante. Es una estrella del mukbang, el negocio de los que comen en línea.
El mukbang es un fenómeno de masas nacido en Corea del Sur hace 10 años. Ya se ha hecho popular en los Estados Unidos y recientemente ha llegado a Europa. La práctica consiste en retransmitir en directo un vídeo en el que se come una cantidad importante de alimentos durante mucho tiempo. Mientras tanto, el público mira, comenta y paga.
El nombre proviene de las palabras surcoreanas muk-ja, que significa comer, y bang-song, cuya traducción es transmitir. Los platos pueden ser de cualquier tipo. Algunos mukbangers permanecen en silencio durante los vídeos para que se escuchen los sonidos, a menudo amplificados, de cómo mordemos y sorbemos. Otros charlan con los espectadores, les cuentan sus vidas y comentan en detalle lo que se están comiendo.
Mukbang, compartir y relajarse
El mukbang no tiene nada que ver con los desafíos de aquellos que engullen montones de perritos calientes en el menor tiempo posible. En principio, la idea es compartir un momento de convivencia entre personas solitarias. Pero también es un trabajo que a los profesionales de esto les permite ganarse muy bien la vida.
Para algunos, el mukbang tiene incluso un valor terapéutico. En la cultura coreana, obsesionada con la delgadez y la salud, ver a alguien que se pone ‘fino’ de comida es una forma de compartir el banquete pero no las calorías. Finalmente, muchos incluyen el género en los vídeos ASMR. Aquellos con susurros y sonidos que relajan y transmiten una sensación de bienestar.
De hecho, en la cultura asiática, los sonidos asociados con el comer, como la masticación, gustan. Porque indican un aprecio sincero por la comida. No se consideran de mala educación como en Occidente, donde, en cambio, solemos tratar con más pudor nuestra alimentación.
Un antídoto a la soledad
Al parecer, el mukbang nació en 2009 en Afreeca TV, una plataforma de vídeo en streaming de Corea del Sur. Fue una respuesta al aislamiento de los más jóvenes en la era digital. El caso es que, en el país asiático, y no solo allí, cada vez hay más personas solas. Según Statistics Korea, en los últimos 15 años el porcentaje de personas que viven solas ha aumentado del 15,5 al 28,6 por ciento. En 2017 eran 5.620.000 personas (Fuente ‘The Korea Herald‘).
En Corea ahora ya existen muchos lugares para los llamados honjok, los solitarios. Sin embargo, cuando apareció el mukbang, la cena era un momento social y quien estaba solo nunca iba al restaurante. Encender el ordenador se convirtió en un hábito natural, para encontrar a alguien en la misma situación y hacerse compañía. Entonces algunos se dieron cuenta de que también podía ser una manera de ganar dinero y tener éxito en la red.
Según el blog ‘My Korean Husband‘ (administrado por una mujer australiana y su esposo surcoreano), también tiene que ver con la cultura asiática. Donde se enseña a disfrutar del placer del otro. Mientras que en Occidente se considera un signo de amor ayunar con la pareja que lo necesita, en Corea ocurre lo contrario. No es extraño que alguien que está a dieta lleve a un amigo a almorzar, pida un plato detrás de otro e incluso le diga en qué orden comérselos. Solo por el gusto de verle disfrutar.
Otra diferencia con Occidente es la importancia que se otorga a consumir los alimentos en lugar de a su preparación. Nosotros estamos llenos de programas que muestran cómo freír y asar platos, que en la mayoría de los casos nadie se va a comer. En Corea ocurre lo contrario. El espectáculo es comer, no cocinar. De hecho, existen también los cookbang, es decir, vídeos en los que se cocina el banquete del mukbang, pero se consideran mucho menos interesantes.
Un suculento negocio
Hoy en día, los mukbangers no son diferentes de los influencers más exitosos. Transmiten en días fijos a la hora de cenar, para convertirse en una cita establecida con sus seguidores. Las ganancias dependen de su grado de celebridad y de la forma en que utilizan las plataformas. En Corea del Sur, ganan bastante bien con las donaciones de los espectadores. En los Estados Unidos, los ingresos provienen de patrocinadores, de YouTube, de las ventas de ebooks y de reseñas de productos. Los más populares llegan a ganar hasta 100.000 dólares al año.
A pesar de las calorías ingeridas diariamente, los mukbangers coreanos son guapos, delgados, musculosos. Casi todos compensan el tiempo dedicado a comer con horas y horas de entrenamiento para mantenerse en forma. Banzz, uno de los mukbangers coreanos más famosos, tiene un canal en Afreeca TV desde 2016 y uno en YouTube con tres millones de suscriptores. Luce un físico esculpido por las ocho horas que asegura pasar todos los días en el gimnasio.
Sin embargo, la apariencia perfecta de aquellos que practican mukbang no ha evitado que esta práctica levantara polémicas. Se les acusa de favorecer la difusión de trastornos alimentarios. Y transmitir una idea peligrosa sobre cómo relacionarse con la comida. En 2016, el 34,8% de la población surcoreana era obesa. En 2018, el Gobierno anunció pautas para las televisiones y las plataformas de vídeo en streaming para luchar contra el binge-eating, los atracones de comida. Los mukbangers se sintieron atacados y se opusieron a estas medidas con más de 40 peticiones.
Las estrellas occidentales del mukbang
Estas preocupaciones no impidieron que el mukbang se generalizara en los Estados Unidos y en el Reino Unido. Incluso hay quienes dejaron su trabajo para volverse mukbangers de profesión. Como el exbanquero Beard Meats Food que ingiere hasta 10.000 calorías por sesión. Entre las historias más fascinantes está la de Bethany Gaskin, recientemente contada por el ‘New York Times‘.
Bethany es una mujer estadounidense de 44 años de Cincinnati, Ohio, que ha logrado un éxito notable publicando vídeos en los que devora platos caros, rebosantes de marisco. Tiene dos canales en YouTube: ‘Bloveslife’ con 1,9 millones de suscriptores y ‘BlovesASMR Eating Her Way’ con 370.000. Además de una cuenta de Instagram con 900.000 seguidores.
Después de vender su actividad, en 2017, comenzó a grabar vídeos donde cocinaba. «Entonces hice un mukbang y la gente se volvió loca», dice. Devoraba un plato de marisco mientras soltaba un monólogo improvisado. Su éxito llegó porque parecía auténtica y hacía con libertad y gusto cosas consideradas inapropiadas. Su esposo dejó el trabajo como gerente de General Electric para ser su representante. Bethany Gaskin cada vez es más famosa y sus vídeos le han proporcionado más de un millón de dólares. Cosas de la red.
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