Cuando pensamos en un robot nos imaginamos un montón de chatarra sin sentimientos que, ni de lejos es capaz de experimentar ningún tipo de percepción sensorial. Vamos, que no nos visualizamos acariciando a un gato robot o haciéndole cosquillitas al Roomba.
Pero la tecnología avanza a pasos agigantados y eso de que los robots fueran tan impersonales, parece estar quedando atrás.
la Universidad de Osaka han desarrollado un robot con cara de bebé (un poco siniestro, seamos realistas) que posee una especie de sentido del tacto. Gracias a una piel sintética este niño robot se acerca un poco más a la concepción de humano que tenemos, aunque siga siendo un robot. Como poco, diremos que su rostro, especialmente realista, resulta impactante a primera vista.
Ingenieros japoneses deAffetto ES UN NIÑO robot MUY SENSIBLE
Affetto, nombre con el que se ha bautizado a este niño robot tan adorable, cuenta con 116 puntos de presión para crear expresiones como fruncir el ceño, hacer muecas y, por primera vez, mostrar dolor. Estos puntos fueron apuntalados por las llamadas unidades de deformación. Cada unidad engloba un conjunto de mecanismos que crean una contorsión facial distintiva.
Los ingenieros encargados del proyecto concibieron a Affetto como una simple cabeza hace unos años, pero ahora lo han dotado de un cuerpo completo y le han añadido, como si fuera una piel, sensores táctiles que recogen de forma fiable una amplia gama de toques, ya sea un toque ligero o un golpe duro. Este «sistema nervioso del dolor» artificial fue conectado al robot y este fue capaz de reaccionar a las sensaciones, usando una variedad de expresiones faciales. Este proyecto se ha exhibido recientemente en la conferencia de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) en Seatte, EE UU.
Affetto II
Esta no es la primera generación de Affettos que ve la luz. Allá por el año 2011, los ingenieros de la Universidad de Osaka presentaron un primer proyecto, bastante más rudimentario que el que nos ocupa ahora mismo. En su día, este adorable bebé contaba solo con una cabeza, y menos mal que han decidido añadirle un cuerpo.
Además de eso, Affetto The Second cuenta con una serie de sensores táctiles que no poseía su predecesor y que le permiten recoger y percibir una serie de toques y movimientos. Se trata de un sistema nervioso del dolor totalmente artificial que, sin embargo, dota a este pequeño de una asombrosa capacidad para reaccionar a las distintas sensaciones e interacciones. La intención de los investigadores era, en esta ocasión, desarrollar más la expresividad del niño robot.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y a Affetto aún le quedan unas cuantas mejoras que introducir en su expresivo rostro. Tal y como asegura Minoru Asada, uno de los integrantes del proyecto, «las deformaciones superficiales son un tema clave para controlar las caras de los androides. Los movimientos de su suave piel facial crean inestabilidad, y este es un gran problema de hardware con el que luchamos. Buscamos una mejor manera de medirlo y controlarlo». Parece que todavía tendremos que asistir al nacimiento de alguna que otra generación más de Affettos.