¿Existen los nombres de elefantes? Se saludan y usan nombres de pila

nombres de elefantes

Te proponemos que pienses en nombre de elefantes. No en motes, alias o en un término científico con el que hablar de ellos; sino en un nombre propio, como los que usamos los humanos para identificarnos entre los millones de personas que hay en el mundo.

Puede que te resulte una propuesta extraña, pero te aseguramos que no nos hemos vuelto locos, ni estamos hablando de nombres de elefantes famosos o de ficción como Dumbo.

Todo esto tiene una explicación científica y es que acaban de descubrir, gracias al uso de inteligencia artificial, que los elefantes bautizan con un nombre propio a cada uno de los miembros de su grupo, siempre matriarcal y liderado por la hembra de más edad.

Seguro que no te imaginas a dos elefantes saludándose por su nombre cuando se cruzan en medio de la sabana africana. Pero es porque somos seres humanos, la raza con más ego que habita la Tierra.

Si nosotros elegimos un nombre para nuestros hijos, para darle una identidad, y hasta nos empeñamos en asignar apelativos cariñosos y nombres a nuestras mascotas, ¿Por qué no van a existir nombres de elefantes que les identifiquen y distingan dentro de un grupo?

¿Cómo se conocen los elefantes? Responde la ciencia gracias a la IA

nombres de elefantes famosos

Esto es lo que tuvieron que pensar los investigadores de la Universidad de Cornell en Nueva York que, liderados por el ecólogo conductual Michael Pardo, han descubierto que los elefantes usan “llamadas personalizadas” para saludar, avisar o llamar a otros miembros de la manada.

Es decir, que crean sus propios nombres de pila, si lo comparamos con el comportamiento humano. 

Y es que, según las conclusiones científicas de este estudio, publicada en la revista ‘Nature’, ahora se puede afirmar que “hay mucha más sofisticación en la vida de los animales de lo que normalmente creemos”. 

Porque, en palabras de Pardo, “la comunicación de los elefantes puede ser, incluso, más compleja de lo que pensábamos”.

Pero para poder llegar a este descubrimiento científico, primero tuvieron que documentar y grabar cientos de barritos o gritos (es el nombre del sonido del elefante, el que emiten gracias a su trompa).

Concretamente grabaron, desde 1986 hasta el año 2022, todos los ruidos que provenían de las hembras de elefantes africanos y de sus crías, en el Parque Nacional Amboseli, del sur de Kenia. 

Sin olvidar las hembras de las manadas que habitan en las Reservas Nacionales de Samburu y Buffalo Springs, en este caso, en la zona norte de Kenia. 

Tras ello, se centraron en el análisis de 469 barritos usando una potente IA, como cuando las empresas usan esta tecnología para aligerar la comparación de grandes bases de datos.

Pues bien, gracias a la inteligencia artificial se pudo identificar que cuando un elefante emitía un grito, en el 27,5% de las repeticiones, se podía identificar que otro individuo de la manada se sentía aludido y acudía a la llamada.

Así, se pudo ver como algunos sonidos contenían información destinada a un 

único elefante, información con el que se buscaba identificar. Una idea que se demostró de forma empírica al reproducir esos gritos ante un grupo de elefantes y comprobar cómo reaccionaba. 

En cuanto escuchaban su nombre, se movían o iniciaban una conversación. “Podían saber si una llamada estaba dirigida a ellos con solo escucharla”, explica el investigador. Sin embargo, no atendían a los ruidos creados y destinados para otros; es decir, no responden a los nombres de elefantes que no son el suyo propio.

Otros animales con “nombres” como los elefantes y lenguaje

Traductor animal

Pese a que es cierto que el ser humano es tremendamente geocentrista y nos creemos superiores al resto de seres vivos, también lo es que el descubrimiento de este comportamiento en los elefantes es único.

Pensamos que “el uso de nombres de pila son una característica universal del lenguaje humano”; pero es normal que los animales usen elementos de identificación y distinción de individuos. Por ejemplo, los orines y olores que dejan los perros o gatos y que otro, al olerlo, puede identificar.

Pero no es habitual que usen lenguaje o sonidos para crear nombres de elefantes, para cada uno de ellos. Se conocen otros casos, como el de los delfines mulares (Tursiops truncatus por su nombre científico) que usan sus capacidades vocales para emitir sonidos que reconocen los miembros de una misma familia.

O por poner un ejemplo más cotidiano, el de los periquitos, que pían de una forma concreta para llamar a su pareja. Un detalle muy importante para la vida y supervivencia de esta especie de pájaros, pues (recordamos) los periquitos se emparejan por instinto, pero una vez elegido el compañero, lo será para toda la vida. Sí, los periquitos se enamoran y son siempre fieles a su pareja.

 

Eso sí, gracias a este estudio, ahora sabemos que con una vida social amplia y capaces de mostrar empatía, los elefantes han ido un paso más allá emulando los nombres propios o de pila.

Porque hay “evidencias de que los elefantes africanos salvajes se dirigen entre sí con llamadas específicas para cada individuo, probablemente, sin depender de la imitación del receptor”.

¿Y en el futuro? Un traductor de animales al lenguaje humano

Traductor IA animal

Para terminar, queremos recordar otro anuncio muy reciente que relaciona ciencia con el lenguaje de los animales y que pretende conseguir un objetivo: poder entender lo que nos quieren decir nuestras mascotas o animales de granja.

Y es que, el grupo de investigación de Germán Quintana, doctor en veterinaria y líder del Grupo de Especialistas en Medicina del Comportamiento (GEMCA), ha explicado al resto de la comunidad científica que están usando la IA como traductor de sonidos que hacen los animales.

Colocando sobre ellos un dispositivo con sensores de sonido, graban para luego introducir los datos en una herramienta de inteligencia artificial y analizarlos. La IA “recibe los sonidos y los interpreta para conocer si el perro tiene dolor, si está cansado o emocionalmente triste”, explica Quintana.

De juntar ambas ideas, en unos años, podríamos entender los nombres de los elefantes, saber cómo se llaman, o incluso lo que nos pide nuestro perro.

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Imágenes | Freepik | Pexels.

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