La comida del futuro será diferente de la actual. Y no se trata de un lejano futuro, asunto de nietos y bisnietos. No, la revolución alimentaria está a la vuelta de la esquina. La población mundial continúa aumentando, mientras que los recursos disminuyen. Para llegar preparados, nos hará falta un poco de imaginación y una cierta apertura mental. La tecnología nos podrá ayudar bastante, pero los tiquismiquis lo tendrán más complicado.
El triunfo de los insectos
Si pensamos en la comida del futuro, lo primero que viene a la mente son los insectos. Hace tiempo que se espera la llegada de moscas y larvas en los platos occidentales. De momento hemos logrado evitarlo. La gran abundancia de estos animales y su notable valor nutricional los convierten en un recurso precioso. También son fáciles de criar. En China hay muchos establecimientos donde, por ejemplo, se crían cucarachas. Principalmente para la medicina tradicional, pero pronto podrían ser utilizadas en la industria alimentaria.
Ni siquiera es una gran novedad. En realidad, los insectos siempre se han consumido. La cocina precolombina, por ejemplo, hace un uso extensivo de los insectos. Solo en Occidente han desaparecido por completo de los menús. Más o menos lo mismo que ocurrió con ranas o caracoles. El erudito japonés Makato Hisamatsu recuerda que incluso los ninjas eran ávidos consumidores de insectos. Les gustaban los grillos, en particular, y no desdeñaban serpientes y ranas.
Según la ONU, al menos 2.000 millones de personas en el mundo ya están consumiendo insectos. Estos pequeños seres son ricos en grasas, proteínas, vitaminas, fibras y minerales. La cadena de supermercados Carrefour ya los ha introducido entre sus estantes. Además, se utilizan harinas de grillos, gusanos y varios insectos para producir diferentes elaborados. Incluso snacks muy parecido a los clásicos de chocolate.
Algas marinas y comida exótica
Para vegetarianos y veganos existe una alternativa, y parece ser la menos excéntrica de todas: las algas. Ya estamos acostumbrados a comer grandes cantidades de algas en los restaurantes asiáticos. Además de estas, comeremos cada vez más microalgas, alimentos ecológicos y con un perfil nutricional completo. Entre ellas, destaca la espirulina, rica en proteínas y aminoácidos esenciales, pero también vitaminas y antioxidantes. Otra alga típica de los mares japoneses es el mozuku, excelente para mejorar el sistema inmune.
Los continentes con las mayores tasas demográficas y los consiguientes problemas de recursos son Asia y África. No es coincidencia que de estas dos áreas procedan los principales ejemplos de comida y cultivos adecuados para las condiciones del futuro.
En el mundo se cultivan alrededor de 50.000 especies de plantas comestibles. Sin embargo, muchos de estos son cultivos de pequeña escala. Son plantas que solo las comunidades que las cultivan conocen y usan para alimentarse. Entre estas hay verduras, judías y otras hierbas como el mijo rojo cultivado en Asia y África. Muchos cultivos infrautilizados garantizan un alto contenido de nutrientes y pueden propagarse también en nuestras cocinas.
La contribución de la tecnología
La ayuda de la tecnología es muy evidente en el caso de la carne creada en laboratorio. Algunas compañías ya se han puesto a producir albóndigas utilizando células madre de animales. Pero también se pueden crear peces y marisco de forma artificial. Los experimentos exitosos ya han sido muchos. Desde la hamburguesa de carne sintética, hasta pequeños filetes de pescado creados sumergiendo los músculos del pez dorado en un suero. Es una forma de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la ganadería. Además, no implica el sacrificio de animales.
Donde no llegan los laboratorios, se pueden usar impresoras 3D. No solo pueden crear objetos de plástico y metal. También pueden imprimir, cocinar y servir comida. Es la nueva frontera de la alimentación y un escenario que a algunos les recordará ‘Star Trek’. Cuando el Capitán Picard materializaba su famosa taza de té Earl Grey. Tal vez para esto tengamos que irnos más allá de 2030.
Otra invención que parece pertenecer al futuro y que, en cambio, ya está aquí es Ooho. Un envase innovador y ecológico que tiene como objetivo reemplazar las botellas de plástico. Una compañía con sede en Londres está presentando su plan para sustituir las botellas por estos increíbles envases biodegradables de agua. Son completamente comestibles y producidos a partir de algas.
En la misma línea también está el café masticable. Se llama Go Cubes y son cubitos que contienen media taza de café. Aproximadamente 50 miligramos de cafeína. El compañero ideal para llevar en el bolsillo y mantener la concentración alta durante los días más agitados. Disfrutemos de los chuletones de ternera, del sashimi de atún rojo y del pescadito frito. Tienen los días contados.
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