Hasta no hace mucho, alguien se acordará, saber escribir a mano era una habilidad clave en la vida cotidiana. La recopilación de un diario era una actividad popular y la gente intercambiaba cartas con amigos, seres queridos y socios de negocios. Luego vino internet.
Hoy en día, muchos de nosotros, incluso aquellos que escribimos por oficio, a menudo pasamos ciertos apuros cuando nos toca trazar algo con sentido con un bolígrafo. Hemos perdido el hábito y apenas servimos para recopilar recetas médicas incomprensibles. Sin duda, escribir a mano es un proceso más largo y complejo. Sin embargo, los beneficios son considerables.
Muchos profesores de la Universidad de Harvard piden a sus estudiantes que tomen notas manualmente en lugar de usar dispositivos electrónicos. En Arizona y Carolina del Norte, las escuelas han lanzado campañas para enseñar a usar la letra cursiva correctamente (ya que parece que hoy en día solo se escriba en mayúsculas). En China, hay todo un movimiento para recuperar la tradicional escritura manual.
El Instituto Internacional de Grafología Girolamo Moretti de Urbino, en Italia, está trabajando para que la escritura manual sea proclamada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Al igual que la caligrafía china, que lleva tiempo registrada como Patrimonio oral e inmaterial de la Humanidad.
Escribir con buena letra es una actividad lenta y todos necesitamos reducir un poco la velocidad de nuestros días. Además, las personas están descubriendo que la escritura manual es algo personal, que deja una marca de uno mismo y habla de nuestra personalidad. Es como si con tanto teclear, dictar, usar emojis o escritura predictiva comenzáramos a preguntarnos si no nos estamos perdiendo algo. Algo que no es solo romanticismo.
La vuelta a la escritura manual
Hay muchos ejemplos ilustres de este regreso a la escritura manual. James Ellroy escribe sus libros a mano, así como Quentin Tarantino y George Clooney sus guiones. Jackie Kennedy fue la primera dama con la letra más hermosa en la historia de la Casa Blanca. La esposa del presidente John Kennedy se encargaba de escribir a mano todas las tarjetas de felicitación navideñas, agradecimientos e invitaciones oficiales. También tiene este don Meghan Markle, esposa del príncipe Harry, quien reveló que de joven escribió invitaciones para bodas por encargo.
Los psicólogos entendieron hace tiempo que la escritura personal centrada en las emociones puede ayudar a reconocer y manejar los sentimientos. Desde la década de los ochenta, se emplea la ‘terapia de la escritura’ para lograr beneficios medibles para la salud física y mental. Y hay evidencias de que la escritura manual podría facilitar mejor esta forma de terapia que la digital.
La investigación ha demostrado, además, que la escritura manual aumenta enormemente la capacidad de usar el lenguaje. No se trata solo de trazar signos, sino del pensamiento que corresponde al signo que se dibuja. Al escribir en papel, el pensamiento se expresa de manera mucho más relajada y reflexiva que con otros medios. Además, el uso de la pluma tiene efectos positivos en las habilidades manuales en general. Un hecho respaldado por tradiciones milenarias como la caligrafía china o la amanuense de los monjes medievales.
Escribir a mano ayuda a desarrollar el cerebro
Los niños y los más jóvenes todavía tienen la oportunidad de escribir a mano mientras frecuentan la escuela. Y, según los expertos de la Universidad de Indiana, es bueno que los dispositivos electrónicos aún no hayan reemplazado por completo los medios y métodos de aprendizaje y enseñanza tradicionales. Porque la escritura manual fomenta la actividad cerebral, refina las habilidades motoras y puede contribuir sensiblemente al éxito educativo de los estudiantes.
Investigadores de la Universidad de Princeton y la Universidad de California aseguran que tomar notas a mano, luego más lentamente, acelera el aprendizaje. Si uno es rápido tecleando puede transcribir toda la clase sin problemas. De modo que el cerebro no tendrá que hacer ningún esfuerzo para volver a trabajar los apuntes. Por el contrario, tomar notas manualmente no permite transcribir cada palabra de lo que se está escuchando. Por lo tanto, el cerebro está obligado a razonar para seleccionar los conceptos más importantes, resumirlos y pensar en preguntas para aclarar el tema.
Además, los investigadores observaron que los niños son mucho más rápidos al escribir un tema cuando usan el lápiz que con un teclado y de esta manera también obtienen mejores notas. Un estudio interesante a este respecto es ‘Los efectos de la experiencia de la escritura a mano en el desarrollo funcional del cerebro en niños que no saben leer y escribir’, fue publicado en la revista científica ‘Trends in Neuroscience and Education’.
El vinculo con las emociones
Escribir a mano involucra muchos más circuitos cerebrales que hacerlo con un teclado. El cerebro recibe nuevos impulsos ya a partir del contacto y la presión del lápiz sobre el papel y de los primeros movimientos necesarios para comenzar a escribir. En particular, la escritura manual implica mecanismos relacionados con las emociones que no aparecen cuando presionamos una tecla.
El simple hecho de sostener un bolígrafo, mirarlo mientras fluye sobre una hoja de papel e imprimir nuestro pensamientos con tinta es un poderoso ansiolítico. Al igual que colorear los mandalas o dibujar, escribir también ayuda a relajar la mente y los músculos. Ya sea un diario, una lista de la compra o de los propósitos de Año Nuevo, lo que importa no es el contenido sino la forma. Además, cuando una persona escribe a mano, debe invertir más tiempo y energía. Y si las palabras no fueran tan fáciles de producir, tal vez las personas pensarían más antes de usarlas.
En Nobbot | Leer en tiempos del digitalismo
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