Las flores «oyen», pero que no cunda el pánico: no hablan

Andamos preocupados con los asistentes de voz que, poco a poco, empiezan a encontrar un lugar destacado en los hogares. ¿Nos estarán escuchando sin que lo sepamos?, nos preguntamos, inquietos, mientras buscamos en Google o Facebook la respuesta, dejando en esas plataformas nuestra huella digital. Sin embargo, ese geranio que cuelga de nuestro balcón, o ese tiesto de margaritas que nos regaló nuestro amor al día siguiente de llegar demasiado tarde y demasiado achispado a casa no nos intranquilizan. Pues bien, unos investigadores de la Universidad de Tel Aviv han descubierto que las flores “oyen”, haciendo que se disparen todas nuestras alarmas conspiranoicas. De momento no hablan, uf.

flores que oyen…pero no graban

Bueno, tampoco entremos en pánico que, por lo que explican estos científicos, la capacidad auditiva de las flores no es ni de lejos comparable con la de, por ejemplo, los micrófonos del comisario Villarejo. No podremos esperar de las plantas, por tanto, filtraciones ni titulares que hagan tambalearse los cimientos de nuestro hogar.

Dan escalofríos solo de pensar en la de ramos de flores que hubiera regalado el polémico funcionario si llega a haber conocido antes esta capacidad de las plantas. Aunque hubiera servido poco más que para mejorar el negocio de las floristerías ya que, como mucho, las flores llegan a detectar las sutiles vibraciones provocadas por el vuelo de los insectos polinizadores. No es esta una capacidad baladí en el mundo de las plantas, pues de la polinización depende su reproducción, pero es muy limitada en lo que tiene que ver con desestabilizar la paz de nuestra casa.

Para detectar esta capacidad “auditiva”, los investigadores efectuaron diversas pruebas, emitiendo grabaciones de los insectos polinizadores cerca de algunas plantas a las que acuden estos animales.

flor

un néctar más dulce

El equipo expuso a la onagra costera (Oenothera drummondii), a cinco tipos de sonido: silencio, el zumbido de una abeja a escasa distancia, y sonidos bajos, intermedios y agudos producidos por un ordenador. Luego midieron la cantidad de néctar que las flores produjeron antes y después de estar expuestas al sonido.

Los resultados fueron sorprendentes pues, si las grabaciones correspondían con el sonido de los insectos polinizadores, las plantas endulzaban su néctar en un 20%. Eso sí, si las grabaciones eran en frecuencias distintas o se bloqueaba la llegada del sonido a la flor, no endulzaban el néctar.

Flor y abeja

pétalos a modo de oídos

¿Pero cómo oyen los sonidos si no disponen de oídos? Aunque no está del todo claro, parece que son los pétalos los que actúan a modo de receptores de estas vibraciones. Eso sí, a pesar de cómo hemos empezado a escribir este texto, no está claro qué otro tipo de sonidos podrán “oir” las plantas, así que podemos seguir regando a nuestras silenciosas compañeras, más o menos tranquilos.

De hecho, sobre las capacidades sensitivas de las plantas se han escrito muchas cosas, más relacionadas con pseudociencias que con la ciencia, así que habrá que esperar a que nuevas investigaciones confirmen los resultados de este estudio. De momento, parece que ya ha recibido el respaldo de destacados expertos, tal como señalan en The Atlantic.

discos de mozart para producir mejores uvas

El sentido auditivo es quizá el que más se ha estudiado en las plantas, también con fines comerciales. Por ejemplo, tal como contamos en Nobbot, en el pueblo de Montalcino, en la Toscana italiana, existe una bodega que cuida sus viñedos con música de Mozart.

Lo que empezó como un experimento con el laboratorio internacional de neurobiología vegetal (LINV, por sus siglas en inglés) y el reconocido fabricante de altavoces Bose, ha generado una pequeña revolución agrícola. Con Mozart, las viñas crecían mejor, sus racimos maduraban antes y sus uvas eran más ricas en sabor y color.

Incluso se ha llegado a afirmar que las plantas tienen vida social. Así aparece, redactado con cautela,  en el artículo publicado en ‘Nature’ bajo el título ‘La discriminación por parentesco permite que las plantas modifiquen la inversión [energética] para atraer polinizadores’.

En nuestra vida social, la capacidad de escucha es importante -por lo menos lo era antes de la saturación de redes sociales y tertulias televisivas- así que habrá que estudiar cómo influye este sentido en el caso de nuestras amigas las plantas. ¿Debatirán sobre política? ¿Discutirán sobre los límites de la tierra en la que hunden sus raíces? Quién sabe. Tranquiliza que, a pesar de su capacidad para comunicarse, sean de pocas palabras.

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