Excepcional, intensa, crítica, tórrida o tropical. En España nos estamos quedando sin adjetivos para describir las olas de calor, fenómenos que son cada vez más frecuentes y que ya forman parte de nuestro vocabulario habitual.
Para entender su evolución y sus numerosas consecuencias, es importante conocer qué es y qué no una ola de calor. Y es que no siempre que suben las temperaturas en verano podemos atribuírselo a estos episodios.
Un fenómeno cuantificable
“Uno de los principales problemas al hablar de ‘olas de calor’ es que no existe una definición única y precisa del término”, explican desde la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). “Esa imprecisión da lugar a interpretaciones subjetivas de lo que son, observándose en muchas ocasiones una tendencia a exagerar sobre el tema”.
Para poner orden entre los datos, cada país o región determina los umbrales que marcan estos episodios de temperaturas extremas. De acuerdo con la AEMET, para hablar de ola de calor en España tienen que darse ciertas características que tienen que ver con su intensidad, su extensión y su duración:
- Intensidad: las temperaturas deben ser al menos un 5 % más altas de lo habitual en la misma época del año. Se toman como referencia las temperaturas máximas diarias registradas en los meses de julio y agosto del periodo entre 1971 y 2000.
- Extensión: estas temperaturas por encima de lo común deben registrarse, al menos, en el 10 % de las estaciones meteorológicas. En la actualidad, la AEMET tiene en cuenta 137 estaciones ubicadas por todo el territorio peninsular e insular español. Todas ellas tienen registros que se remontan a 1971, para que sea posible realizar comparativas entre las temperaturas actuales y las del periodo de referencia.
- Duración: para hablar de ola de calor, las altas temperaturas deben mantenerse durante, al menos, tres días consecutivos. Cuando dos episodios de este tipo están separados por un solo día, pasan a considerarse una única ola.
Estos tres baremos sirven para diferenciar entre los periodos en los que las temperaturas se disparan y aquellos en los que hace mucho calor, sin más, algo ordinario en bastantes localidades de España durante los meses de verano.
Medio siglo de registros
El 13 de julio de 1975 comenzó la primera ola de calor que la AEMET registró de forma oficial en España. Duró cuatro días, afectó a 14 provincias y llegó a alcanzar una temperatura máxima de 40,4 °C. Desde entonces, la agencia estatal de meteorología ha llevado un registro de todos los episodios extremos vividos en España.
Las conclusiones que pueden sacarse de sus archivos son claras: el número de olas de calor se ha duplicado en los últimos años. Entre los años ochenta y los 2000 se registraron entre 10 y 12 por década. Entre el 2010 y el 2020, se contabilizaron 24.
Hasta el momento, y a falta de un análisis más exhaustivo de las vividas en 2022, la ola de calor más intensa registrada en España en cuanto a extensión y temperaturas alcanzadas tuvo lugar entre el 11 y el 16 de agosto de 2021. Durante aquellos días, la anomalía en las temperaturas alcanzó los 4 °C.
La más extensa, sin embargo, se dio en 2012 y llegó a afectar a 40 provincias. La más larga contabilizada hasta el momento se dio en 2015, cuando se sucedieron 26 días de ola de calor. Dos años más tarde, en 2017, se dio el verano con episodios de este tipo en España. Fueron cinco y en total sumaron 25 días de temperaturas por encima de las medias.
Hasta 50 días con ola de calor
Detrás de esta tendencia está el cambio climático, provocado en gran parte por la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera. El dióxido de carbono, el metano o el óxido nitroso, entre otros, favorecen que la atmósfera se caliente y aumenten las probabilidades de vivir olas de calor.
Lo cierto es que, debido a la cantidad de emisiones de origen antropogénico, las temperaturas seguirán subiendo y, con ellas, las olas de calor serán cada vez más intensas y frecuentes. De acuerdo con los autores del estudio ‘Heathwave intensity on the Iberian Peninsula: Future climate projections’, en 2050 habrá un mínimo de 41 días de ola de calor al año. En el peor de los escenarios, se contabilizarán hasta 50. Es decir, el doble de los vividos en 2017.
El aumento de las olas de calor no es un fenómeno que se quede en España. Los récords de temperatura batidos hace poco en otros países, como Estados Unidos, Reino Unido y la India, son buena prueba de ello. Sin embargo, de acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM), las temperaturas van a aumentar más rápido en el continente europeo que en otras muchas regiones del mundo. Sobre todo, en la zona del Mediterráneo.
«Las olas de calor se están haciendo más comunes a causa del cambio climático», señaló Petteri Taalas, secretario general de la OMM. “Hemos ‘dopado’ la atmósfera con gases de efecto invernadero, por lo que el calentamiento y otras tendencias continuarán al menos hasta 2060, independientemente de que se consiga o no mitigar el cambio climático».
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