Al analizar los sorprendentes principios de la Física cuántica, Einstein se burlaba del concepto de que las partículas separadas pudiesen estar tan “entrelazadas”, esto es: que al medir una partícula, la otra se viera influida al instante, con independencia de la distancia que las separase. El científico afirmó que la teoría cuántica necesitaba una “acción fantasmagórica a distancia”, y se negó a aceptar la idea de que el universo pudiese comportarse de una manera tan extraña y aparentemente aleatoria. Desde los años 70, múltiples experimentos han confirmado esa teoría y, tal como explicamos en nobbot, China ha lanzado en fechas recientes QUESS, el primer satélite de telecomunicación cuántica del mundo, que desde el espacio investigará tecnologías superseguras “a prueba de ataques cibernéticos”.
Durante su misión de dos años, los experimentos de la nave permitirán investigar cómo establecer comunicaciones cuánticas “a prueba de ataques cibernéticos” mediante la transmisión de claves indescifrables desde la nave hasta la Tierra.
Otro de sus objetivos es proporcionar nuevos datos, desde un escenario privilegiado como es el espacio, de los extraños fenómenos asociados al mundo cuántico, como la superposición, el entrelazamiento, la teleportación y la llamada ‘acción fantasmagórica a distancia’ que ejercen unas partículas sobre otras aunque estén muy alejadas (y en la que Einstein no creía).
ruido blanco
Pues bien, desde su más que estimable sección dedicada a la ciencia, el diario ABC nos aporta nuevas claves para entender este fenómeno. Juan José García Ripoll, investigador del Instituto de Física Fundamental (IFF-CSIC), en Madrid, explica que «la base de este sistema de comunicación es similar al que usaban algunos jefes de Estado durante la Segunda Guerra Mundial. Grababan sus mensajes hablados y los mezclaban con una fuente de ruido blanco, de modo que solo aquel que recibiera los datos de ese ruido, podía eliminar esta distorsión del mensaje y escuchar las palabras con claridad. Para aquel que interceptara el mensaje y no tuviera la clave, la emisión no sería más que ruido sin sentido».
«El problema es que estos sistemas de fibra óptica solo funcionan a distancias de decenas de kilómetros. Pero con el satélite, se podría aumentar esta distancia», concluye.
gran capacidad de computación
Por su parte Germán Sierra Rodero, profesor de investigación en el Instituto de Física Teórica UAM-CSIC, señala al periódico que «la teleportación será uno de los protocolos que formarán parte de un ordenador cuántico y que permitirán llevar la información de un lado a otro».
La gran ventaja de estos ordenadores cuánticos, tal como ha explicado Bussières, es que tienen una gran capacidad de computación con grandes números, lo que sirve para simular reacciones químicas complejas, optimizar procesos industriales o sintetizar mejores medicamentos.
Si, como a nosotros, os resulta apasionante este asunto, os recomendamos leer el artículo completo escrito por Gonzalo López Sánchez. Para profundizar algo más en la Física Cuántica, os recomendamos de nuevo el libro El Zoo Cuántico.