El popular método de relajación mindfulness o, en general, la meditación no aportan mayores beneficios a los individuos que actividades para más mundanas y que resultan más baratas –no hay que apuntarse a cursos o comprar libros de autoayuda-, como ver en la televisión un documental de animales, según un estudio publicado en la revista Nature. En él se afirma que tampoco existen evidencias científicas para afirmar que la meditación tenga los beneficios sociales que habitualmente se le atribuyen. Los practicantes habituales de esto de “poner la mente en blanco” ven cómo la ciencia pone en peligro su bien ganada paz espiritual. Quizás las rocambolescas vivencia de Belén Esteban les aporten beneficios similares que las enseñanzas de su gurú zen de cabecera.
el mindfulness y la cultura popular
El neurólogo Steven Novella en su blog NeuroLogica, en un texto recogido por Microsiervos señala que “los medios de comunicación y el marketing hacen que haya cierta tendencia hacia las nuevas ideas mucho antes de que su eficacia haya sido demostrada adecuadamente. Y cuando ya están enraizadas en la cultura popular son difíciles de erradicar. El público termina creyendo muchas cosas que simplemente no son ciertas”.
“Cuando al cabo del tiempo los escépticos y los científicos señalan que no se había investigado adecuadamente cierto fenómeno –quizá veinte años después– se arguye que la gente lo lleva practicando mucho tiempo sin que nadie se preocupara por su validez científica. Por poner un ejemplo: todo el mundo cree que «los antioxidantes son estupendos para la salud, aunque la ciencia haya demostrado que no tienen ningún beneficio”, añade.
beneficios sociales de la meditación
En cuanto a los beneficios sociales que aportan el mindfulness u otras técnicas de meditación, los científicos revisaron una veintena de estudios anteriores y observaron que la mayoría estaban sesgados y tenían errores de metodología.
Según señala a la Agencia SINC, Miguel Farias, investigador del Centro para los Avances en Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Coventry, “no hay evidencias para afirmar que la meditación tenga efectos positivos en la reducción de agresividad y los prejuicios o en el aumento de la empatía y la compasión”.
En el caso de los estudios sobre la compasión, los investigadores observaron que los efectos positivos que se atribuían a la meditación habían sido fruto de errores en la metodología. Por ejemplo, “el profesor en las sesiones de meditación analizadas era coautor del estudio”, señala Farias.
“Nuestros hallazgos desmontan las afirmaciones populares hechas por meditadores y algunos psicólogos. No se trata de invalidar el valor moral del budismo u otras religiones, pero para comprender mejor el verdadero impacto de la meditación sobre los sentimientos y el comportamiento de las personas, primero debemos abordar las debilidades metodológicas de los estudios, comenzando con las altas expectativas que se habían atribuido a la meditación”, concluye.
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