Pablo Soto: «Una ciudad inteligente es la que desata la inteligencia colectiva»

“Sin la tecnología, Madrid habría tardado décadas en conseguir la democracia directa”. Lo dice, con conocimiento de causa, Pablo Soto. Programador y desarrollador de software, es concejal de Ahora Madrid en el área de Participación Ciudadana, Transparencia y Gobierno Abierto.

Antes de llegar al gobierno municipal, pasó por la indignación del 15-M. Y antes aún, se vio en el trance de luchar contra las grandes discográficas, que le demandaron por competencia desleal. Su ‘delito’: ser el pionero en España de la creación de programas P2P para compartir archivos. Ganó esa batalla pero sigue guerreando, ahora desde su concejalía en la Plaza de Cibeles.

– El objetivo de su partido es darle la vuelta a la manera de gobernar Madrid, con más participación ciudadana y democracia directa. ¿En qué medida se valen de las nuevas tecnologías para lograrlo?

El proceso de profundización y avances en innovaciones democráticas que se vive ahora en Madrid, en España, y también a nivel mundial, ha sido absolutamente gracias a la tecnología. Sin ella, sería impensable lo que se ha logrado en Madrid en estos últimos tres años en lo que a participación ciudadana se refiere.

«Madrid es única en cuanto a datos de tráfico»

– ¿Qué tipo de uso hacen de big data en el Ayuntamiento?

No lo usamos en los términos en los que la industria entiende el big data, que tiene que ver con una visión concreta de un mercado. Es cierto que hacemos uso intensivo de datos, pero tienen que ver más con procesos de toma de decisiones por parte de la ciudadanía.

– ¿Y para estudiar, por ejemplo, el tráfico rodado, cómo los aplican?

Tenemos conjuntos de datos en tiempo real de la medición de los coches que pasan por cada sitio y a la velocidad a la que lo hacen. Madrid es una ciudad única en el mundo por los datos que publica sobre tráfico. Nuestra política ha consistido en convertirlos en datos abiertos, lo que permite que esa gran cantidad de información que tiene el Ayuntamiento esté disponible para periodistas, para estudios académicos o para empresas.

Macrodatos: «el sueño húmedo de la stasi»

– ¿Sirve también el big data para orientar políticas? 

Soy reticente a utilizar el concepto big data en el sentido en que lo puede hacer una empresa privada. El análisis de grandes cantidades de información puede ser un instrumento maravilloso que ayude a construir mejores sociedades o puede ser también el sueño húmedo de la Stasi. Partiendo de esa base, hay que tener en cuenta que una de las obligaciones que tienen los gobiernos es que los procesos de toma de decisiones estén basados en evidencias. Si no se tienen datos, al final las decisiones están basadas en la intuición, o en una visión parcial de la realidad. Cuanta más visión global te den los datos, mejores decisiones podrás tomar.

– ¿Qué avances hay en inteligencia artificial que se estén aplicando o se vayan a aplicar en Madrid?

Hay muchas implicaciones éticas en este asunto. Y tienen que ver con la transparencia. Si se construye un algoritmo de inteligencia artificial para detectar dónde hay que construir la próxima escuela infantil en una ciudad, de alguna manera, quien está describiendo ese algoritmo está decidiendo algo que deberíamos decidir entre todos. La inteligencia artificial no es neutral en muchos aspectos.

«HAcen falta algoritmos inteligentes y transparentes»

– ¿Cómo cree que debería aplicarse la IA?

Por seguir con el ejemplo de la escuela infantil: hay factores como la discapacidad, el ser familia monoparental, o tener renta baja que ya de por sí suponen una cierta complejidad. Y si a eso le añades la IA para que un algoritmo tome la decisión, la gente se va a enfrentar a una caja negra que no todo el mundo va a entender. El reto es conseguir que los algoritmos sean inteligentes, pero que sean transparentes. En Nueva York se está avanzando en crear instrumentos legales que impidan que se generen cajas negras de toma de decisiones en la Administración.

– ¿Qué le falta a Madrid para ser una ciudad inteligente?

En la naturaleza de toda ciudad inteligente está el reinventar su papel y su relación con las tecnologías. Los términos smart cities y ciudades inteligentes son un poco un hype. Se ha generado un gran negocio en torno a eso, porque ninguna ciudad querría no ser inteligente. El problema es que esos modelos de ciudad inteligente se han basado solo en generar muchos sensores, mucha medición de información. Y no vale con eso.

«hay que ampliar el número de neuronas»

– ¿Qué modelo proponen?

Otro punto de vista: una ciudad verdaderamente inteligente implica que lo que se desata es la inteligencia colectiva. No se trata de que el mismo número de neuronas, con más información, tome mejores decisiones. Lo importante es ampliar el número de neuronas que maneje esa información, y eso se consigue con la participación ciudadana. Construyendo mecanismos para que el diagnóstico de cuáles son los problemas y las propuestas de las soluciones no corresponda solo a 57 concejales sino a miles o millones de personas.

– Los presupuestos participativos son necesarios. ¿Pero son realmente eficaces o solo participa una parte proporcionalmente muy pequeña de la población?

Son absolutamente eficaces. No hay más que echar un vistazo a los resultados a nivel mundial de los procesos participativos. En el caso de Madrid llevamos tres ediciones, en las que se ha decidido el destino de más de 260 millones de euros en más de 500 proyectos. Y nadie ha sido capaz de señalar un solo proyecto que sea rechazable o se considere una mala decisión.

«Los procesos participativos generan un 7% menos deuda»

– ¿Pueden llegar a salir caros?

No son procesos gratuitos, desde luego, y tienen un coste y un efecto en la generación de gasto público, pero hay infinidad de estudios que determinan cuál es el resultado a nivel económico de poner en marcha estos procesos: un 7% menos de deuda. Y se sabe cuáles son los mecanismos que hacen que esto sea así. Por ejemplo: está comprobado que los políticos, según se acercan las elecciones, son más proclives a gastar mucho más. Y cuantas más posibilidades tiene el partido en el gobierno de perder las elecciones, más deuda genera. Sin embargo, a los ciudadanos no les pasa eso, no tienen necesidad de ganar elecciones, y el gasto es mucho más racional.

– ¿En cifras, el portal Decide Madrid está dando los resultados esperados o cabría buscar un mayor compromiso ciudadano?

Si me hubieran dicho hace tres años que Madrid iba a ser una referencia internacional de participación ciudadana, que íbamos a tener el portal de participación ciudadana con más personas registradas del mundo, no me lo habría creído. Hay más de 400.000 madrileños registrados. Y todos han participado de alguna manera. Hay una minoría que participa prácticamente en todo, unos 40.000, mientras que el resto participa en lo que le interesa. Eso también ocurre en Suiza. Hay un pequeño porcentaje que participa en todas las consultas, mientras que la mayoría solo lo hace en cosas que les interesa.

«el software libre aporta transparencia»

– Decide Madrid funciona como un software libre. ¿Qué ventajas aporta?

En vez de sentarse en el paradigma de que todos los derechos están reservados y que el software es propiedad del Ayuntamiento de Madrid y nadie puede hacer un uso no autorizado de él, hacemos justo lo contrario. Es decir, este software lo puedes usar libremente. Y lo único que pedimos es que todas las modificaciones que le hagas, las ofrezcas para que toda la comunidad se pueda beneficiar de lo que le aportes. En el caso de Decide Madrid estaba muy claro: por transparencia sobre todo. Si va a contener algoritmos que hacen el escrutinio de una votación de presupuestos participativos, la gente tiene derecho a ver cómo se está produciendo ese escrutinio. Por cierto, el portal ha recibido el Premio de la ONU al mejor Servicio Público de 2018.

– ¿Qué retos tecnológicos plantea el Madrid del futuro?

Es difícil saber cuál va a ser la receta del futuro. Pero lo que sí se sabe es que el uso de las tecnologías para generar mayor bienestar tiene que estar en el centro. Madrid es uno de los lugares del mundo donde está más digitalizada la ciudadanía. La penetración de internet es prácticamente total y la brecha digital es casi inexistente. Lo vemos en Decide Madrid: de los 2,7 millones de personas que tienen edad para participar en este portal –mayores de 16 años-, más de 400.000 están participando en solo tres años y el número sigue creciendo.

«APOSTAMOS POR LOS CENTROS DE INNOVACIÓN»

¿Cómo se puede orientar el desarrollo urbanístico basándose en la tecnología?

Potenciando más centros de innovación. Uno de los mejores ejemplos es Medialab-Prado, un centro de investigación digital y cultural con varios premios internacionales y que es el punto fuerte de la candidatura de Madrid como Capital Europea de la Innovación. También destaca La N@ve (la antigua fábrica Boetticher), en un barrio como Villaverde, donde se está creando un tejido de startups hipertecnológicas. Ahí hay un potencial que aún no se ha desarrollado del todo.

– ¿Habría que tender a una mayor normativa en lo que a edificios inteligentes se refiere?

Más que sobre la inteligencia habría que incidir en cuestiones como la sostenibilidad. Que tiene mucho que ver con un uso eficiente e inteligente de los recursos energéticos.

– ¿No cree que el proceso hacia una mayor transparencia en el Ayuntamiento puede suponer un aumento de la burocracia administrativa?

Intuitivamente eso es lo que uno piensa que va a ocurrir, pero pasa lo contrario. Las políticas de transparencia ayudan a tomar mejores decisiones. Cuando una Administración abre sus datos y publica información para todos los vecinos, un primer reutilizador de esta información es la propia Administración, con el ahorro burocrático que eso supone. Hoy día, miles de funcionarios del Ayuntamiento utilizan las herramientas de transparencia para encontrar información sobre la propia institución, y eso ayuda a tomar mejores decisiones.

«el boe lo escriben los malos»

En 2001, Pablo Soto creó la aplicación P2P Blubster, y en los años siguientes varios sistemas más de intercambio de archivos. En 2008 fue demandado por las principales discográficas del mundo. Le pedían 13 millones de euros por competencia desleal. En 2011 se desestimó la demanda. El auto determinaba que no se puede culpar al creador de una tecnología del uso que se haga de ella.

– ¿Qué conclusiones saca de su guerra con las discográficas?

Lo pasé muy mal. Fue una batalla de muchos años contra un enemigo muy grande y con muchísima capacidad de atravesarte la vida. Pero el mayor aprendizaje vino más tarde. Yo había ganado todos los juicios. La sentencia decía algo así como que no solo era ilícito, sino que era bueno para la sociedad lo que había hecho. Y con todo eso, seis meses después cambiaron la ley.

– ¿Para sortear la sentencia?

Supimos, a través de los cables diplomáticos de WikiLeaks, que esos cambios legislativos se habían producido a raíz de reuniones en la Embajada de Estados Unidos entre la industria discográfica, los mismos que me demandaron y el Ministerio de Cultura. Esa ley convirtió en ilegal lo que hasta ese momento los jueces habían sentenciado que no solo era legal sino que era positivo. También se puede sacar otra conclusión: entendí que el BOE lo escriben los malos. Y eso es lo que hay que resolver, y lo que me ha impulsado a dedicarme de lleno a la política.

«se deberían REPENSAR LOS DERECHOS DE AUTOR»

– Hay cientos de aplicaciones para bajarse ilegalmente libros, música y cine: ¿qué solución ve para combatir la piratería?

Ando alejado de estas reflexiones. Ahora soy miembro de un gobierno y con otro tipo de competencias. Aun así, y tomándolo como una opinión personal, no tengo problema en contar que la visión restrictiva de los derechos de autor no es eficaz en el impulso y defensa de la cultura, Pero no solo eso, sino que termina colisionando con derechos fundamentales como la libertad de expresión o el secreto de las comunicaciones. Habría que repensar el modelo desde cero.

– Vivió en primera persona el problema de los límites de la libertad de expresión. Entre 2012 y 2013 escribió tuits -en los que pedía la cabeza de Gallardón, o animaba a quemar bancos-, por los que tuvo que pedir perdón. ¿Las redes sacan lo peor de nosotros?

Es importante entender que yo soy una personal normal. Y la gente normal se cabrea cuando ve las noticias y sale uno que se ha llevado un millón por escuela infantil, u otro cuyo suegro tenía en un altillo no sé cuántos millones. Ante esas cosas pasas por un proceso de indignación, como le ocurre a la inmensa mayoría social de este país. No en vano, a este movimiento transversal se le conoce internacionalmente como los indignados. Algunos hemos decidido, tras ese proceso de indignación, tratar de cambiar las cosas presentándonos a las elecciones y llegando a los gobiernos. Estoy en otro momento. No de indignación, sino de mejorar la situación, pero entiendo a los indignados.

«MADRID ES MUY ACCESIBLE PARA DISCAPACITADOS»

– ¿Cómo vive un concejal discapacitado el problema de las barreras arquitectónicas en Madrid?

Madrid es una de las ciudades del mundo mejor preparadas para las personas con discapacidad y con silla de ruedas. Lo noto mucho cuando viajo a otras ciudades europeas. El mayor problema, en Madrid, es la red de metro, que no está preparada. Pero sí todos los autobuses de la EMT, y una flota de taxis accesibles, sin contar con que la practica totalidad del territorio urbano tiene aceras rebajadas. En Madrid, históricamente, ha habido una sociedad civil organizada, con plataformas como Cermi, y un montón de asociaciones más, que han empujado muy fuerte a los distintos gobiernos. Y continúa la presión, lo cual es muy bueno, porque hace que los gobiernos no se relajen.

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Imágenes Clara Larrey

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