¿Alguna vez has sentido una agradable sensación de relajación después de escuchar un sonido particular? ¿Una especie de hormigueo que comienza debajo de la nuca y se extiende por la espalda? Si la respuesta es sí, probablemente experimentaste un ASMR. Una autonomous sensory meridian (ASMR o respuesta sensorial meridiana autónoma). Una sensación que en los últimos años se ha vuelto tan anhelada casi como el legendario punto G.
Es suficiente con hacer una rápida búsqueda en YouTube o Instagram para encontrarse con millones de resultados bajo el hashtag #ASMR. Son vídeos en los que aparecen personas cortando pastillas de jabón durante un cuarto de hora. Pero no solo eso. También hay quienes se dedican a doblar con calma una servilleta, susurrar a un micrófono, aplastar helados, perforar la nieve o estrujar un globo.
Existen más de 12 millones de vídeos de este tipo en YouTube y una gran cantidad de canales dedicados a desencadenar esta experiencia sensorial. Para algunos se ha convertido en una profesión. En Instagram, la página asmr.crackle tiene más de 160.000 seguidores. Su creadora, Nazish, de 26 años, le contó al diario inglés ‘The Guardian’ que empezó «como una forma personal de terapia artística para aliviar mi propia ansiedad e insomnio”.
En estos vídeos tampoco falta una especie de juego de rol. De hecho, algunos creadores recrean situaciones en las que el autor del contenido desempeña el papel de maquillador, peluquero, masajista o cualquier otra figura profesional relacionada con la relajación y el bienestar.
¿Qué es el ASMR?
El ASMR es el escalofrío o hormigueo que algunos perciben en el cuero cabelludo como respuesta a estímulos visuales y auditivos. No todo el mundo es sensible al fenómeno. Tan placentero es que algunos se atreven a llamarlo «orgasmo en la cabeza», «orgasmo cerebral» u «hormigueo en el cerebro».
Los aficionados al ASMR afirman experimentar una sensación de hormigueo que viaja desde la cabeza hacia el resto del cuerpo. Esto les procura un estado de relajación que roza casi el trance. Varios utilizan estas grabaciones para conciliar el sueño y, en muchos casos, lo hacen incluso mientras trabajan. Hay quienes escuchan a Bob Marley o Johann Sebastian Bach, y quienes prefieren oír pelar jabón.
Los investigadores datan los primeros indicios del ASMR en 1925, en concreto en el libro ‘La señora Dalloway’, de Virginia Woolf. En el texto se habla de un aya que susurraba al oído de uno de los personajes «de manera melodiosa, profunda como un acorde de órgano, pero con un acento gutural como una cigarra, que delicadamente le hacía cosquillas en la columna, enviando hasta el cerebro ondas sonoras que chocaban entre sí”.
Oficialmente, la historia del ASMR comienza el 19 de octubre de 2007. Entonces, un joven de 21 años con el alias ‘okaywhatever’ escribió en el foro Steady Health. El título del post era ‘Weird sensation feels good y describía una sensación particular que había experimentado, de vez en cuando, desde que era un niño. El usuario pedía ayuda para comprender qué era. Sin saberlo, acababa de descubrir un fenómeno nunca antes descrito por la ciencia.
Muchos empezaron a contar experiencias sensoriales similares provocadas por los estímulos más variados. El acrónimo oficial de ASMR fue acuñado en 2010, reemplazando al tal vez demasiado explícito ‘orgasmo cerebral’.
¿Qué dice la ciencia?
En 2014, dos investigadores de la Universidad de Swansea (Gales) realizaron el primer censo de la comunidad ASMR. Más de 400 personas de un foro respondieron sus preguntas, esbozando una imagen bastante clara del fenómeno. La gran mayoría de los participantes describieron el ASMR como un hormigueo que comienza en la piel de la nuca y luego se extiende a lo largo de la columna vertebral y los hombros.
Además, a partir de las respuestas se dedujo que al menos cuatro tipos de estímulos sensoriales pueden desencadenar un ASMR. Y no se trata solo de sonidos. Puede ser una voz que susurra, atraer la atención de alguien, observar movimientos lentos y relajantes y escuchar sonidos crujientes y secos.
En el mismo año, la italiana Giulia Poerio, del departamento de psicología de la Universidad de Sheffield (Inglaterra), realizó una encuesta durante una conferencia de neurociencia. El resultado fue que, entre los 91 participantes, más de 50 habían experimentado un episodio de ASMR en su vida. Solo 15 dijeron que nunca lo habían probado y 23 no estaban seguros. Aparentemente, el fenómeno está muy extendido. Simplemente carecía de un perímetro científico y léxico para describirlo.
Poerio ha descrito al semanal ‘Newsweek’ las sensaciones más recurrentes en aquellos que experimentan un ASMR. «Nuestros estudios han demostrado con cierta claridad que el ASMR es una experiencia relajante y calmante, lo que aumenta el sentimiento de conexión social”. Además, «hemos demostrado que estos vídeos producen una reacción importante en el ritmo cardíaco, ralentizándolo. Por lo que ahora tenemos una prueba objetiva de que es una experiencia relajante”.
Demasiado sensual para algunos
Por ahora, no sabemos mucho más. Es una experiencia agradable, similar a lo que se percibe al recibir un masaje relajante. Pero, a diferencia de este, la activan principalmente estímulos visuales y auditivos, que, sin embargo, producen una sensación táctil (el hormigueo inicial). Una especie de sinestesia muy placentera.
La neurociencia aún no ha analizado el cerebro en actividad durante un episodio de ASMR. Lo cierto es que no todos pueden experimentarlo. De una manera similar a la piel de gallina. Todos la conocen por el frío, pero solo algunos la pueden experimentar escuchando música. Algunas investigaciones sugieren que la diferencia estaría vinculada a una mayor conectividad de la materia blanca que enlaza las regiones auditivas con las emocionales del cerebro.
Esta especie de síndrome de Stendhal podría usarse como complemento de algunas técnicas de relajación más establecidas. Pero la moda del orgasmo cerebral va más allá, tanto que YouTube ha comenzado a filtrar los contenidos ASMR considerados demasiado «sexuales».
China directamente ha prohibido el género al clasificarlo como pornográfico. Según sus seguidores, el ASMR no tiene nada que ver con los fetichismos sexuales. Sin embargo, no se puede negar que los vídeos de chicas jóvenes lamiendo micrófonos pueden ser un tanto confusos. Y tú, ¿eres capaz de sentir ASMR?
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