Durante siglos, los chimpancés no usaron herramientas. Los cuervos no eran capaces de abrir una cerradura, ni los elefantes tenían sentimientos. O, al menos, si lo hacían, nosotros no lo habíamos visto.
Hoy sabemos que la mayoría de los animales muestran comportamientos que durante mucho tiempo habíamos considerado solo humanos. Son inteligentes, capaces de resolver problemas, muestran empatía, reconocen a sus familias y a los miembros de su manada, colaboran en el aprendizaje de sus descendientes, se ríen y sufren. Si uno lo piensa un poco, tiene sentido. ¿Cómo iban a haber sobrevivido todo este tiempo sin hacerlo, confiando de forma exclusiva en instintos automáticos?
¿Por qué no nos habíamos dado cuenta? En parte, porque hasta hace poco nos considerábamos tan especiales que la posibilidad de la inteligencia y las emociones animales ni siquiera se nos pasaban por la cabeza. También es cierto que la mayoría de estos rasgos no son fáciles de observar. De hecho, a día de hoy, sigue siendo complicado. Allí donde un científico se pone a estudiar el comportamiento animal, encuentra algo nuevo. Incluso en YouTube.
Hasta ahora, había muy pocas evidencias científicas directas del comportamiento de los elefantes asiáticos tras la muerte de un individuo cercano, como un hijo o un miembro de la manada. Un grupo de investigadores ha analizado de manera masiva vídeos de YouTube en los que salen estos animales y ha encontrado nuevos patrones en su comportamiento. Han concluido que muestran, sin lugar a dudas, señales complejas de duelo.
Tanatología comparativa en YouTube
Las reacciones ante la muerte siempre han sido un campo de estudio que ha suscitado interés. Los enterramientos humanos, por ejemplo, se consideran un elemento clave en la evolución de la inteligencia de nuestros ancestros. De nuestra comprensión de la muerte y capacidad de abstracción. Los hallazgos en la Sima de los Huesos, en Atapuerca (Burgos), son considerados como los primeros enterramientos humanos de la historia. Aunque no todos los arqueólogos están de acuerdo. Los llevó a cabo la especie Homo heildelbergensis hace alrededor de medio millón de años.
Otro estudio más reciente efectuado también por investigadores del Consorcio del Centro Nacional de Investigación de La Evolución Humana (CNIEH) de Burgos ha confirmado que el primer enterramiento humano del que se tiene constancia en África tuvo lugar hace unos 80 000 años. Nuestros parientes más cercanos, los chimpancés, no entierran a sus muertos, pero sí muestran comportamientos claros de duelo. De hecho, varias especies de mamíferos lo hacen.
Todos estos trabajos forman parte de un campo de investigación en crecimiento llamado tanatología comparativa. Este se centra en el estudio científico de la muerte y las reacciones ante ella. Ante la falta de pruebas concluyentes que les permitiesen analizar esto en los elefantes asiáticos, un equipo de biólogos del Indian Institute of Science’s Centre for Ecological Sciences (India) tiró de YouTube. Allí encontraron mucho más material del que ellos podrían recabar con sus propios medios.
El duelo de los elefantes
El equipo del centro de investigación indio llevaba más de cuatro años trabajando sobre el terreno. Algunos de los biólogos habían presenciado en directo comportamientos de duelo entre los elefantes. Aunque no habían logrado reunir datos suficientes para respaldar sus hallazgos. Así, mediante técnicas de crowdsourcing, revisaron el material disponible en YouTube y seleccionaron 39 vídeos. En ellos lograron identificar 24 casos de estudio tanatológico. Los resultados han sido publicados en ‘The Royal Society Open Science’.
La mayoría de los vídeos analizados correspondían a animales en estado salvaje, aunque también se identificaron comportamientos similares en elefantes en cautividad. De entre los rasgos de duelo detectados, uno de los más habituales fue la reacción de una madre tras la muerte de una cría. En este caso, la hembra suele arrastrar el cadáver durante días (en muchos casos ya en claro estado de descomposición). Además, no lo hace sola, sino que otros miembros cercanos de la manada la acompañan.
Por otro lado, el análisis de los vídeos reveló multitud de gestos físicos en reacción a la muerte de un miembro de la manada. Posición de alerta, exploración e interés por los individuos cercanos a la muerte, contacto físico con la trompa y los colmillos, así como empujones ligeros (lo que podría indicar intentos de reanimar al animal moribundo), y reacciones sonoras, generadas tanto con la boca y la trompa como con otras partes del cuerpo.
Todas estas son reacciones que eran ya conocidas. No obstante, el análisis de los vídeos de YouTube también permitió describir comportamientos de los que no existía constancia en elefantes. Por ejemplo, respuestas sociales (contacto físico entre los miembros de la manada sanos o comportamientos que parecen buscar tranquilizarse y animarse), permanecer en el lugar donde ha tenido lugar el fallecimiento incluso después de que el cadáver haya desaparecido, recibir visitas de otras manadas y mantenerse cerca del cadáver de un progenitor (en el caso de las crías).
Los elefantes, como muchos primates y algunas especies de cetáceos, no son indiferentes a la muerte de sus compañeros de manada o de sus familiares. Reaccionan con múltiples comportamientos de duelo. De ahí a poder afirmar que sientan emociones similares a las de los humanos, hay todavía mucho que recorrer. Al fin y al cabo, ninguno de ellos puede hablar para contarnos cómo se siente (que se sepa).
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Imágenes | Unsplash/paweldotio, Marc Bombenon, The Royal Society Open Science