Existen unos 3000 emojis Unicode oficiales. Son atajos y herramientas rápidas y efectivas que ya pertenecen a nuestros hábitos de comunicación. También se pueden aprovechar para cerrar brechas lingüísticas y culturales.
Estas pequeñas imágenes se utilizan para transmitir una implicación emocional que sería muy complicada de relatar por escrito.
Sin embargo, justo este componente sensible hace que los emojis sean perfectos para la difusión de la desinformación. Es decir, la distribución intencionada de información inexacta o falsa. A menudo, realizada con fines comerciales, ideológicos o políticos. El elemento emocional e impulsivo, de hecho, es clave en la difusión de cualquier noticia o información.
Lo cierto es que aún sabemos muy poco sobre el papel de los elementos no textuales y audiovisuales en la viralización de noticias falsas o manipuladas. Aun así, todo apunta a que los emojis juegan un papel importante. No debería sorprender, ya que todos sabemos que los elementos gráficos influyen en el éxito de un mensaje. Lo demuestra un cierto uso de la puntuación para acentuar los tonos sensacionalistas de un artículo.
Experimentos con desinformación
Un equipo dirigido por Laura Brandimarte, de la Universidad de Arizona (Estados Unidos) ha llevado a cabo varios experimentos en este sentido. Entre otros, su objetivo era comprender si los emojis influyen en la circulación de la información y de qué manera. En el primer ensayo, el equipo analizó los datos relativos a unos tuits clasificados por contener información errónea. En el segundo, los tuits considerados contenían información tanto legítima como falsa.
El análisis se centraba en una lista de 3615 mensajes identificados por la plataforma de fact-checking Snopes. Los investigadores extrajeron las características principales de los tuits: el texto (con emojis, si los hubiera) y la cantidad de interacciones que habían recibido. Después dividieron los tuits en dos grupos: con y sin emojis. Estos últimos representaban el 91,5 % del total.
De entrada, el equipo notó que los tuits con al menos un emoji lograban una difusión más amplia que los que no lo tenían. En concreto, un 128 % más de retuits y un 142 % más de ‘me gusta’. Además, de los tuits que presentaban al menos un emoji, casi la mitad (49 %) contenía información errónea, un tercio (33 %) información verdadera y el 18 % restante una combinación de ambas. Los emojis más comunes en los tuits de desinformación eran los de risas (?), aplausos (?) y banderas.
Según este primer experimento, podría pensarse que hay una mayor probabilidad de que un tuit con un emoji contenga información errónea en lugar de verdadera. Sin embargo, esta es solo una correlación. Para entender si un emoji hace que un tuit se vuelva más viral, los investigadores realizaron otra prueba.
El poder de los emojis
A través de una plataforma online de reclutamiento de personas para investigaciones, el equipo invitó a cien usuarios a participar en el estudio. Todas ellas de residencia estadounidense y activas en Twitter. Se le mostraron cuatro tuits diferentes: dos con información falsa y dos con noticias reales. Después, los investigadores crearon tres versiones de cada tuit: una sin emoji, una con un emoji reemplazando una palabra y otra en la que una palabra iba acompañada del emoji correspondiente.
A cada participante se le mostró al azar una de las versiones. Esto permitió comprobar dos hipótesis. La primera, que la presencia de un emoji hace que un tuit se difunda más que sin él. La segunda, que el mecanismo por el cual esto ocurre está, al menos en parte, determinado por la función del emoji.
Al reemplazar una palabra con un emoji, un texto puede resultar menos comprensible, lo que obliga a un mayor esfuerzo de interpretación. Y esto produce una menor aceptación. Por el contrario, si agregamos un emoji a una palabra, añadimos un contenido emocional a un texto escrito, lo que puede volverlo más agradable.
Los emojis, más habituales en fake news
Lo más importante es que los resultados que hemos comentado en los párrafos anteriores solo son válidos en tuits con información errónea. De hecho, los investigadores no notaron ningún efecto significativo cuando el tuit contenía datos veraces.
Destaca así la evidencia de que los emojis son más habituales en información falsa que en legítima. Además, la desinformación, cuando se enfatiza añadiendo un emoji, resulta más eficaz. El estudio sugiere que aquellas personas que quieran difundir fake news podrían usar emojis para manipular la participación emocional de los lectores.
Debe dedicarse una última consideración al efecto de los emojis en la difusión de información realizada por algoritmos. El equipo de investigadores no llevó a cabo experimentos al respecto, pero formularon algunas hipótesis. Por ejemplo, creen que es más probable que los algoritmos seleccionen información errónea que contenga emojis.
Esto se debe a que el criterio general utilizado es la maximización de las interacciones. Del mismo modo, no sabemos cómo este fenómeno podría afectar la fiabilidad de los algoritmos empleados para detectar la desinformación. Por ejemplo, por parte de Facebook o YouTube. No está claro cómo estos algoritmos interpretan los emojis para determinar si un contenido es falso o legítimo. Y esto podría representar una ventaja para los que quieran evadir la vigilancia automatizada y difundir la desinformación de manera más efectiva.
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Imágenes | Markus Winkler/Unsplash, wu yi/Unsplash, Denis Cherkashin/Unsplash