Dennis González estudia 4º de Informática en la Universidad de La Laguna (Tenerife). Reconoce que él y casi todos sus compañeros de carrera usan el teléfono móvil en clase. Pero no precisamente para seguir una presentación del profesor en PowerPoint o un paper sobre un tema de alguna asignatura.
Casi siempre Dennis y sus colegas recurren al móvil en horario lectivo para ver las noticias, para postear en las redes sociales o para contestar al WhatsApp. E incluso hay estudiantes que se concentran en la pantalla de su smartphone para ver directos de League of Legends. O para jugar al Need for Speed, de carreras de coches, o al Pokémon. Y eso pasa mientras el profesor explica cómo construir una aplicación de realidad virtual o un algoritmo básico de inteligencia artificial.
El caso de Dennis y sus amigos no es aislado, y muestra cómo transcurren muchas clases hoy en las universidades españolas. Lo confirma un estudio del fabricante de teléfonos Wiko, realizado a más de 1.000 estudiantes de entre 18 y 24 años. Según este trabajo, el 85% de los chavales de la generación Z (los nacidos en torno al año 2000) afirma haber utilizado su móvil en clase alguna vez para fines puramente personales.
Menos de un 7% de alumnos va sin móvil
Si bien es cierto que el uso de dispositivos tecnológicos es cada vez más habitual como herramienta para completar el aprendizaje de los alumnos en las aulas, solo algo menos del 8% de los estudiantes confirma que hace un uso exclusivamente lectivo del móvil. Mientras tanto, apenas un 6,7% dijo no llevar el dispositivo a las aulas. Es un asunto que preocupa mucho a padres y profesores. Y para el que no se ve solución a corto plazo porque cuanto más jóvenes son los estudiantes más enganchados están al smartphone en clase.
Compartir mensajes y ver WhatsApp es el uso personal más habitual que dan al móvil los universitarios españoles mientras están en clase (77,8%), seguido de las redes sociales (70%). Muchos menos (41,7%) son los que escuchan música, hablan por teléfono (30,6%) o ven películas y series (27%).
Los valencianos, los más que usan el móvil en clase
Por procedencia de los alumnos, los centennials valencianos y baleares son los que más utilizan el móvil en clase. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, solamente algo menos del 2% de los estudiantes de educación superior reconoció no usar este dispositivo en el aula. Mientras tanto, en el extremo contrario se situaron los estudiantes del País Vasco (19%) y de Aragón (casi un 15%).
En cuanto al uso del smartphone para fines puramente personales, y no lectivos, la Comunidad Valenciana volvió a liderar la tabla, con un 94,3% de sus estudiantes. Le siguieron Extremadura y Galicia, con un 88% y un 87,7%, respectivamente. El mejor comportamiento lo mostraron los jóvenes manchegos, baleares y canarios, donde más del 10% usan el dispositivo para seguir las clases.
Regulación en España
En España, y por norma general, los alumnos de primaria y de secundaria no pueden usar el móvil en clase. Aunque no es una prohibición que esté regulada y, por lo tanto, depende de cada centro. Para evitar las inevitables distracciones que supone consultar el WhatsApp mientras el profesor explica la lección de matemáticas, pero también el ciberacoso escolar o el acceso a pornografía, en Francia han ido más allá. El Parlamento galo aprobó una ley en agosto de 2018, pionera en el mundo, que prohibía específicamente el uso de estos aparatos en centros de primaria y secundaria, aunque no en liceos.
En la educación superior, es cada profesor el que decide si sus estudiantes usan el móvil en horario lectivo. De todas formas, ya hay universidades, como las de Málaga, Baleares o Castilla La Mancha que han tomado cartas en el asunto. Estos centros también han dado el paso de prohibir el uso de dispositivos electrónicos en clase, a menos que el docente diga lo contrario. Son iniciativas, eso sí, que se han encontrado con la oposición de los alumnos.
Un asunto controvertido
Como se ve, estamos ante un tema peliagudo. Porque, por una parte, nadie duda de la necesidad de introducir las nuevas tecnologías en el mundo educativo y aprovechar sus ventajas, como el acceso a documentación al instante o la facilidad para el trabajo en grupo y la colaboración. Pero también está claro que, mal usadas, provocan pérdidas de concentración e interrupciones en clase.
La solución, como casi siempre, pasa por fomentar un uso responsable del móvil. “La educación, al igual que ocurre en otros ámbitos, está pasando por un periodo de adaptación tecnológica. No debemos tildar de negativo el uso de la tecnología en el aula sino el mal uso que se pueda hacer de ella, ya que es un factor que puede distraer al alumnado”, advierte Rebeca Suárez, profesora de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
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