La ciudad más contaminada del globo. El infierno de Norilsk. Un lugar cerrado al mundo. La localidad con el invierno más largo y frío del planeta. Las exageraciones abundan en todo lo referente a la ciudad rusa de Norilsk. Aun así, más de 200.000 personas viven en este antiguo gulag. Uno de los mayores complejos metalúrgicos y mineros de la Tierra. El último lugar de Eurasia donde vivieron los mamuts. Y un punto clave (aunque poco conocido) en la revolución tecnológica.
El pasado mes de septiembre, aprovechando los últimos días del verano, una delegación de trabajadores de Kaspersky viajó a Norilsk. Hubo bastante de negocios en el viaje. Pero también de turismo. Es la ciudad más cercana a los grandes atractivos naturales de Siberia. Pese a ello, la localidad rusa no atrae muchos turistas. Según la agencia de desarrollo de Norilsk, en 2017 solo llegaron 200 visitantes de fuera de Rusia y la Comunidad de Estados Independientes que reúne a diez repúblicas exsoviéticas. Todos ellos contaron con un permiso especial del Servicio Federal de Seguridad de Rusia. El organismo heredero de la KGB.
El tesoro bajo el hielo y el permafrost
“Para alguien que nunca ha estado en Norilsk, el lugar es una mera ciudad en el extremo norte de Rusia. Sin embargo, un viaje en taxi desde su aeropuerto hacia el centro de la localidad cambia esta visión: Norilsk es más que una simple ciudad; es un distrito industrial en sí mismo, que cubre la amplia extensión de tierra desde el río Yeniséi hasta la meseta de Putorana [patrimonio de la Unesco]”. Así describe Yevgeny Valentinovich Kaspersky, CEO de la compañía de ciberseguridad, la ciudad en la que sus empleados despidieron el verano.
Norilsk está ubicada en el medio de Siberia y al norte del círculo polar. Es, de hecho, la ciudad de más de 100.000 habitantes más al norte del planeta Tierra. Para los habitantes de Norilsk, Moscú es un destino tropical y paradisíaco. Sus inviernos duran casi nueve meses al año, aunque es cierto que los veranos son cada vez más largos y calientes. Durante lo más duro del frío, su temperatura media es de 30 °C bajo cero. Aunque se han registrado picos de más de 60 °C negativos. A esto hay que sumarle que entre el 30 de noviembre y el 13 de enero el sol no se deja ver en Norilsk.
Aun con esas temperaturas, las minas de Norilsk no echan el freno. Trabajan 24 horas al día, 365 días al año. 366 cuando es bisiesto. Bajo el hielo y el permafrost (suelo permanentemente congelado característico de estas latitudes), yace un tesoro de 478,7 millones de toneladas. Concretamente, una de las mayores reservas del mundo de níquel, cobre, cobalto, paladio y platino. La extracción y el procesamiento de estos valiosos materiales da empleo directo a 80.000 de los habitantes de Norilsk. El resto de la población son sus familias y trabajadores indirectos.
Norilsk Nickel y la revolución (tecnológica)
En Norilsk todo gira en torno a la empresa estatal que se encarga de la actividad minera y metalúrgica: Norilsk Nickel. Según sus estimaciones, al ritmo de producción y consumo actual, las reservas de la zona de Norilsk durarán al menos otros 50 años. Pero la demanda de estos metales no ha dejado de aumentar en los últimos años. Todos son fundamentales para la elaboración de los dispositivos tecnológicos cada vez más presentes en el mundo y la electrificación del transporte.
Paladio y platino se utilizan en la mayoría de los smartphones. El cobre es esencial para el cableado. Y el cobalto es habitual en gran parte de las baterías de dispositivos portátiles, como señalan en este artículo de la Universidad de Valencia. Paradójicamente, hasta hace menos de dos años, internet solo se podía acceder desde Norilsk vía conexiones satelitales. A finales de 2017 se completó un despliegue de fibra óptica siguiendo el curso del río Yeniséi llevando la alta velocidad hasta Norilsk.
La revolución tecnológica muestra también su peor cara B en Norilsk. De las reservas de la ciudad sale el 20% del níquel que se extrae en todo el mundo. Pero también el 1% de las emisiones de óxido de sulfuro del planeta, según datos de la NASA. La fundición de metales es responsable directa de episodios regulares de lluvia ácida y esmog. Y la concentración de metales pesados es tan elevada en los alrededores que está prohibido recoger setas y bayas en 30 kilómetros a la redonda. En 2016, los vertidos de Norilsk Nickel (así lo reconoció la empresa) tiñeron el río Yeniséi de rojo.
Arquitectura del Gulag amenazada por el calentamiento global
El boom minero de Norilsk es relativamente reciente. El primer asentamiento en la zona se creó como centro del Gulag de Norillag, uno de los campos de trabajos forzados de la Unión Soviética de Stalin. En los años 30 y 40 del siglo XX se registró cierta actividad minera de importancia. Pero esta decayó a partir de 1956, cuando Nikita Khrushchev desmanteló el sistema de gulags.
Norilsk sufrió una pérdida importante de población a partir de 1991, tras la desintegración de la URSS. En la última década, la ciudad ha resurgido gracias a la fiebre del níquel, el cobre y el resto de minerales enterrados bajo la superficie. Allí donde se ocultan los fósiles de algunos de los últimos mamuts lanudos que recorrieron Siberia.
Una de las ciudades más frías, más inhóspitas y una de las más contaminadas del mundo; la temperatura media anual es de -10 grados. Una ciudad irreal, fascinante por su fealdad, prohibida a los extranjeros, accesible solo en avión.
© Christophe Jacrot. Norilsk (Siberia, Rusia) pic.twitter.com/xSidZJ6a1f
— Ana Bolena (@AnaBolena33) January 26, 2019
La ciudad ha crecido al margen del centro histórico, donde se concentra la actividad industrial. Y lo ha hecho bajo un plan urbanístico especial. Los edificios están agrupados formando patios cerrados al abrigo del fuerte viento. Las salidas de estos patios a las calles principales no son más que angostos pasajes para los peatones. Todos estos edificios se asientan sobre el llamado permafrost continuo. De hecho, Norilsk es una de las pocas ciudades del mundo construida en este tipo de terreno.
Con el calentamiento global, este suelo está descongelándose y perdiendo su estructura. Amenazando con el colapso a poblaciones enteras. Los pronósticos más pesimistas señalan que hasta un 75% de Norilsk podría derrumbarse por culpa del derretimiento del permafrost antes de mitad de siglo. Quién sabe si para entonces todavía quedarán reservas de minerales en el subsuelo.
En Nobbot | Así es la mina urbana que puede extraer oro de tu móvil viejo
Imágenes | NASA/GSFC, Wikimedia Commons/Hans Olav Lien, iStock/Nordroden