Durante la última década, hemos visto cómo el desarrollo tecnológico ha ido prosperando y evolucionando a un ritmo terriblemente célere. Una rapidez que ha modificado ámbitos tan diversos de nuestra cotidianidad como la forma en la que nos comunicamos, establecemos relaciones y un largo etcétera que no resulta nada complicado de imaginar.
Un contexto en el que gadgets que antaño ni hubiéramos soñado se encuentran en pleno auge y en el que incluso los ordenadores se han visto obligados a reinventarse, incorporando innovadoras funciones, IAs y software de lo más sofisticado. Y a pesar de que algunos se atrevieron a vaticinar este futuro prometedor, también fueron muchos los “genios” que fallaron en el intento. Hoy recabamos algunas de las peores predicciones tecnológicas de la historia.
Las invenciones han llegado a su límite
Empezaremos con una frase que se remonta a la época de los romanos: “Las innovaciones han llegado a su límite”. Un discurso pronunciado por Sexto Julio Frontino, un erudito y senador del Imperio Romano cuyas ideas acerca del progreso no tardaron en verse desmentidas. Un político del siglo I y aristócrata famoso por sus obras y escritos y, también por este desafortunado pronóstico.
Curiosamente, además, no se trataba de una persona conservadora, sino de alguien que apostaba por el progreso y que jugó un importante papel en los acueductos de la capital, en la elaboración de sistemas de distribución del agua y otros. Desde entonces la tecnología fue evolucionando, principalmente en el ámbito de la construcción, la artesanía y la ingeniería militar. Ya en la Edad Media nacieron los relojes mecánicos, los molinos y el cañón, entre muchos otros inventos; y la Revolución Industrial estuvo marcada por la invención de la imprenta, por el nacimiento de nuevos procesos y demás.
El ferrocarril, en el XIX, señaló otro hito histórico. El grueso de la innovación, sin embargo, empezó en el siglo XX, cuando las tecnologías de la comunicación, en el transporte, la educación y la computación electrónica progresaron notablemente hasta llegar a nuestra actual época, muy lejos de lo que este romano supo prever.
Nadie tendrá un ordenador en casa
Otra de las frases más míticas de este tipo es atribuida al mismísimo presidente de IBM Thomas Watson, quien en 1943 comentó que tan solo había un mercado mundial “para unos cinco ordenadores”. Sin embargo, ha habido cabida para que exista incluso más de uno en cada hogar, y para que su uso se combine con el de dispositivos tan variados como los wearables, las tablets y los smartphones.
En todo caso, no fue el único que apuntó en esta dirección, sino que otra personalidad del sector –quizás menos conocida– señaló algo parecido en 1977. Fue Ken Olsen, socio fundador de Digital Equipment Corporation, una compañía estadounidense pionera, precisamente, en la fabricación de mini ordenadores. Dada la naturaleza de su empresa, no tardó en retractarse, afirmando que su aseveración se refería a los hogares conectados; algo en lo que de nuevo falló.
La revista Popular Mechanics, por su parte, falló en lo que se refería a su aspecto. Lo hizo en 1949, cuando vaticinó que los ordenadores del futuro no pesarían más de una tonelada y media. Teniendo en cuenta que el primer ordenador, el ENIAC, pesaba 27, tampoco es de extrañar.
Apple nunca lanzará un iPhone (o fracasará estrepitosamente cuando lo haga)
La firma de la manzana también ha protagonizado pronósticos no demasiado halagüeños. Uno de los más curiosos fue expuesto en 2005 por un famoso periodista del periódico New York Times, David Pogue. “Todos me preguntan cuándo sacará Apple un teléfono móvil y mi respuesta siempre es la misma: probablemente nunca”, comentó.
Siete teléfonos después (sin contar las versiones Plus, de mayor tamaño), parece un poco ridículo. Lo más curioso del caso es que, hoy en día, ha llegado a publicar hasta un libro titulado iPhone: The Missing Manual, que va ya por su décima edición. Sir Alan Sugar, fundador de Amstrad y miembro de la House of Lords, dijo que el iPod estaría también acabado en poco tiempo.
Asimismo, si hablamos de este smartphone, no podemos dejar de recoger el comentario de Steve Ballmer, antiguo CEO de Microsoft, que comentó hace ya una década que no había “ninguna posibilidad” de que el iPhone consiguiera nada importante, y que no tendría ninguna cuota de mercado. Probablemente lo hizo para despreciar el producto de su competidor, pero de forma muy desacertada.
En términos más generales, otros inventores como Martin Cooper –un ingeniero electrónico estadounidense y ganador del Wharton Infosys Transformation Award por sus innovaciones tecnológicas en comunicación en 1995- ya habían determinado que los teléfonos móviles no podrían sustituir jamás “a los sistemas de cable locales”. Lo dijo en el 81, eso sí.
Si nos remontamos más atrás también encontramos comentarios similares respecto del teléfono convencional. Tal fue el esgrimido por Sir William Preece de la Oficina Postal Británica, que en 1876 dijo que los americanos tenían necesidad de teléfono, pero que ellos no. ¿La razón? Que tenían muchísimos mensajeros.
Internet se colapsará en 1996
“Internet no funcionará y pronto estallará como una supernova y en 1996 colapsará catastróficamente”. Esto fue lo que dijo Robert Metcalfe en 1995. Paradójicamente, se trata del fundador de 3Com Corporation, una de las entidades líderes en fabricación de equipos para redes informáticas hasta el año 2010. Ese año fue adquirida por HP.
Metcalf también se encuentra tras la invención de Ethernet y la WiFi, y en 2003 recibió la Medalla Nacional de Tecnología de los Estados Unidos. Actualmente es miembro principal de la empresa Polaris Venture Partners y forma parte del mercado informático, participando en charlas y convenciones a pesar de su “error”.
Las compras online no tienen futuro
La revista Time tampoco se ha salvado de realizar sus particulares predicciones. Destaca una de la década de los 60, en la que comentó que el futuro de las compras a distancia no era demasiado favorecedor, y que este mercado no tardaría en fracasar. Un tipo de negocio en un auge creciente en la actualidad y que se disparó con la popularización de los smartphones.
De hecho, el e-commerce ha experimentado una auténtica transformación durante los últimos años, dando lugar a nuevos modelos empresariales, sistemas de pago, servicios online y demás, que lo han situado en un volumen de negocio que actualmente supera los 20.000 millones de euros anuales.
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