Una red neuronal es un artilugio de tecnología punta bastante curioso. No deja de ser una aproximación, una simulación de nuestro cerebro o, al menos, de una parte minúscula de él. Pero es llamativo la cantidad de tareas que pueden realizar bastante mejor que los seres humanos. Por ejemplo, enseñar a un animal virtual a evolucionar para correr sin tropezar, como se muestra en este vídeo:
Haciendo uso de las redes neuronales, las inteligencias artificiales aprenden a realizar diferentes tareas, que luego optimizan y repiten a velocidades que quedan fuera de nuestras capacidades. Gracias a las redes neuronales, las IA serán más inteligentes, por lo que la posibilidad de comprar nuestra propia red neuronal por menos de 100 dólares es considerada una buena noticia.
¿Qué es y para qué sirve una red neuronal artificial?
Las redes neuronales son estructuras matemáticas que intentan copiar cómo actúan las neuronas de nuestro cerebro. La idea viene de que no puedes programar a una máquina para que sepa responder a toda situación con la que se encuentre, por lo que es más efectivo ayudarle a aprender. Y para aprender necesita neuronas como las que tenemos nosotros.
Podemos entender una red neuronal como un pequeño cerebro, o una pequeña porción del mismo, que nos ayuda a realizar cálculos. En otras palabras, una red neuronal es un soporte sobre el que una máquina puede aprender, al menos de manera limitada, a resolver algún problema simple.
Pongamos un ejemplo. Imaginemos que somos un equipo de investigadores cuyo objetivo es ayudar a los médicos a detectar distintos tipos de cáncer haciendo uso de herramientas que ya tenemos en los hospitales, tales como análisis de sangre (para la leucemia) o incluso fotografías (para el cáncer de piel).
Los humanos somos bastante malos a la hora de analizar conjuntos de millones de datos, pero una red neuronal artificial puede hacerlo con facilidad.
Podemos coger una de estas redes, enseñarle un análisis de sangre y decirle «este paciente no tiene cáncer». Luego le enseñamos otro en el que confirmamos «este paciente tiene cáncer», y continuamos con un número considerable de informes médicos. Llegado un punto, la red neuronal sabrá con cierta seguridad si un nuevo análisis de sangre tiene o no un patrón similar a los que sufrían cáncer. Esto servirá para orientar a los médicos en los diagnósticos y sugerir la mejor prueba o tratamiento. Y, por supuesto, repercute en pacientes más sanos, mejor tratados y más felices.
¿Y para qué quiero yo una red neuronal?
Hemos abierto el artículo diciendo que será posible comprar una red neuronal por menos de 100 dólares, pero la mayoría de nosotros no sabríamos qué hacer con algo así. ¿Para qué quiere una persona normal una red neuronal? Probablemente, para nada.
La red neuronal de Intel, llamada Movidius, está dirigida en un principio para desarrolladores. Programadores, informáticos, investigadores y otras ocupaciones o hobbies para los que un plus de potencia de cálculo y aprendizaje automático suponga un antes y un después en sus proyectos.
Alguno de los usos, probablemente el más conocido por la gente, es el prototipado de la inteligencia artificial.
Es el caso del vídeo con el que abríamos el artículo y en el que se ve a un animal caminando. El ejemplo puede parecer simple, pero el entendimiento de la biomecánica tiene consecuencias tan tangibles como son la mejora del diseño de zapatillas y prendas ergonómicas, el estudio de la movilidad de deportistas o de las consecuencias a largo plazo asociadas a algunas enfermedades degenerativas.
El mismo tipo de redes neuronales puede servirnos también para diseñar un chatbot que atienda por nosotros a los clientes de nuestra tienda online. Hace un tiempo se popularizó Inbenta, la IA de atención al cliente automática e inteligente. La idea es que todo aquel que lo desee pueda investigar al respecto.
Otros usos son los de enseñar a las máquinas a componer la música que nos gusta. El vídeo de arriba corresponde a la primera canción compuesta en exclusiva por una IA, y el de abajo al primer videoclip editado por una de ellas. La letra es de Taryn Southern, la mujer que aparece en el video:
Las redes neuronales accesibles marcarán un antes y un después
Analizar millones de reportes médicos, estudiar la biomecánica humana, diseñar un chatbot o componer canciones son, a día de hoy, objetivos difícilmente alcanzables para el programador medio, que requiere de unos recursos fuera de su nivel económico. Sin embargo, Movidius marcará un antes y un después en nuestra aproximación a la IA, democratizándola.
Ya ocurrió algo similar hace unos años de la mano de la Raspberry Pi, o computador de placa reducida. Gracias a esta pequeña computadora, con un precio de salida por debajo de los 50 dólares, millones de personas se lanzaron a la programación de pequeñas videoconsolas caseras y a construir conexiones smart TV para sus televisores.
La ventaja de que este tipo de tecnología sea accesible es que cualquiera, con una formación baja, tendrá acceso a una potencia de optimización que hasta ahora solo pertenecía a las grandes empresas. Podemos pensar, como analogía, en lo que supuso la entrada de los ordenadores en las viviendas.
Meses después de que el dispositivo salga a la venta veremos cientos de manuales, tutoriales de YouTube y pruebas por todo el mundo que supondrán un impulso considerable en nuestro entendimiento de la IA y lo que se puede lograr con ella.
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Imágenes | Intel Corporation