A pesar del revuelo inicial que se produjo con la presentación de los primeros smartwatches, como el Pebble, los Samsung Gear, los de varios fabricantes con el SO Android Wear de Google o los Apple Watch, en los últimos meses apenas sí se ha hablado de esta categoría de producto.
Apple presentó su nuevo Apple Watch Series 2 hace una semanas, mientras que Samsung hizo lo propio con los Galaxy Gear S3 en la IFA del pasado mes de septiembre, con un sospechoso silencio por parte de Google en la parte de Android Wear. Pero en ninguno de estos casos hubo una repercusión mediática especialmente llamativa.
Ahora (hoy para ser más concretos), llega a las tiendas el anunciado Galaxy Gear S3 de Samsung, justo a tiempo para la campaña de Navidad, y un poco a la sombra del fallido Galaxy Note 7 y el problema con sus baterías. De todos modos, los Galaxy Gear S3 apuntan maneras como relojes “inteligentes” (aunque es más realista hablar de “conectados” como sinónimo de “smart») gracias a las mejoras estéticas y tecnológicas que Samsung ha introducido en estos wearables.
El secreto está en el BISEL
Samsung lleva años implicado en el desarrollo de wearables alrededor del reloj. La familia Gear de relojes conectados ha pasado por diferentes interpretaciones, tanto en su estética como en su sistema operativo. Con un formato cuadrado primero, introduciendo versiones con sistema operativo Tizen de Samsung y Android Wear de Google, al final Samsung consiguió la fórmula perfecta con el Gear S2.
Además de parecer un reloj de verdad y apostar por el sistema operativo “de la casa”, el Tizen OS, Samsung introdujo un elemento de interacción perfecto: el bisel. El bisel en los Gear S2 era giratorio y permitía acceder a las diferentes funciones del reloj y cambiar ajustes con un movimiento tan simple como rápido: girarlo en una dirección u otra.
Además, ese bisel se mueve con una extraordinaria precisión y con efectos tan cuidados como el “clic” que se nota con cada paso de vuelta, de modo que sabemos perfectamente que lo hemos movido y cuánto lo hemos hecho.
Gear S2, la conectividad total
Samsung ya había experimentado con la posibilidad de hacer que sus relojes smart fueran autónomos en cuanto a conectividad sin depender del smartphone. El Gear S podía usar una SIM convencional para conectarse a redes 3G, además de las habituales modalidades Bluetooth y WiFi. Eso sí, a costa de tener un tamaño y un diseño poco ergonómicos.
El Gear S2 mejoró este punto con la opción de integrar una e-SIM, una SIM que está permanentemente instalada en los dispositivos conectados, sin posibilidad de ser extraída, y que se “programa” de acuerdo con el operador de comunicaciones con el que contratemos un servicio de comunicaciones móviles.
De hecho, Orange acaba de adelantarse al resto de operadores con la puesta a la venta del modelo Gear S2 Classic Negro con e-SIM, configurada para funcionar con su servicio de comunicaciones móviles desde el momento en el que el usuario decida usar datos móviles en su smartwatch.
Los Gear S3 frontier y classic, mejorando lo bueno
Los Gear S2, tanto en su versión Classic como en la versión “normal”, encontraron el equilibrio entre tecnología, estética y funcionalidad. Los Gear S3 añaden una dimensión estética más: la de las esferas grandes. Y, además, mejoran el apartado tecnológico con unas especificaciones más ambiciosas en apartados como la memoria, los sensores integrados o la batería.
Hemos tenido la ocasión de probar el modelo Gear S3 frontier, aunque las impresiones obtenidas a partir de él son extrapolables al Gear S3 classic con la excepción de las estéticas. En la versión frontier habrá hueco para un futuro modelo con e-SIM, para que pueda funcionar de un modo autónomo cuando no haya WiFi, pero de momento no está disponible para su compra.
Así, la pantalla pasa de 1,2’’ a 1,3’’ manteniendo la resolución, con una batería de 380 mAh para el S3 frente a los 250 mAh del S2. Las correas son compatibles con el estándar de 22 mm en el S3, mientras que en el S2 se usaban las de 20 mm, con un peso de hasta 62 gramos para el modelo S3 frontier frente a los 47 gramos del S2.
En la parte de sensores, los Gear S3 integran GPS, así como barómetro y altímetro. En los S2, solo la versión con e-SIM del Gear S2 llevaba GPS. Y en cuanto a la esfera, el S2 llevaba Gorilla Glass 3 mientras que los S3 llevan el nuevo Gorilla Glass SR+, especialmente diseñado para wearables. Este cristal está próximo al Zafiro en cuanto a resistencia a arañazos al tiempo que presenta mejores cualidades ópticas.
Hablando de resistencia, los Gear S3 mantienen la certificación IP68, por lo que podremos usarlos en el agua incluyendo la inmersión a un metro de profundidad.
Tizen, el ingrediente secreto de Samsung
Otro de los pilares que hacen que el Gear S3 se presente como un smartwatch de referencia es el sistema operativo Tizen. Combinado con el bisel giratorio y la pantalla táctil, permite navegar a través de todas las apps y opciones de configuración de un modo fluido, intuitivo y rápido.
Las apps disponibles a través de la aplicación para móvil Samsung Gear, encargada de gestionar el smartwatch en el modo de funcionamiento dependiente del smartphone, son variadas y están dirigidas a satisfacer necesidades sensatas usando el reloj, tales como guardar notas de voz, crear anotaciones rápidas, controlar remotamente la cámara, usar mapas para saber dónde estamos y a dónde dirigirnos, ver el tiempo que hace, revisar contactos, iniciar llamadas, controlar la reproducción de música e incluso reproducir música preferiblemente usando auriculares Bluetooth, aunque también cuenta con altavoz integrado (y micrófono para el manos libres).
Además, podemos configurar las notificaciones para que lleguen a nuestro reloj los avisos de recepción de mensajes de correo, WhatsApp, likes de Instagram, comentarios de Facebook, acciones de IFTTT y otras muchas que podremos activar o desactivar en incluso contestar desde el propio Gear.
Es posible usar un teclado, así como respuestas predefinidas o incluso usar la conversión de voz a texto, con un funcionamiento notablemente bueno.
También encontramos aplicaciones para el control del hogar conectado, ya sean luces o termostatos como el nest, apps para conocer las efemérides del día, etcétera.
Tizen es rápido y no se queda “pillado”, lo cual hace que la experiencia de uso sea muy satisfactoria en lo que a interfaz y aplicaciones se refiere. El bisel giratorio, como decíamos antes, es una parte esencial en esta experiencia de uso y deja a las soluciones de la competencia muy atrás en cuanto a facilidad y agilidad de uso.
La estética: tecnología que está pero no se ve
Con el Gear S2 Samsung consiguió un buen resultado en cuanto a diseño y ergonomía. Un reloj tiene que parecer un reloj ante todo. Y el S2 lo parecía y lo era. De todos modos, el tamaño de la esfera y su estética, aunque eran apropiadas para una audiencia concreta, amante de diseños más bien discretos, dejaba un poco huérfanos a quienes prefieren tener un reloj más “contundente” en su muñeca.
El Gear S3 viene a ocupar este vacío gracias a su mayor tamaño y a sus estéticas diferenciadas para el modelo classic y el frontier. El primero tiene líneas más tradicionales y el segundo es más apropiado para usuarios con un estilo de vida más “aventurero” o deportivo.
Los elementos diferenciadores incluyen la correa de piel para el classic y la de silicona para el frontier, así como botones con estilos también diferentes y un bisel menos agresivo en el classic. A ello hay que sumar, por supuesto, la posibilidad de elegir esferas a nuestro gusto entre un repertorio inmenso de estilos y diseños. La pantalla AMOLED es legible incluso con luz intensa al tiempo que puede atenuarse para que no resulte molesta en entornos como pueda ser un cine o un teatro.
Y además es un cuantificador de actividad
La inclusión de sensores como el de altitud y presión, así como el GPS, potencian la dimensión del Gear S3 como un reloj polivalente con el que podemos llevar cuenta de nuestra actividad física. Mide pulsaciones, calidad de sueño, calorías, pisos subidos o puede registrar nuestra actividad física, ya sea en una carrera, un paseo, ciclismo, senderismo o actividades estáticas como abdominales, por ejemplo.
S Health es la aplicación encargada de registrar esta actividad y mostrar gráficos y análisis de nuestro estado de forma a lo largo del tiempo. Y lo bueno es que lo hace automáticamente y de un modo muy intuitivo y fácil de entender sin interferir con otras aplicaciones y usos del smartwatch.
La autonomía, la asignatura pendiente
Hasta aquí todo bien, pero llegados a este punto hay que decir que la autonomía del Gear S3, aun siendo meritoria, no es todavía la óptima para hacer un uso totalmente despreocupado del dispositivo. Samsung habla de hasta cuatro días de uso, pero lo cierto es que usando el reloj “a tope”, no llegamos a dos días completos. Desactivando funciones aquí y allá podríamos alargar su uso, especialmente el GPS, pero un reloj es para usar sin más, sin preocupaciones.
Con todo, es una autonomía notable a la vista de lo que encontramos en el mercado hoy en día. Y la solución es fácil: llevar el cargador inalámbrico en nuestros desplazamientos. Es una pequeña mancha en el expediente del Gear S3, aunque no es incompatible con un uso muy satisfactorio del mismo.
El Gear S3 (frontier y classic) y el Gear S2, que sigue a la venta con el atractivo de haber ya una versión con e-SIM del classic de la mano de Orange, son propuestas sobresalientes en un segmento complicado como es el de los smartwatch. En muchos aspectos, los Gear S3 superan a la competencia por estética, tecnología, robustez, ergonomía y funcionalidad.
Con un precio de 399€, no son una ganga, pero sí responde al hecho de ser relojes de calidad y capaces de aportar un interesante valor «smart» a nuestro día a día.
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