Formar a estudiantes con pensamiento crítico se ha convertido en un mantra. Es el objetivo por excelencia de cada proyecto educativo en una sociedad democrática respetable del siglo XXI. El Foro Económico Mundial (FEM) lleva años incluyendo el pensamiento crítico entre las habilidades fundamentales para el futuro. En respuesta a la proliferación de la desinformación, algunos sistemas educativos han decidido enseñarlo desde los primeros cursos. Pero, ¿es realmente posible?
Para instruirlo, primero hay que entender qué es el pensamiento crítico. Para algunos es una dotación natural que no usamos por falta de voluntad o de estímulos. Esto se debería a la educación, la política o el uso excesivo de las tecnologías digitales. Otros creen que es algo que se adquiere naturalmente con la cultura: cuanto más sabes, más conocimiento tienes y más críticamente equipado estás. Finalmente, para algunos es simplemente una actitud que consiste en desconfiar de lo que nos dicen y enseñan.
Es un concepto que se nos escapa un poco. Básicamente, ser pensadores críticos implica detenerse antes de emitir un juicio o tomar una decisión. Examinar racionalmente evidencias, pros y contras y, finalmente, decidir. No siempre es fácil. Enseñar el pensamiento crítico, por lo tanto, debería significar proporcionar herramientas para hacerlo de manera correcta y efectiva. No puede ser la tarea de una sola disciplina, sino de todas las que tienen que ver con el análisis y la investigación. Es decir, prácticamente todas.
Qué es el pensamiento crítico
Todos coincidimos en que una sociedad abierta y democrática necesita ciudadanos informados capaces de tomar decisiones razonadas. La escuela es, sin duda, el mejor lugar para crear la mentalidad necesaria para pensar críticamente. De hecho, desde principios de los años ochenta, las escuelas, especialmente las de élite, se han visto fascinadas por la idea de que los estudiantes puedan aprender un conjunto de habilidades de pensamiento crítico. Capacidades aplicables a todas las situaciones vitales y laborales.
Ahora, sin embargo, consideremos un experimento realizado hace muchos años. Ser un controlador de tráfico aéreo no es fácil. Significa tomar muchas decisiones en poco tiempo, evaluando simultáneamente una gran cantidad de información que hay que integrar con el conocimiento previo. El trabajo es tan estresante que permite jubilarse anticipadamente en la mayoría de los países.
En los años sesenta se realizó una interesante serie de experimentos sobre las habilidades mentales de los controladores aéreos. Los investigadores querían entender si estos trabajadores tenían una mayor capacidad mental, aplicable a otras situaciones. Los trabajadores recibieron varias tareas genéricas basadas en la memoria. El resultado fue que, fuera de sus áreas de competencia, los controladores no se desempeñaban mejor que los demás.
Este estudio sugiere que para ser buenos en un área específica, hay que saber mucho. Pero esto no se traduce en habilidades válidas para todos los ámbitos. Esta falta de traducibilidad de las capacidades cognitivas ha sido evidenciada varias veces por la investigación psicológica. Otros estudios, por ejemplo, han demostrado que la habilidad de recordar largas cadenas de cifras no implica la capacidad de recordar largas cadenas de letras. De hecho, todos conocemos personas muy ‘inteligentes’ en su profesión, pero que parecen tomar decisiones muy estúpidas en sus vidas personales.
Saber mucho de algo no significa saber de todo
Estas evidencias, por lo tanto, plantean dudas sobre la posibilidad de enseñar el pensamiento crítico. Se trata de una parte esencial de las herramientas mentales de un estudiante, pero no puede separarse del contexto. Otro ejemplo de esto son los juegos de entrenamiento cerebral que prometen ayudar a los niños a ser más inteligentes, más atentos y capaces de aprender más rápido. Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que estos juegos son realmente buenos solo para una cosa: jugar bien a estos juegos.
No se puede demostrar que exista un conjunto de habilidades de pensamiento crítico que puedan adquirirse y distribuirse independientemente del contexto. Sin embargo, varios sistemas educativos, como el británico, adoptan el ‘pensamiento crítico’ como una asignatura independiente. Este enfoque parece limitado.
Entre los modelos educativos más citados, sin duda, está el finlandés. En las escuelas primarias del país nórdico, desde 2016, el pensamiento crítico es un componente fundamental y transversal del programa. En este caso, se decidió capacitar a los estudiantes en pensamiento crítico y razonamiento, no como una asignatura, sino como una práctica común a todas las disciplinas. Un enfoque práctico que ataca problemas contemporáneos como la desinformación.
En Matemáticas, los alumnos finlandeses aprenden lo fácil que es mentir con las estadísticas. Durante las clases de Arte les enseñan cómo manipular el significado de una imagen. En Historia analizan importantes campañas de propaganda, mientras que los profesores de idiomas trabajan las muchas formas en que las palabras pueden usarse para confundir y engañar. Los estudiantes producen contenido digital original para identificar todos los tipos de noticias engañosas. De la propaganda a la sátira, de la teoría de la conspiración a la pseudociencia, distinguiendo entre verdaderas, mentiras y errores involuntarios.
Educar a reconocer la desinformación
Desde que los algoritmos seleccionan la información, los más jóvenes tropiezan con las noticias sin buscarlas. Los errores, las mentiras y la mala información pueden dañar la formación de sus pensamientos. Con este método, cada estudiante se convierte en un pequeño detective en busca del engaño. En las últimas elecciones parlamentarias finlandesas, en abril de 2019, el Gobierno llegó a producir una campaña publicitaria para advertir a los votantes de la posibilidad de noticias falsas. El lema era: “Finlandia tiene las mejores elecciones del mundo. Piensa por qué».
Ya en 1938, el pedagogo estadounidense John Dewey explicó que entender lo que se lee es el requisito previo para la conciencia y la construcción del pensamiento. Dewey escribió en ‘Experiencia y educación’ que el mayor error pedagógico que puede cometer un maestro es creer que el estudiante está aprendiendo solo el argumento que está estudiando en ese momento. Lo que más importa es el «aprendizaje subyacente».
Según los teóricos Michael Scriven y Richard Paul, «en su forma ejemplar, el pensamiento crítico se basa en valores intelectuales universales que trascienden las divisiones de la materia: claridad, exactitud, precisión, consistencia, relevancia, evidencias concretas, buenas razones, profundidad, amplitud y equidad». En resumen, el pensamiento crítico no es una actitud natural o una asignatura, sino una forma de ver el mundo que puede y debe ser educada.
Desgraciadamente, en muchos países, incluido este, la educación todavía se basa demasiado en la memorización. Hay estudiantes que saben todo sobre la vida, las métricas y la poesía de Antonio Machado, pero que permanecen en silencio si se les pregunta: «¿Te gusta la poesía de Machado? ¿Y por qué?”. Enseñar a preguntarse el porqué de las cosas es enseñar pensamiento crítico.
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Es importante que se haga una revisión crítica de los contenidos que se enseñan en las escuelas para fomentar sobre este aspecto para mejorar la formación del estudiante.
Yo pienso que para que un joven, se desarrolle con un pensamiento crítico, este tiene primeramente que desarrollar una buena recepción de la informacion, capacidad de almacenamiento de la información, capacidad de análisis o interpretación de esa información, capacidad organizar u ordenar esa información. Y para poder criticarla el joven tendría que confrontarla psíquicamente con la información previa que tiene o que tenía el joven , para saber si o no puede criticarla, y si lo hace, el joven según su punto de vista, tiene que proponer algo mejor con argumento a lo que está refutando o criticando. Para mí si enseñamos a bien utilizar los movimientos del pensamiento(filosofía), tendremos alumnos mucho más críticos. -Persona con bajo conocimientos nunca puede llegar a ser una persona crítica –
Es buena la informacion.
Aclaro unas dudas en mi labor como maestra.
EXCELENTE . Soy Docente y siento que me aportó para mi práctica. Gracias
Muy de acuerdo. Si sólo se trabajarán las competencias de pensamiento criticó, buena convivencia, trabajo colaborativo la educación catapultaria al mundo.
Excelente artículo, me aclaró la dudas que tuvé muchos años, de como enseñar el pensamiento crítico a través de las matemáticas.