En una sociedad cada vez más compleja y sofisticada, los lectores demandan a los medios de comunicación hechos y datos que les permitan poder entender e interpretar en toda su extensión esta complejidad.
En este contexto, los periódicos siguen siendo una piedra angular para la consolidación de las sociedad civil. La educación, la salud o el medio ambiente son temas que exigen una interpretación y análisis cada vez más crítico y comprometido. Todos somos conscientes de la necesidad de disponer de medios de comunicación independientes, pero para poder serlo tienen que ser sostenibles económicamente.
La irrupción de Internet supuso el derribo del modelo de negocio tradicional sustentado en la publicidad y las ventas de las ediciones impresas. En un principio intentaron trasponerlo al ámbito digital, aunque el paradigma que tantos beneficios había proporcionado durante buena parte del siglo pasado a los editores había cambiado irremediablemente. A lo largo de más de una década y media, el sector comenzó una carrera para adaptarse y encontrar un modelo que les garantizara la rentabilidad y, por tanto, su supervivencia en el mundo on line, lo que hemos denominado la “transformación digital.”
pandemia y medios de comunicación
En estas estábamos cuando la pandemia y el consiguiente confinamiento vino a demostrar que trabajar de forma remota y distribuida, pese a las dificultades, era posible. Un efecto directo e inmediato de la pandemia que puede tener carácter permanente en algunos de sus vertientes. En este sentido, hay que destacar el trabajo de los equipos técnicos de soporte, que consiguieron mantener la compleja maquinaria para que las ediciones digitales no pararan, así como los que hicieron posible que las ediciones impresas llegaran a casa de los suscriptores y a los puntos de venta que permanecían abiertos al público.
Por ello, y a partir de ahora, se abre un tiempo para analizar y plantear los retos a los que se enfrenta la industria periodística de cara al nuevo escenario post pandemia. Hasta aquí, se ha aprendido mucho y de forma explícita; además, comenzamos a disponer de datos empíricos sobre los efectos -positivos y negativos- del teletrabajo como consecuencia de la pandemia.
Los medios, que aún arrastran los pies por el peso del papel, se han visto obligados a priorizar la transformación digital. Sin embargo, la dinámica de los acontecimientos les está llevando a acometer los cambios de forma poco ordenada e incluso precipitada, sin una estrategia definida y sin repensar en profundidad su rol en el actual panorama digital.
Nos encontramos en la fase final de la pandemia, pero nos falta perspectiva suficiente para conocer el impacto económico y social que va a dejar a su paso, si estamos en condiciones de asegurar que ha sido un catalizador y acelerador de la transformación digital de los medios de comunicación. La pandemia ha supuesto un antes y un después, impactando en todos los procesos y eslabones de la cadena de valor. No sabemos aún cuáles de estos efectos se consolidarán, y cuáles se desvanecerán en unos pocos meses, pero, en definitiva, están configurando el futuro inmediato del sector de los medios de comunicación.
cambio de cultura
Por todo lo anterior se requieren nuevas respuestas sobre el propósito último de las organizaciones periodísticas, y saber cómo transitar hacia una cultura que facilite una transformación digital exitosa. Aun sabiendo que la transformación digital es inevitable e irreversible, no se ha encontrado una respuesta única ni una receta universal para que su ejecución finalice con éxito. Las organizaciones tienen que ser ambiciosos en los objetivos, pero además es necesario una enorme dosis de paciencia y constancia porque una gran parte de las iniciativas no se llegarán a implementar o no serán eficientes.
La transición de la cultura digital es en última instancia la creación de un entorno que favorezca que cualquier actuación que se lleve a cabo esté alineada con los valores y la misión de la empresa que permita hacer las cosas de otra forma a como se venía haciendo y con un objetivo compartido. En definitiva, es un cambio de paradigma interno. Cambiar la cultura no es solo introducir grandes planes de formación, y mucho menos incorporar a gurús. Cambiar la cultura significa crear un entorno que haga posible el cambio de mentalidad de las personas que configuran una organización, de ahí su complejidad.
El autor del artículo acaba de publicar el libro «Deconstruyendo los medios» sobre la transformación digital de las empresas de comunicación.