Detectar un brote infeccioso, un problema de higiene o un fallo en la infraestructura es complicado en un entorno organizado. Hacerlo en el caos de un campo de refugiados, donde cientos de desplazados llegan cada día y las condiciones de vida son precarias, es tarea casi imposible. Para poner orden en este caos y un poco de luz en tanta oscuridad, cada vez más organizaciones se apoyan en el análisis de datos. Así empieza a ayudar el Big Data en las crisis humanitarias.
De la crisis del Ébola…
Entre 2014 y 2016, África occidental se vio afectada por la mayor epidemia de Ébola de la historia. Uno de los grandes desafíos fue recopilar datos de pacientes y dibujar los patrones de contagio de la enfermedad para ayudar a los médicos sobre el terreno. En una zona con baja penetración tecnológica y poco acceso a las telecomunicaciones, el brote epidémico fue controlado antes de que se alcanzase una solución para la gestión de los datos.
En aquel entorno, trabajando para Médicos Sin Fronteras, estaba Jesse Berns, quien llevaba tiempo dándole vueltas en su cabeza a la organización de los datos en momentos de crisis. Cada vez que acudía a un conflicto, empleaba buena parte de su tiempo en tomar notas a mano, pasarlas a Excel y después intentar buscarle un sentido, dibujar patrones que mejorasen su trabajo. Casi siempre, la respuesta llegaba demasiado tarde.
“Cuando volvía a casa tenía Uber y Slack, pero sobre el terreno solo tenía papel y todo era caos y desorden de datos”, explica Berns en un artículo de la revista Nature. Empujada por esta frustración, diseñó, junto su amigo y científico de datos Michael Roytman, la plataforma Dharma. El sistema permite que los servicios de emergencia tengan acceso a una herramienta de análisis de información, disponible offline, pero con acceso a datos en la nube, y para la que no hace falta ser un experto en Big Data.
Al horror de Mosul
En el mismo año 2015, Ghassan Aziz se encontraba en Amman, la capital de Jordania. Este médico iraquí estaba intentando conocer el estado de salud y las necesidades de más de 200.000 refugiados que habían entrado en el país procedentes de la ciudad de Mosul, entonces bajo el control del DAESH. Aziz, director del centro de medicina humanitaria de Médicos Sin Fronteras en Amman, decidió probar con Dharma.
Gracias a la ayuda de decenas de estudiantes, a los pocos días había almacenado en la plataforma información de casi 6.500 personas. En un primer vistazo a los datos, salió a la luz que gente de todas las edades se quejaba de picores e irritación en la piel. En pocas semanas, se había detectado un brote de sarna y se había controlado. Sin el Big Data, habría llevado meses darse cuenta del problema, ya que la atención humanitaria suele centrarse en otros asuntos más acuciantes, como la alimentación o los traumatismos severos.
A día de hoy, Médicos Sin Fronteras y otras instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) están utilizando Dharma en 22 países afectados por crisis humanitarias. Sobre todo, para ayudar a los más de cinco millones de refugiados que han abandonado un país destruido por la guerra civil. Personas que sobreviven en Turquía, Líbano o Jordania, países que acogen al 93% de los refugiados sirios.
La alternativa open source
La plataforma Dharma ha ganado en popularidad gracias a Médicos Sin Fronteras y a una inversión reciente de más de 14 millones de dólares hecha por Rise Fund, un fondo con el que colabora, entre otros, el cantante de U2 Bono. Sin embargo, no es la única solución de Big Data que se está poniendo a prueba para solucionar crisis humanitarias.
Open Data Kit es un conjunto de herramientas open source que permiten almacenar y gestionar datos de diversas fuentes, muy utilizada en investigación. Entre otros proyectos, ODK está siendo empleada por la Universidad Católica de Pelotas en Brasil para trazar historiales clínicos de familias desestructuradas y cruzar datos con registros de trastornos mentales, condiciones de vida, desarrollo en la infancia o abuso de drogas.
The Carter Center y Harvard Humanity Initiave también han usado esta herramienta open source para monitorizar las consecuencias de la guerra en la República Democrática del Congo. Y el Institute of Development Studios, de la universidad de Sussex, ha utilizado herramientas ODK para gestionar la información del campo de refugiados Nahr el Bared, en Líbano.
El poder de la comunidad
A la hora de enfrentarse a una crisis humanitaria, saber dónde actuar y cómo está la situación en tiempo real es de gran ayuda. Tras una catástrofe natural, como el reciente terremoto de México o los huracanes Irma y María en el Caribe, Internet y las redes sociales se llenan de información desorganizada. El desorden de los datos oculta una imagen bastante nítida de lo que está pasando y puede ayudar a los servicios de emergencia a ser más efectivos.
“MicroMappers fue desarrollada en 2016 por Qatar Computing Research Institute como una plataforma de micro-tareas enfocadas a la ayuda humanitaria; una plataforma que puede estar operativa en cuestión de minutos una vez que el estado de emergencia es declarado”, recoge el informe Crisis analytics: big data-driven crisis response, publicado el año pasado en el Journal of International Humanitarian Action.
El objetivo de esta plataforma es que un equipo de voluntarios etiquete y organice todo el contenido creado por la comunidad online alrededor de la crisis, incluyendo vídeos, fotos, textos o tuits. Se establecen diferentes tareas colaborativas y el resultado es un mapa de la zona del desastre con gran cantidad de información actualizada.
La velocidad de acción, clave
Una de las razones que ha llevado a Médicos Sin Fronteras a probar Dharma es su sencillez. Puede que no sea de código abierto ni colaborativa, pero, en determinados entornos, eso no es una prioridad. Lo importante es tomar decisiones de forma rápida, sin tener que contar con un gran equipo técnico detrás ni conocimientos específicos de Big Data. Lo importante es dar una buena respuesta lo antes posible.
“Quien toma las decisiones no tiene tiempo de jugar con avanzadas herramientas tecnológicas. Necesitan información y la necesitan rápido”. Este es también uno de los argumentos de Native, una plataforma de mapeado de zonas en crisis humanitaria que se ha utilizado para coordinar respuestas humanitarias en Afganistán, Irak, Somalia, Siria, Honduras y Nigeria.
El objetivo de esta plataforma es gestionar cualquier tipo de fuente de datos, incluso los recogidos en papel, y señalar las dinámicas de una región en conflicto o afectada por un desastre natural. Así, con los mapas en la mano (como los que también está desarrollando Facebook), las organizaciones humanitarias pueden dar respuesta a los desafíos más inmediatos.
La gestión eficiente del Big Data, el acceso a los datos y su uso inteligente siguen siendo un objetivo a largo plazo. Lo es para industrias potentes como las telecomunicaciones o la banca, cuanto más para sectores como el de las organizaciones humanitarias que no cuentan con tantos fondos. Quién sabe si, algún día, el Big Data nos ayudará no solo a solucionar las crisis, sino a evitar que se produzcan.
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Imágenes: Dharma, Native, MicroMappers, Pixabay