Quien guste de visitar enclaves de otra época sabe que en ocasiones es difícil hacerse una idea de cómo era aquel lugar en su tiempo. Restos de columnas, murallas, edificios y calzadas no siempre son suficientes. Aunque intentos para lograrlo llevan haciéndose desde hace años. Ya sea con reconstrucciones no siempre bien conseguidas, o a través de las exhaustivas descripciones de guías de expertos.
Lo ideal sería contemplar, como espectadores, cómo era esa construcción y a los que allí vivían. Esta inquietud asaltó a dos amigos el día que estaban visitando el yacimiento arqueológico portugués de Tongóbriga. “Todo aquello que nos rodeaba tenía una pinta espectacular, pero no alcanzábamos a comprender cómo había sido realmente”, recuerda uno de ellos.
“En ese momento a Andrés se le ocurrió que sería increíble poder tener un casco de realidad virtual y verlo tal y como fue en su época”. Esto ocurría en el año 2000. Pero tuvieron que esperar 15 años para que la tecnología fuera capaz de lograr lo que imaginaron aquel día.
VISITAS EN PRIMERA PERSONA
Desde hace unas semanas, los visitantes del Museo del Teatro Romano de Cartagena ya pueden hacerlo. El artífice de este viaje en el tiempo es la empresa Imageen –fundada por aquellos dos turistas: Víctor de Vega y Andrés Serranos –. Especializada en turismo cultural, su propuesta es que el visitante pueda sumergirse en la antigua Carthago Nova.
No solo recrean el conjunto arquitectónico, también te hacen partícipe del estilo de vida de las personas que lo habitaban. Para ello solo hay que colocarse unas gafas 3D, situarse en los puntos señalados en el recorrido y disfrutar de lo que se ve. “Hasta ahora lo que nos ofrecían como complemento a lo que veíamos eran unas tediosas audioguías. Solo con la palabra trataban de explicar lo que significaba un lugar hace muchos años”, explica De Vega a nobbot.
El cofundador de Imageen cree que esa técnica se ha quedado obsoleta. “Lo que ahora quiere el visitante es viajar a otra época. Comprobar las dimensiones, sentir la grandeza, estar bajo el techo, ver cómo vestían o qué hacían en cada lugar… Esto es posible con la realidad virtual”.
SIMULACIONES MUY REALES
Para tener a punto esta guía inmersiva se han necesitado casi dos años. Durante este tiempo en Imageen han desarrollado un proceso tecnológico propio. Gracias a él es posible sincronizar la propia realidad, a escala 1:1, con los modelos virtuales hiperrealistas desarrollados por ordenador.
“El objetivo es crear contenidos de realidad aumentada que permitan recrear el pasado en el propio lugar de las ruinas. O en los lugares donde permanecen las huellas del pasado (yacimientos, huellas de dinosaurios, pinturas rupestres, sitios geológicos singulares, etc.). De esta forma, el visitante entiende cómo eran, además de sentir que los visita ‘físicamente”, describe De Vega.
Para conseguir ese hiperrealismo, usan técnicas de texturización y renderización avanzadas, así como la creación de modelos desarrollados a partir de los estudios arqueológicos más recientes. “Por último, y para mejorar la sensación de viajar en el tiempo, complementamos los escenarios recreados virtualmente con actividades propias de la época. Las grabamos en fondo chroma y las insertamos en los escenarios virtuales”.
Si se habla estrictamente, su técnica es más bien una realidad aumentada simulada. Y la manera de conseguirla es a través de la realidad virtual. “Al espectador le mostramos una grabación 360 HD de la realidad, para que parezca que se encuentra en ese lugar. Sobre ella montamos la capa de realidad virtual que nos lleva a otro tiempo. Esto nos permite comparar ambos mundos de forma sencilla”.
UN FUTURO CON MUCHO PASADO
Aparte de la opción de las gafas 3D, también está la alternativa de descargarse una aplicación móvil en el smartphone o tableta. Sus características son similares a las de las gafas de realidad virtual. En una pantalla partida se pueden ver de manera simultánea los restos que quedan en la actualidad con la reconstrucción hiperrealista de la antigüedad.
Con esta técnica, además, consiguen que sus proyectos no solo se puedan disfrutar en el lugar recreado, sino desde cualquier parte del mundo. Algo que ya ocurre en el Teatro Romano de Cartagena, y que en los próximas días también podrá disfrutarse en el Anfiteatro y Teatro romanos de Mérida.
Tarragona, Cambrils-La Llosa, L’Espluga de Francolí, Itálica y Ampurias son ubicaciones que forman parte de sus iniciativas. Próximamente también lo hará la Plaza Mayor de Madrid. Además, han vuelto al lugar donde empezó todo, Tongóbriga, en Portugal. Y harán realidad aquello que los llevó al punto donde se encuentran ahora: organizar viajes en el tiempo, aunque sea de manera virtual.
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