En las últimas semanas se ha hablado de un ‘despertar’ del reactor nuclear que explotó en Chernóbil (Ucrania) en 1986. El Instituto para los Problemas de Seguridad de las Centrales Nucleares (ISPNPP) de Kiev ha observado un aumento de las reacciones de fisión nuclear en la central. Si no se toman medidas, avisan, existe el riesgo de que se produzca una reacción capaz de provocar el colapso de algunas secciones inestables del edificio. Y la liberación de polvo radiactivo en la nueva estructura protectora.
Lo que ha medido el ISPNPP es un aumento en la cantidad de neutrones provenientes de un área inaccesible de la planta: la habitación 305/2. Aquí hay toneladas de escombros mezcladas con el combustible nuclear que se derritió en 1986. La cantidad de neutrones provenientes de la habitación casi se ha duplicado en los últimos cuatro años.
Los neutrones son las partículas que inician las reacciones de fisión nuclear, que luego se reproducen en cadena. Por esta razón, su aumento, según el ISPNPP, también indica un aumento de las reacciones aún en curso en el uranio presente en la central de Chernóbil. Si el número de reacciones de fisión continúa aumentando, podría ocurrir una explosión. En cualquier caso, mucho más pequeña que la de hace 35 años.
Además, la nueva explosión estaría contenida por el New Safe Confinement (NSC), el gran ‘sarcófago’ que desde 2016 cubre el reactor que explotó. El daño principal, en caso de que ocurriera un nuevo accidente, sería la dispersión de polvo radiactivo dentro de esta nueva estructura. Lo cual complicaría el proceso de desmantelamiento de la planta, en marcha desde hace tiempo. El problema existe, aunque no hay que exagerar con el alarmismo, y los científicos ucranianos cuentan con algunos años de tiempo para evitar que ocurra lo peor.
Causas del aumento de la actividad nuclear en Chernóbil
No se sabe exactamente qué provocó este fenómeno. Un artículo publicado el 5 de mayo pasado por ‘Science‘ lo describió como «las brasas que quedan tras una barbacoa». Los expertos entrevistados temen que «la reacción de fisión se acelere exponencialmente, dando lugar a una liberación incontrolada de energía nuclear».
Es probable que la lluvia, o mejor dicho, su ausencia, sea una de las causas de esta reanudación de la actividad. De hecho, en 1987 se construyó una estructura de contención sobre el reactor 4, en el que tuvo lugar la fusión del núcleo. El primer ‘sarcófago’, hecho de hormigón y acero. Esta estructura, diseñada para resistir 30 años, permitía que la lluvia penetrara en el interior de los restos del reactor.
El agua ralentiza los neutrones y los hace más propensos a golpear y dividir los núcleos de uranio. En caso de fuertes lluvias, por tanto, aumentaba el número de neutrones alrededor del primer sarcófago. En los años siguientes, para contrarrestar el efecto de la lluvia, se instalaron difusores de nitrato de gadolinio en el techo del sarcófago. Esta sustancia absorbe neutrones, pero no fue posible hacerla penetrar en los subterráneos de la central de Chernóbil, donde se encuentra la mayor parte del combustible fundido.
El nuevo NSC es un medio cilindro de doble acero, alto como un edificio de 30 pisos y largo como un campo de fútbol. Desde su construcción lo que queda del reactor 4 ya no es alcanzado por la lluvia. Por tanto, en la mayor parte de la estructura la cantidad de neutrones detectados disminuyó. Salvo en algunos puntos, como la zona cercana a la habitación 305/2. El ISPNPP considera que, de alguna manera, la menor cantidad de agua hizo que los neutrones rebotaran más dentro del material radiactivo.
Posibles soluciones
Si las reacciones de fisión aumentaran exponencialmente, podría producirse una liberación incontrolada de energía. Esto primero haría hervir el agua que queda alrededor del combustible fundido y luego provocaría una explosión. Evitarlo no es fácil, ya que los niveles de radiación dentro y alrededor de la habitación 305/2 son demasiado altos. Lo cual impide la instalación de sensores que podrían mantener las reacciones bajo control.
Tampoco se puede usar nitrato de gadolinio, porque los escombros del núcleo del reactor fueron cubiertos de cemento. Una posible solución considerada por el ISPNPP es utilizar robots que puedan resistir la radiación el tiempo suficiente para perforar los escombros mezclados con combustible nuclear. E insertar cilindros de boro dentro de ellos, para que absorban los neutrones.
Sin embargo, estas u otras operaciones posibles son solo una parte del mantenimiento actual y futuro requerido por la central de Chernóbil. De hecho, en el futuro a Ucrania le gustaría retirar el combustible nuclear y los escombros con los que se fusionó, y trasladarlo todo a un depósito geológico. Como los que se planean construir en varias partes del mundo para albergar desechos nucleares a largo plazo.
El material radiactivo, el corium, es similar a la lava. Es creado por el reactor nuclear durante la fusión del núcleo. Consiste en una mezcla de óxido de uranio, aleación de circonio, hormigón y serpentinita. Después del accidente de Chernóbil, se deslizó debajo del contenedor del reactor y finalmente se solidificó. En conclusión, parece imposible que se repita en Chernóbil un accidente con consecuencias similares a las de 1986. Aun así, los científicos piden que se tomen medidas lo antes posible. Siempre y cuando que el aumento de las reacciones de fisión no se detenga por sí solo.
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Ohh, ¿pero como puede ser? Si la energía nuclear es segura, ecológica y verde, ¡si hasta la puedes usar para aliñar las ensaladas!.