Coronavirus. Hace pocos meses, el término pasaba desapercibido en los millones de búsquedas de Google. Hoy es la búsqueda más popular.
Pero aunque la mayoría de nosotros no pensásemos a diario en esta familia de virus, lo cierto es que los Orthocoronavirinae, comúnmente conocidos como coronavirus, llevan mucho tiempo entre nosotros. Son, entre otras cosas, los causantes del resfriado común. Antes de que el SARS-CoV-2 o nuevo coronavirus entrase en escena, ya sabíamos muchas otras cosas de ellos.
¿Qué es un coronavirus en realidad?
Solo un puñado de coronavirus afecta a los seres humanos. Sin embargo, la familia de Orthocoronavirinae es extensa. Según el International Committee on Taxonomy of Viruses, el comité que le pone nombre a los virus y los organiza, se han descrito 39 especies de coronavirus. Y todos generan enfermedades respiratorias y digestivas, más o menos graves, en mamíferos y aves. Además, por lo que sabemos hasta ahora, todos tienen origen en animales y la gran mayoría de los seres humanos será contagiado por una de estas especies de virus a lo largo de su vida.
Se trata de virus formados por una cadena sencilla de ácido ribonucleico (ARN), rodeada de una membrana formada por lípidos. Una serie de proteínas dispuestas en forma de espigas en la membrana parecen una corona vista bajo un microscopio, de ahí el nombre de coronavirus.
Se han encontrado rastros de los ancestros de los coronavirus actuales varios milenios atrás, pero la primera vez que alguien observó y describió uno fue en 1966. Ese año, Tyrrell y Bynoe, en ‘Cultivation of viruses from a high proportion of patients with colds’, y Hamre y Procknow, en ‘A new virus isolated from the human respiratory tract’, descubrieron a B814 y 229E, respectivamente. Los dos primeros coronavirus humanos vistos bajo la lente de un microscopio.
Los otros coronavirus humanos
Desde su descubrimiento, nuestro conocimiento de los coronavirus no ha dejado de crecer. Instituciones como el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) llevan más de 30 años dedicándose a investigar esta familia de virus. Sin embargo, muchos de los coronavirus descritos se han descubierto recientemente y, en particular, tras el brote de SARS en 2002. Estos son los coronavirus humanos que conocemos bien.
Los virus 229E y OC43
Aunque presentaban diferencias, tanto el B814 como el 229E descubiertos en 1966 se consideran hoy una misma especie, llamada 229E. Junto a la especie OC43, son dos de los virus responsables de causar la gran mayoría de resfriados comunes. De hecho, regresan de forma recurrente y se estima que cada año contagian entre el 15% y el 35% de la población mundial.
Como el resto de coronavirus, su contagio se produce por contacto directo y aspiración de partículas que contengan el propio virus. Aunque suelen causar sintomatología leve, ambos virus pueden llegar a generar infecciones graves del tracto respiratorio, incluyendo neumonía en bebés, ancianos y personas con inmunodeficiencias.
La irrupción del SARS-CoV
El coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV) saltó de animales a humanos en 2002. El primer brote se produjo en China y, para cuando se controló, había dejado 8.400 contagiados y cerca de un millar de muertos, según datos de la OMS. En un principio el brote tuvo muchas similitudes con los inicios de la epidemia de COVID-19. De hecho, el SARS-CoV-2 es un pariente cercado del SARS-CoV de 2002, con el cual comparte un 80% del genoma.
Como el actual, el SARS-CoV causaba dolor de cabeza, dolor muscular, fiebre y hasta 14 días de problemas respiratorios severos. Sin embargo, el primer virus del SARS era bastante más letal que el nuevo coronavirus. La elevada letalidad pudo ayudar a su contención, ya que el virus tiene más capacidad de contagio cuando más tiempo sobreviva su huésped y más leves sean los efectos que provoca.
Los coronavirus HKU1 y NL63
Tras la aparición en escena del coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave, la ciencia empezó a prestar más atención a esta familia de virus. En 2004 se identificó en los Países Bajos el HCoV-NL63. Afecta sobre todo a niños y ancianos y causa, de forma habitual, infecciones del tracto respiratorio superior. De hecho, se estima que lleva entre nosotros varios cientos de años y que está detrás de alrededor del 5% de las infecciones respiratorias leves que se sufren en todo el mundo.
Un año más tarde, en 2005, se describió por primera vez el HKU1 en Hong Kong. Este virus, que parece tener su origen en ratones, causa síntomas similares al resto de la familia, variando desde resfriados hasta neumonías, en función de las condiciones previas de la persona infectada. Aunque se encontró recientemente, el HCoV-HKU1 está bastante distribuido por todo el planeta.
Del MERS-CoV a la pandemia
Originado en ciertas especies de murciélagos y transmitido al ser humano a través de los camellos. El coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV), descrito en 2012, es el más letal de la familia. Los síntomas son siempre parecidos, pero mata a un 30% de los infectados. El primer caso de la enfermedad causada por este coronavirus se registró en Arabia Saudí (aunque el origen, se supo más tarde, estuvo en Jordania) y casi todos los contagios en otros países están conectados con este primer brote.
Todos ellos están relacionados con el miembro más joven de la familia, el SARS-CoV-2. Pero su impacto no puede compararse. La pandemia de la enfermedad que causa, la COVID-19, no tiene precedentes históricos. En el momento de escribir estas líneas, la OMS confirma casi 650.000 infectados y más de 30.000 muertes. Está presente en 202 países y todo parece indicar que ha llegado para quedarse.
Los coronavirus llevan mucho tiempo entre nosotros, acumulamos información sobre ellos desde 1966, pero siguen sorprendiéndonos con su poder de contagio.
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