El 19 de octubre es el Día Mundial del Cáncer de Mama, la principal causa de muerte en mujeres de entre 35 y 50 años en nuestro país.
Para entender a qué nos enfrentamos, aquí abajo tienes más datos sobre este tipo de cáncer. Afortunadamente, también existen cifras positivas sobre esta enfermedad. Como la que nos dice que el 90% de las pacientes se cura a los cinco años de comenzar su tratamiento.
Y esto es posible gracias a los avances de la ciencia en este campo. O, dicho de otra forma, a cómo la tecnología se ha convertido en el gran enemigo del cáncer de mama.
Cáncer de mama y su detección
La temprana detección del cáncer de mama puede garantizar un mayor éxito en los tratamientos e incluso que posteriormente se necesitan terapias menos invasivas. Los mamógrafos, el aparato de diagnóstico, comenzaron a usarse en 1913. Muestran una imagen del interior de la glándula mamaria a través de rayos X. En la actualidad existe la mamografía digital, que consigue imágenes mucho más precisas y, por tanto, diagnósticos más acertados. Se utilizan píxeles que pueden ampliarse sin perder calidad en la visión y que permiten detectar tumores incluso de menos de 3 milímetros.
El objetivo es lograr equipos más eficaces, como el que ya utilizan en el Hospital Provincial de Castellón. Es un dispositivo desarrollado, entre otros, por investigadores del CSIC y el Instituto de Biomecánica de Valencia. Según explican sus creadores, es capaz de detectar el cáncer de mama hasta un año antes que otros dispositivos. El equipo se llama Mammi y utiliza rayos gamma. En su uso no es necesaria la temida compresión de pecho que sí emplean otras técnicas.
Por otra parte, Hyposens es una tecnología que se emplea para detectar en tiempo real la metástasis producida por este tipo de cáncer. Diagnosticar la enfermedad antes de que se produzca la metástasis aumenta las probabilidades de sanación en hasta un 97%. HypoSens realiza un análisis de los ganglios linfáticos y lo hace de forma sencilla, evitando técnicas invasivas como las biopsias.
En Nobbot ya os hablamos de cómo la inteligencia artificial también puede ayudar a un diagnóstico precoz del cáncer de mama. Se trata del trabajo del Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT y el Hospital General de Massachusetts, en el que utilizaron mamografías de más de 60.000 pacientes para crear un algoritmo capaz de decir si una mujer padecerá esta enfermedad en los próximos cinco años.
Tratamientos personalizados
En cuanto a los tratamientos, uno de los grandes avances tecnológicos ha venido con la medicina personalizada, que focaliza en las características específicas de la enfermedad en cada paciente. Por ejemplo, si antes la terapia tenía en cuenta dónde estaba el tumor y la fase en la que se encontraba, ahora tiene mucha más importancia la tipología de tumor al que nos enfrentamos.
Concretamente, el cáncer de mama cuenta con ocho subtipos diferentes de tumores y cada uno tiene vulnerabilidades diferentes. Los estudios genómicos que se han realizado sobre un gran número de pacientes han permitido clasificar mejor la enfermedad.
Por su parte, las pruebas de expresión genética son tests que se realizan después de un tratamiento de cáncer de mama en fase inicial y que ayudan a determinar si el tumor puede reaparecer en el paciente. Una de las pruebas es la llamada Oncotype DX. Con ella se analizan 21 genes de las células cancerígenas y se obtiene una puntuación de recurrencia que se mide en una escala del 1 al 100.
La nube es otra de las herramientas básicas para determinar qué tipo de tratamiento será más efectivo en cada paciente. En el National Center for Tumor Diseases de Alemania trabajan con SAP HANA, un procesador de información que utiliza la tecnología de base de datos en memoria. Por el momento, cuentan con 150.000 conjuntos de datos que se utilizan para clasificar a los pacientes.
Nuevos equipos y más eficientes. Vision RT es un sistema creado por la empresa GenesisCare. Combinado con la técnica de inspiración forzada (DIBH), permite aplicar las dosis de radiación de forma más segura en los puntos específicos en los que se necesita, sin perjudicar a otras partes del cuerpo. En el caso del cáncer de mama, es clave por su cercanía al corazón.
Reconstrucción en 3D
Después de pasar la enfermedad y el duro tratamiento, es básico que las pacientes vuelvan a sentirse cómodas con su cuerpo. En el campo de la reconstrucción mamaria, la impresión en 3D puede ser el futuro para lograr resultados lo más naturales posibles. En abril de este año, investigadores de la Universidad de Queensland junto con profesionales del Hospital Real Brisbane y de Mujeres en Australia publicaron un estudio que apuntaba a esta técnica. Consiste en usar la impresión 3D con tejidos artificiales de base biotecnológica y usarlos como injerto para la reconstrucción del pezón.
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