Hace pocos días un niño era intervenido por primera vez en la Comunidad de Madrid con cirugía robótica. Se le extirpó un riñón y 48 horas después se le dio el alta. Un tiempo de recuperación mínimo, ya que la estancia en el hospital puede alargarse hasta una semana en estos casos.
Al paciente, de 9 años de edad, sólo hubo que realizarle unas pequeñas incisiones. El cirujano, por su parte, realizó la intervención asistido por un robot. La técnica consiste en el manejo de unos brazos articulados y pinzas como si sus manos estuvieran dentro del cuerpo del paciente. Unas imágenes tridimensionales en alta definición le guían en la ejecución.
Se trata de una cirugía mínimamente invasiva y el artífice, junto al equipo quirúrgico, es el robot Da Vinci. La operación se llevó a cabo en el Hospital Clínico San Carlos, centro de referencia de abordaje quirúrgico robótico. En 2006 se convirtió en el primer hospital público español en disponer de uno, donado por la Fundación Esther Koplwitz. Desde entonces, han realizado más de 1.700 operaciones, pero hasta ahora sólo en adultos.
Cirugías más precisas
El robot Da Vinci fue el primer sistema quirúrgico robotizado, desarrollado en 1999 por la empresa estadounidense Intuitive Surgical. Se emplea en especialidades como urología, cirugía general, ginecología, trasplantes o cirugía torácica. Hasta el momento de su aplicación, las técnicas utlizadas eran la cirugía abierta, la laparoscopia tradicional o la laparoscopia teleasistida.
Las ventajas de la cirugía robótica respecto a estos otros procedimientos son tanto para el paciente como para el profesional. “Para el primero supone incisiones más pequeñas, estancias hospitalarias más cortas, menor dolor postoperatorio, menor sangrado por adherencias entre tejidos y una mejor recuperación”, explican desde el hospital madrileño.
Mientras que para el profesional, como se adelantaba más arriba, proporciona una visión tridimensional y en alta definición del campo quirúrgico. Frente a la visión bidimensional que se tiene en las cirugías por laparoscopia. Una de las consecuencias es que aumenta la precisión en las intervenciones. Sobre todo en aquellas que requieren una disección minuciosa o en las que se realizan en lugares de difícil acceso.
También mejora la realización de suturas. Un procedimiento que resulta especialmente laborioso con la cirugía laparoscópica tradicional, especialmente en niños, donde el espacio es más reducido. Las pinzas del robot Da Vinci son articuladas, por lo que transmite directamente los movimiento de las manos y los dados del cirujano a los instrumentos quirúrgicos.
Operaciones menos traumáticas
En el caso de la cirugía robótica, la preparación del paciente es similar a la cualquier otra intervención. “El paciente va al quirófano y se le anestesia”, describe el doctor Fernando Gómez Sancha, jefe del servicio de Urología y Cirugía Robótica de ICUA-Clínica CEMTRO. “Tan sólo hay que hacer unos pequeños orificios en el abdomen, que son los que el robot utiliza como puertos de acceso. Después el robot se acopla y se coloca en posición operatoria”.
Gómez Sancha explica que cuando se habla de cirugía robótica mucha gente piensa que es un robot el que le va a operar. Pero no es exactamente así. “Da Vinci es un robot esclavo que obedece al cirujano, no tiene independencia a la hora de operar”.
El sistema está formado por tres componentes. La consola quirúrgica con la se controlan los instrumentos mediante dos manipuladores y pedales; el carro con los cuatro brazos móviles que manejan el instrumental; y una torre de visión donde se ve la imagen del interior del paciente.
“La calidad de vida depende de detalles de menos de un milímetro, y esos detalles se ven perfectamente con el robot”, apunta el doctor Richard Gastón, experto internacional en cirugía robótica urológica. “Manejamos la próstata con instrumentos de tres milímetros, lo que significa que hacemos una cirugía muy fina, muy clara, con poco traumatismo. El resultado, naturalmente, es mucho mejor que con las técnicas clásicas que usábamos en el pasado”.
Más de 900.000 intervenciones al año
Desde aquel primer modelo de 1999, el robot Da Vinci ha sufrido una evolución mejorando su precisión, ampliando el ángulo de los movimiento del cirujano y aumentando la definición de las imágenes.
A mediados de 2018 se estaban utilizando más de 4.500 sistemas Da Vinci en el mundo, según los últimos datos proporcionados por Abex, distribuidores del robot en nuestro país. Después de EE.UU., con 2.900 unidades, Europa es el principal mercado con 770 robots instalados. Entre los países europeos, España y Portugal cuentan actualmente con 51.
En 2017, los procedimientos realizados en todo el mundo fueron unos 900.000. En España y Portugal, se efectuaron más de 3.800 intervenciones. Unos números que irán aumentando a medida que la tecnología evolucione. “En Estados Unidos ya se operan tumores con micrometástasis, antes no. Era una cirugía con mucho riesgo. Ahora es mucho más simple y ya podemos tratar pacientes que antes no se trataban, con tumores muy avanzados”, sostiene Gastón.
El experto en cirugía robótica, además, hace una apuesta sobre lo que está por venir. “Va a disminuir el tamaño del robot y el número de brazos. Habrá un robot con un brazo único que trabajará dentro del cuerpo, en el que sólo habrá que practicar un orificio de entrada. Es el futuro”.
En Nobbot | Robots biomédicos y ‘big data’ contra enfermedades raras y tumores
Imágenes | Clínica CEMTRO, Intuitive Surgical