En Europa, solo el 30% de las siete millones de personas que trabajan en el sector de las tecnologías de la información y la comunicación son mujeres. Un dato que se recoge en ‘Libro blanco de las mujeres en el ámbito tecnológico’, publicado hace unos días por la Secretaría de Estado para el Avance Digital, Ministerio de Economía y Empresa.
“En el sector tecnológico es donde la brecha de género es mayor que en cualquier otro sector. Somos muchas, pero no tenemos mucha visibilidad”, afirma Soraya Muñoz, CMO de Open Sistemas. Afortunadamente, esto está empezando a cambiar, como se ha puesto en evidencia durante el encuentro Lead & Inspire: Women In Technology.
Este evento ha reunido esta semana a algunas de las profesionales que forman parte del sector tecnológico y que, desde sus posiciones, están liderando este cambio. Todas ellas relacionadas con un área emergente dentro de la transformación digital de las empresas: la tecnología de datos. Pero con estudios no siempre de carreras técnicas, como ha reconocido una de las moderadoras, María Jesús Moya, Head of Iberia Partners en Google Cloud. «Soy Licenciada en Derecho y nunca pensé que iba a pasar 20 años vinculada a la tecnología. Es un mundo que cuando lo conoces te engancha».
Luchando contra los estereotipos
Todas las asistentes han coincido en que hay que hacer hincapié en la desaparición de los sesgos desde edades tempranas. “El género nos determina, sobre todo cuando tenemos prejuicios”, manifiesta Montse Guàrdia, directora general de Alastria. “Por eso hay que educar en la diversidad. Vamos a empezar a construir el futuro digital ahora y animar a las niñas a que formen parte él”.
Aunque los estudiantes hasta los 15 años tienen un rendimiento similar en ciencias, independientemente del género, es menos probable que las chicas elijan una carrera de ciencias o ingenierías. Algo que se da incluso en los países donde ellas tienen un rendimiento académico superior al de ellos, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En su informe ‘What are the gender differences and the labour market outcomes across the different fields of study?’ queda claro que el número de mujeres que desarrollan su carrera en el campo educativo o el de la salud es superior al de los hombres. Por el contrario, ellos les superan a ellas en sectores como la ingeniería o las TIC.
Los resultados del último estudio PISA en 2015, llevado a cabo por la OCDE, sugieren que las diferencias de género en las expectativas laborales no se deben solo a las aptitudes de chicos y chicas. Los estereotipos y la división del trabajo en la sociedad tienen un papel fundamental.
Algo que ha constatado de primera mano Nuria Ávalos, directora de directora de Blockchain y Experimentación Digital en Repsol. Cuenta cómo sus hijas, ya adolescentes, le decían hace unos días que se cree que los niños son más listos y que las carreras técnicas son más complicadas, por eso son para ellos. “Hay que trabajar para que esto cambie, tanto en casa como en los centros educativos”.
Las niñas también estudian matemáticas
Estos prejuicios determinan su decisión cuando llega el momento decidir hacia dónde quieren orientar sus estudios. “De pequeña yo quería estudiar física o económicas, y al final me decanté por las humanidades, y no sé muy bien por qué”, recuerda Beatriz del Rey, Digital Marketing Manager en Domino’s Pizza. “Para que las chicas opten por carreras más técnicas hay que darles más visibilidad, explicar mejor para qué sirven”.
Una visión que comparte Carmen Reina, Head of Data Culture en Orange: “A las niñas hay que decirles que las carreras más tecnológicas no solo sirven para pensar de una manera más estructurada, sino para muchas otras cosas”. En su caso, la llegada al mundo de la tecnología se ha producido de manera natural.
Licenciada en Matemáticas, siempre le han inquietado estas materias. Gran parte de la culpa la tiene su padre. “Él fue profesor de cibernética hasta los años 80 y en las conversaciones que teníamos en casa una de las protagonistas eran las matemáticas. Creo que eso ha influido en que mi hermana y yo estudiáramos carreras relacionadas con ello. Mi padre era un visionario y mi primer ordenador lo tuve con 14 años”, recuerda Reina.
“Fue él quien me dio mi primer ‘trabajo de consultoría’. Me dijo que si programaba una ecuación de segundo grado en el ordenador con Basic me premiaría con algo de dinero”. Después llegaría la calculadora científica, con la que realizó sus primeras programaciones. Todo ello a pesar de que cuando contó qué quería estudiar, su madre le ‘advirtió’ que las matemáticas solo le servirían para dedicarse la educación.
En busca de equipos diversos
Estos sesgos los arrastran las mujeres cuando irrumpen en el mercado laboral. “Comencé mi carrera profesional en el mundo financiero, donde había hombres y mujeres a los que nos trataban por igual, pero la exigencia laboral era tan alta que cuando llega el momento de la maternidad se produce un punto de inflexión”, advierte Nuria Ávalos.
“Afortunadamente, todas las empresas están trabajando en la diversidad y estoy viviendo ese cambio cultural. Me siento muy responsable de poder acelerar el cambio. Es cierto que todavía hay menos presencia de mujeres, pero hay un convencimiento de que la creación de equipos diversos solo es algo favorable”.
Este escenario no se da solo en empresas con una estructura más tradicional. Es algo que también se ha detectado entre los nuevos emprendedores. “El ecosistema startup genera una red de colaboración potente entre compañeros y compañeras. Todos sufrimos los mismos o parecidos fracasos y éxitos. Aun así, las reglas del juego marcadas son las masculinas por su mayoría. Se crean equipos que no son diversos con las ineficiencias y empobrecimiento que eso genera”, nos explica Marta Romero.
Romero es responsable de la plataforma de empleo de Universia, además de fundadora y CEO de WorkToday. Desde ella trabajan con colectivos de mujeres en riesgo de exclusión social. Además de compartir experiencias en foros enfocadas al mundo STEAM, “para que las niñas conozcan la tecnología intentando derribar los estereotipos”.
Cómo identificar al talento femenino
El ‘Libro blanco de las mujeres en el ámbito tecnológico’ apunta que el 66% de las empresas de telecomunicaciones europeas no cuenta con mujeres en sus puestos directivos. Un fenómeno que ya se detecta en la universidad, e incluso antes, donde los hombres son mayoría en carreras técnicas. Entre las razones que más se esgrimen para explicarlo está la falta de referentes.
Un reto con el que también está comprometida Carmen Reina desde su puesto. “Una de mis labores es que la compañía utilice los datos para ayudar al cambio en la cultura empresarial. Esto incluye reclutar mujeres e incorporar perfiles tecnológicos. En Orange estamos haciendo intercambio de perfiles entre áreas técnicas y no técnicas. Así se aporta una visión más globalizada”.
En el caso del BBVA, han empezado a usar los datos para identificar desequilibrios de género y han puesto en marcha varios proyectos en este sentido. Uno de los objetivos que se han propuesto es que en los procesos de selección haya mucha paridad.
“Detectamos en una misma área de negocio que unas posiciones atraían más a mujeres que otras. Vimos que el lenguaje con el que se describen las ofertas ya nos condiciona”, afirma Clara Barrabés, Solutions Development Principal en BBVA. El uso de la palabra ‘experto’, por ejemplo, no inspira a las mujeres. Lo hemos cambiado y el resultado ha sido aumento de candidatas de hasta un 30%”. Barrabés añade un dato llamativo: “También hemos detectado que las mujeres nos presentamos a un puesto cuando cumplimos el 90% de los requisitos y el hombre el 60%”.
Marta Romero recuerda que, según el informe ‘The Industry Gender gap. Women and Work in the Fourth Industrial Revolution’, del World Economic Forum, para los hombres habrá un nuevo empleo STEM por cada cuatro perdidos, para las mujeres uno por 20 destruidos. “Esto requiere de gran foco en la educación escolar, de formación y de mucha velocidad para revertir este hecho inminente”.
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