Que no te despiste su nombre, Areoso. Este islote situado en medio del mar de Arousa, una de las tres rías baixas gallegas, tiene mucho más que arena. Esconde piedras antiguas que guardan el secreto de de la vida en el noroeste de la Península hace 6.000 años. Un secreto que han desenterrado, mano a mano, la ciencia y la tecnología. Patricia Mañana, arqueóloga del CSIC, directora de la última excavación en el enclave y especialista en virtualización del patrimonio, explica el papel que la fotogrametría juega a la hora de rescatar la prehistoria. Y, de paso, habla también de drones, impresoras 3D e inteligencia artificial.
-¿En qué ha consistido la intervención arqueológica en Areoso?
Hemos identificado y registrado la historia de este lugar desde que se construyó el primer túmulo funerario, hace unos 6.000 años, hasta su abandono y varias épocas de uso posterior, incluida una en la edad de Bronce y otra en la de Hierro. Después, poco a poco, la arena lo fue cubriendo todo hasta llegar al día de hoy. Se formaron las mismas dunas que ahora se están deshaciendo.
-Entonces es un yacimiento que nos habla de la historia neolítica, pero también de la evolución geográfica y climática de la costa Atlántica.
Cuando se construyó esta estructura megalítica, el entorno no era para nada como es hoy. En los estratos de hace 6.000 años no hay rastro de arena, lo cual nos indica que el mar estaría bastante más lejos. Incluso, probablemente, el islote estaría unido al continente, sería el extremo de una península.
los drones y las impresoras 3D suponen una nueva revolución; Los primeros, para recabar datos y hacer fotografías, y las segundas, para hacer hipótesis de reconstrucción y réplicas
Además, la propia erosión que ha sufrido la isla en las últimas décadas ha sido la que ha sacado a la luz la riqueza del yacimiento. El mar es imparable y esta erosión es difícil de frenar. Por eso es importante el uso de técnicas de registro muy completas, como la fotogrametría, para hacer una copia digital y en 3D del yacimiento, estrato por estrato.
La tecnología de la historia
-¿Cómo hacéis para saber la edad concreta de cada estrato?
Entran en juego muchos conocimientos, como geológicos, geomorfológicos, datos previos para contextualizar… Y después están las tecnologías de datación, como el Carbono 14. En el yacimiento de Areoso se ha usado también un sistema conocido como OSL o datación por luminiscencia. Para mí, esto es casi magia. Permite saber cuándo un mineral recibió la luz del sol por última vez.
-Volviendo sobre la fotogrametría, ¿cómo se utiliza en arqueología?
Permite crear una copia digital de la forma y el color de cualquier elemento o superficie. Nos permite, estrato a estrato, recopilar una gran cantidad de información y poder representar los elementos de la excavación de una forma mucha más precisa. Solo tenemos una oportunidad de registro en cada estrato, porque después lo tenemos que retirar para seguir excavando. Por eso es tan importante documentarlo todo bien.
Se usa para todo, desde para hacer los mapas digitales topográficos previos hasta para hacer los catálogos de los museos. Y, claro, para procesar la información y estudiarla después de la intervención.
-¿Y se podría utilizar esta tecnología para descubrir nuevos yacimientos?
En realidad, el análisis de fotografías para detectar posibles yacimientos arqueológicos se utiliza desde que existen las primeras imágenes tomadas desde globos. Hoy en día, lo más habitual es utilizar drones para terrenos concretos y el LIDAR, un escáner aéreo que mapea todo el territorio. Esos datos cartográficos digitalizados están disponibles públicamente para su análisis. El problema es que es una técnica costosa y el escaneado se hace con poca frecuencia.
En los últimos años también se han desarrollado las llamadas tecnologías de información geográfica que analizan, de forma automatizada, de estas superficies y detectan dónde podría existir una estructura.
Las nuevas tecnologías de la información, como las redes sociales y el blog, han contribuido a difundir el proyecto, Tanto a nivel sociedad como entre arqueólogos
-¿Cómo se hace una reconstrucción 3D con fotogrametría?
Lo primero es hacer las fotografías teniendo en cuenta una serie de factores, como que estén georreferenciadas y que cumplan unas condiciones de solape y de iluminación. Después se utilizan softwares de procesamiento 3D que cada vez son más fáciles de manejar y que generan resultados de gran calidad y precisión.
-Y permiten reconstruir objetos que desaparecieron antes de que se utilizase la fotogrametría.
Sí. Para reconstruir la llamada Mamoa 5 [que fue destruida por completo en 2013 por la acción del mar] nos encargamos de recoger fotografías de visitantes y vecinos. A partir de ellas reconstruimos digitalmente en 3D información que estaba perdida. Fue complicado porque las imágenes no estaban tomadas con intención fotogramétrica.
Aquí, la tecnología nos permite reconstruir información que ya no existe. Es una técnica que se utiliza mucho también en zonas de conflicto. Por ejemplo, existe un proyecto en Siria para reconstruir la ciudad de Palmira a partir de las fotografías de los turistas.
-¿Cómo conseguisteis las fotografías para reconstruir esta parte del yacimiento?
Pues era el objetivo principal con el que nació el blog. Gracias a él y a las redes sociales recibimos gran cantidad de información, cerca de 800 fotografías que nos ayudaron a volver a construir esta parte de la historia.
Drones, algoritmos e impresoras 3d
-¿Cómo ha influido la evolución de la tecnología en los últimos años en la utilización de la fotogrametría?
Por un lado, se ha abaratado mucho el acceso a los programas de procesado y, por otro, la inteligencia artificial y la automatización han facilitado su uso. Los algoritmos también han revolucionado este mundo. El software lo hace casi todo solo.
Ahora mismo, los drones y las impresoras 3D están trayendo una nueva revolución. Los primeros para recabar datos y hacer fotografías y las segundas para hacer hipótesis de reconstrucción y réplicas que la gente pueda manejar, para así experimentar y difundir el conocimiento.
-¿Con qué objetivo habéis utilizado los drones en esta excavación concreta?
Hicimos varias series de fotografías aéreas. Algunas centradas en el yacimiento y otras enfocadas en la isla para estudiar su topografía y calcular los cambios que se habían producido en los últimos años. Mantenemos monitorizada una superficie que está desapareciendo. Nos ha permitido repetir las series con mucha frecuencia y con regularidad, mientras que en el caso del LIDAR se toman imágenes cada siete u ocho años.
-Además del registro, imagino que las imágenes tomadas con drones, a nivel divulgación, son importantes.
Sí, parte del trabajo que hicimos con el dron fue grabar una serie de vídeos que van a ir incluidos en un documental que estrenaremos pronto. Se han publicado varias piezas audiovisuales que han ayudado a que se conociese Areoso y a generar el suficiente interés como para que se financiase una excavación. Son actuaciones fundamentales para que se valore el patrimonio y se cree una demanda social para conservarlo.
Las nuevas tecnologías de la información, como las redes sociales y el blog, han contribuido mucho a difundir el proyecto. Tanto a nivel sociedad como entre otros colegas arqueólogos.
-Para terminar, una predicción. ¿Qué crees que se encontrarán los arqueólogos del futuro cuando estudien nuestra época?
Plásticos, sin duda. Seremos identificados como la Edad del Plástico. Fue sorprendente la cantidad de basura que nos encontramos. Sacamos envases de los años 80 que estaban en perfectas condiciones. Como especie es un poco vergonzoso.
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Imágenes: Guidoiro Dixital