Los aires de cambio desenfrenado que vivimos se han introducido en todos los ámbitos de la vida. El trabajo, la economía, las relaciones personales, la política, el ocio… y la educación son hoy facetas sometidas a continua reinvención. María Acaso, profesora de Bellas Artes en la Universidad Complutense y promotora cultural, ha escrito un libro sugerente, Art Thinking, ilustrado por Clara Megías, donde aborda cómo el arte -no como asignatura, sino como “marco de acción social y espacio político”- puede ayudar a transformar las aulas y despertar otra vez la curiosidad de los alumnos.
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Es lo que ella denomina el “art thinking”, un concepto que, entre otras cosas, celebra el placer, que opone el pensamiento crítico al positivista y que hace una apuesta por el trabajo colaborativo y por proyectos en el centro docente. Se trata, como enfatiza María Acaso, de generar curiosidad y conocimiento “a través de una perfomance, de la instalación, de lo sonoro, de la creación de un poema colaborativo o de la creación de una ópera”-¿Qué es exactamente el art thinking?
“Art thinking” es un marco que pretende posicionar las artes visuales como metodologías para cualquier tipo de aprendizaje, es decir, es una macrometodología educativa que introduce las artes visuales, escénicas, digitales, literarias y la arquitectura, no como contenidos, sino como maneras de hacer en los contextos educativos: la escuela, los museos, la universidad y nuestras casas. “Art thinking” no es exclusivo para educadores de arte, sino para educadores de cualquier asignatura y condición, incluyendo a profesores, mediadores y, de manera especial, a padres y madres que quieran que sus hijos aprendan de una manera crítica y contemporánea. Lo verdaderamente importante no es tanto qué es, sino por qué es necesario: necesitamos activar una educación emancipadora para que dejemos de ser consumidores y recuperemos nuestro estatus de ciudadanos y ciudadanas.
-¿Cómo puede ayudar la experiencia artística a fomentar el aprendizaje en los colegios?
La experiencia artística incluye cuatro elementos que han de pasar desde las artes a la educación: el pensamiento divergente, crítico y creativo como alternativa a la supremacía del pensamiento lógico positivista que ahoga la escuela; el placer como elemento central (recordemos que la experiencia estética es un elemento clave de las artes); la celebración de la pedagogía como un proceso de generación de conocimiento, y no solo de transmisión, y, por último, el trabajo colaborativo y por proyectos. Estos cuatro factores clave están ausentes en los contextos educativos y el “art thinking” puede ser una forma de recuperarlos.
Necesitamos activar una educación emancipadora para que dejemos de ser consumidores y recuperemos nuestro estatus de ciudadanos
-Por lo que tengo entendido, no se trata de que el alumno conozca el arte de una manera teórica y erudita, como se ha hecho toda la vida, sino de que lo viva, de que lo experimente para que, a partir de ahí, aprenda y ponga en cuestión muchos discursos que damos por supuestos…
El “art thinking” no tiene que ver con la introducción del arte como contenido, sino como metodología. Tiene que ver con que, además de la lección magistral, los educadores pongamos en práctica en los contextos educativos otras maneras de generar conocimiento: a través del perfomance, de la instalación, de lo sonoro, de la creación de un poema colaborativo, de la creación de una ópera… El “art thinking” entiende las artes como experiencias transformadoras que, tal como nos confirma la neuroeducación, consiguen activar la atención y volver el aprendizaje una experiencia verdaderamente significativa.
-Tu propuesta de conocimiento está en provocar el estupor, en crear interés a los chicos a base de romper con lo esperado. ¿Cómo se logra esto en la práctica? Creo que un día María llevaste una sandía a clase y empezaste a cortarla y eso cambió por completo la rutina.
Llevar una sandía a clase consiste en un hecho que activa la curiosidad y, esta sensación de no saber qué es exactamente lo que va a pasar, se configura como la antesala del aprendizaje. La expectativa, el humor, la ironía, la sorpresa, son elementos clave a la hora de generar conocimiento, como sabe muy bien la industria del entretenimiento. Nosotras reclamamos la necesidad de incorporar estos elementos en la escuela y otros contextos educativos, para crear una alternativa crítica a dicha industria.
-Propones incluso comer en clase como método para romper con lo establecido y provocar el aprendizaje.
Comer en clase no es un acto tan banal como parece: incorpora elementos de desafío a la autoridad, desarrollo de lo multisensorial y, lo más importante de todo: fomenta la creación de comunidad. Organizar una merienda en clase, cambia por completo las dinámicas educativas, produciendo un reparto del poder más horizontal y disparando la potencia de la inteligencia colectiva.
La expectativa, el humor, la ironía, la sorpresa, son elementos clave a la hora de generar conocimiento
-En un momento del libro dices que desde la falta de estabilidad es como vamos a poder trabajar en educación en los años venideros. Me sorprende este discurso en un momento en que tantas voces piden precisamente estabilidad y una hoja de ruta consensuada y de largo plazo para asentar de una vez un buen sistema educativo en España. ¿Podrías explicarte?
El concepto inestabilidad tiene múltiples significados. Cuando hablo de inestabilidad, hablo de la ausencia de certezas y de verdades absolutas, la necesidad que debemos asumir desde lo educativo que nadie tiene la razón, que la ciencia es un relato, y que lo que los profesores decimos en clase es nuestra visión personal sobre un tema. Este es un giro muy importante que posiciona lo subjetivo y lo divergente al mismo nivel que lo objetivo y lo convergente.
-¿Cuáles son hoy en día los mayores frenos al conocimiento y el aprendizaje en la escuela?
Las políticas neoliberales impulsadas desde las administraciones públicas que pretenden, de una manera velada, conducir al des-aprendizaje, la falta de autonomía intelectual y la ausencia de pensamiento crítico en la ciudadanía. España es el único país que conozco que ha eliminado las artes y la creatividad de la educación primaria. Cuando un ministerio de educación ejecuta este tipo de acciones, en un mundo cargado de imaginería visual, el mayor freno es el propio ministerio.
Los jóvenes que están ahora mismo en el sistema educativo, en vez de orientar sus energías a aprender, las orientan a aprobar
-¿Se aburren nuestros hijos en las aulas? ¿Por qué?
Los jóvenes que están ahora mismo en el sistema educativo, en vez de orientar sus energías a aprender, las orientan a aprobar. Esta diferencia es clave. Aprobar significa memorizar datos que vamos a olvidar nada más terminar el examen, mientras que aprender es un proceso muy complejo que no se puede evaluar de las formas tradicionales. El sistema educativo fomenta procesos de estudio anti-significativos que conducen a la certificación, pero no al aprendizaje.
-¿Estáis poniendo en práctica el “art thinking” en algún sitio?
Llevamos experimentando con el “art thinking” en nuestras clases desde hace mucho tiempo y los resultados, por el momento, apuntan a que al menos el 50% de los estudiantes que lo experimentan quedan transformados, es decir, desarrollan capacidades críticas que les llevan a tomar decisiones vitales tales como encaminar su futuro profesional hacia la transformación social, por poner un ejemplo.
-¿Crees que, a medio o largo plazo, esta manera de aprender aprovechando la provocación y la experiencia artística se podría extender a una parte del sistema educativo?
Esto ya está ocurriendo. Nuestro trabajo solo consiste en poner nombres a la procesos que están ocurriendo en la realidad. Cada vez son más y más los educadores que, desde los museos, las aulas y los hogares, desarrollan metodologías que incorporan todo aquello que defendemos en el libro. Nuestro trabajo consiste en visibilizar unas prácticas que ya están transformado la educación.
En Nobbot | ¿Hacia dónde dirigimos la educación cuando los conceptos quedan obsoletos en pocos meses?