Según datos de los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación (PGRI) del Ministerio de Transición Ecológica, en nuestro país existen 19.900 km de zonas inundables delimitadas y se estima que 2.733.000 habitantes vienen en áreas que pueden sufrir inundaciones en España, siendo las demarcaciones de mayor riesgo las del Guadalquivir, Segura y Júcar.
“En estos datos no se incluyen cuencas internas de Cataluña, costa gallega, cuencas andaluzas del sur o los archipiélagos, con lo cual si se hicieran todos los mapas de zonas inundables, alcanzaría a 5 millones de personas, el 10% de la población española”, puntualiza Manuel Regueiro, presidente del
prevención contra las inundaciones en españa
Esta institución recuerda la importancia de la prevención para evitar daños por inundaciones y la necesidad de invertir en medidas que palíen o minimicen los destrozos producidos por las inundaciones en España. En concreto, apuesta por devolver a la naturaleza el suelo mal urbanizado mediante la aplicación de una política de indemnizaciones por expropiaciones a las construcciones que se sitúen sobre terrenos inundables.
Otra medida preventiva puede ser una política de seguros que responda al riesgo real de inundación. “Esto que es habitual en Europa y en Estados Unidos, no pasa en España. Aquí el Consorcio de Compensación es un paraguas que impide que los ciudadanos comprendan los riesgos que de verdad corren y que entre todos paguemos las irresponsabilidades urbanísticas de ciudadanos o administraciones”, señala.
El ICOG también aboga por invertir en estructuras de control de inundaciones como pueden ser las presas de laminación de avenidas o canalizaciones, “aunque sean costosas o provoquen cierta agresividad ambiental”, explica el presidente del Colegio de Geólogos.
Adaptar los usos del suelo a mapas de riesgo
Para el Colegio una de las medidas fundamentales para prevenir los efectos de las inundaciones en España es elaborar mapas de riesgo geológico previos a los desarrollos urbanos. “Hay que adaptar los usos urbanísticos del suelo en función de los mapas de riesgos naturales”, pide Manuel Regueiro, presidente del Colegio de Geólogos. “Los mapas de riesgo son obligatorios por ley, pero en muchos casos las administraciones o no los tienen o no los aplican”, añade.
Por ello, el Colegio de Geólogos pide un Observatorio de los Planes Generales de Ordenación Urbana para comprobar que se cumple la Ley del Suelo y que “existen los mapas de riesgos se usan, antes de permitir urbanizar ningún lugar de nuestro país”, señala.
El Colegio de Geólogos incide en el impacto especialmente desastroso de las DANAS (Depresión Aislada en Niveles Altos) sobre el territorio, ya que “descargan una increíble cantidad de agua en muy poco tiempo y se producen avenidas súbitas”, comenta Manuel Regueiro.
¿QUÉ ES UNA GOTA FRÍA O DANA?
La gota fría, DANA o baja segregada es un fenómeno meteorológico habitual del litoral levantino de España, aunque también se da con frecuencia en el Caribe colombiano y, en particular, en los alrededores de la Sierra Nevada de Santa Marta. De forma técnica, una DANA es un sistema de baja presión en los niveles altos de la atmósfera con un núcleo de aire muy frío. Esta bolsa aislada de aire frío no tiene reflejo en superficie.
Cuando esta bolsa de aire frío se encuentra rodeada de otras masas más cálidas, sobre todo cercanas a la superficie, se crea una gran diferencia de temperaturas en las distintas capas atmosféricas. Esto provoca que las masas de aire cargado de humedad asciendan de forma rápida, enfriándose de forma repentina, generando nubes inmensas (de hasta 10 kilómetros de altura) y dando lugar a fuertes tormentas. Las DANA son habituales en la atmósfera, pero no siempre dan lugar a estos episodios de lluvias torrenciales.
Para que una DANA termine convirtiéndose en lo que popularmente se conoce como gota fría, tienen que coincidir otros factores:
- La temperatura del agua del mar. Cuanto más alta, más aire caliente y húmedo se acumula cerca de la superficie.
- Los movimientos de transporte de calor en el aire. En el Mediterráneo español se produce un movimiento de advección desde el mar hacia el litoral.
- La orografía. La presencia de sistemas montañosos en la costa contribuye también a elevar rápidamente el aire húmedo hacia capas más frías de la atmósfera.
Estas tres condiciones y, en particular, la primera, se cumplen en todo el litoral mediterráneo de nuestro país a finales de verano y principios de otoño. De ahí que las gotas frías sean más habituales en esta época. Sin embargo, el cambio climático y, sobre todo, el calentamiento del mar Mediterráneo, están provocando un aumento en la frecuencia y la intensidad de estos episodios.