En Nobbot solemos ensalzar el GPS, el sistema de posicionamiento global que nos ayuda a movernos por el mundo. Actualmente estos sensores alimentan nuestras aplicaciones deportivas y nos ayudan a elegir la mejor ruta en base al tráfico.
También hemos hablado de la falta de privacidad que supone entregar continuamente nuestra posición a empresas como Google o Apple. Asimismo, hemos tratado los problemas para la seguridad personal y estatal que pueden derivarse de ello, como ocurría con el mapa de Strava.
En este artículo volvemos a hablar de dicho mapa y destacamos algunos datos curiosos sobre él. ¿Dónde se concentra la población? ¿Qué rutas sigue? ¿Cómo se mueve la gente por España y el mundo? ¿Hay personas que no están conectadas?
mapamundi visto en modo GPS
El mapa parcialmente iluminado que vemos abajo es de tipo Mercator, es decir, que los países cercanos al ecuador están fielmente representados en tamaño. A medida que nos alejamos, los países se deforman y agrandan. Valga como ejemplo la Antártida, al sur, con un tamaño desproporcionado, o Groenlandia en el norte.
En el mapa de puntos de calor, generado a lo largo de dos años por Strava, se observan las posiciones de 3 millones de millones de referencias GPS de teléfonos móviles. También apreciamos su tratamiento por técnicas que permiten añadir resolución y compactar datos que tengan sentido estadístico.
Cuando vemos una zona oscura, significa que por allí ha pasado poca gente. Y si damos con una línea con brillo fuerte, entonces es que muchas personas pasaron por ella o muy cerca. En la imagen de abajo se observan dos imágenes: antes y después de tratar los datos con un algoritmo:
Ya comentamos la importancia que tienen los mapas en las tareas de investigación. En este artículo nos planteamos algo similar: aprender gracias a los datos reflejados del GPS desde el espacio.
España es de costa
La mayor parte de la población mundial se asienta cerca del agua y, concretamente, alrededor de lagos, mares y océanos. En el mapa de calor GPS de España podemos observar que destacan Madrid y Andalucía sobre el resto. Mientras que el grueso de los españoles vive junto al mar, buena parte de los andaluces lo hace en las sierras del norte y los madrileños en la meseta.
El resto de nuestro país se encuentra bastante despoblado, aunque tengamos en cuenta el sesgo de los datos. La señal GPS de los smartphones no existe con fuerza allí donde la población se encuentra muy envejecida, como en las dos Castillas, Extremadura y Aragón. Por lo tanto, al mapa le faltan muchos puntos de personas vivas que no están registradas.
el camino de Santiago
La ruta que une Ávila con Plasencia, Cáceres, Mérida y Sevilla es un camino frecuente para los españoles. Podemos observar cómo el camino discurre entre la A-5 y la frontera con Portugal en el mapa de arriba. Pero hay otra ruta mucho más llamativa y conocida mundialmente que se distingue con total nitidez el Camino de Santiago.
No es un trayecto único, hay varios: el primitivo, el salvador, el del norte, el inglés… En la imagen de arriba se aprecia bien el francés, que cruza desde Saint Jean Pied de Port (extremo superior derecho) hasta Pamplona (primer núcleo iluminado de la ruta visible). Y de ahí sigue la línea casi horizontal hasta Santiago en lo que parece un camino de neuronas pintadas por Ramón y Cajal.
¿Y los chinos e INDIOS?
La República Popular China contaba con 1.378 millones de personas en 2016, según el Banco Mundial, y la India con 1.324 millones. Eso suponía el 36,3% de la población mundial de aquel entonces. Siendo así, ¿por qué territorios como Estados Unidos, Ciudad de México, Europa, Japón o Australia oriental brillan más? ¿Dónde están los chinos y los indios?
Aunque tanto la India como la República Popular China cuentan con más de un tercio de la población mundial, esta se divide en dos grandes bloques: las regiones occidentalizadas que viven junto a las costas (Mumbai, Panaji, Mangalore; Hong Kong, Macao, Shangai…) y que hacen uso de la tecnología más avanzada; y la población de interior, muy aislada y rural. La primera la podemos ver perfectamente sobre el mapa, pero la segunda no.
Esto demuestra que el IoT no está llegando a todas partes del mundo del mismo modo y a la misma velocidad, lo que evidencia las brechas digitales entre núcleos urbanos occidentalizados y pequeños pueblos tradicionales. La diferencia de oportunidades entre ambos genera éxodos rurales como los que vimos en España a mitad del siglo pasado y acucia la diferencia entre zonas iluminadas y oscuras.
Sudamérica y África no existen
Aquellas zonas del mundo que disponen de un teléfono móvil con GPS también cuentan con antenas de telecomunicaciones. De poco o nada sirve tener un smartphone si carecemos de acceso a Internet. Este punto es importante porque aquellos lugares sin acceso a la red no están reflejados en el vértice de nuestra cultura: la sociedad online, la única que valoramos.
Podemos poner como ejemplo este portal, publicado, leído y comentado íntegramente online, y no accesible sin conexión. Los países que no disponen de una conexión activa son incapaces de leernos. Y también países mudos, que no reflejan en la World Wide Web sus pensamientos, opiniones y puntos de vista. En otras palabras, el mapa de Strava nos muestra los países en silencio, aquellos que casi no existen.
No son pocos. De hecho es preocupante que casi toda Sudamérica esté muda. Colombia, Ecuador y Chile se salvan, con una densidad de smartphones relativamente elevada. También algunas zonas de Paraguay o Brasil (muy concentrado) tienen acceso. Pero Perú, Bolivia, Guyana, Surinam, Guayana Francesa e incluso Uruguay son países con poca presencia en la red.
En África el panorama es aún peor. Tan solo Sudáfrica, Kenia, Marruecos y Egipto tienen una actividad limitada. La del resto es residual o nula, lo que significa que no tienen voz en la opinión internacional.
El mapa de Strava pone de manifiesto muchos hechos: las bases secretas estadounidenses, las rutas frecuentes entre personas conectadas, la diferencia entre un mundo en red y otro desconectado y el reparto mundial de smartphones, entre muchas lecturas posibles.
Los datos son el nuevo oro y podemos usarlos para proyectos que persiguen el bien común, como llevar Internet a todas las zonas del mundo y abrir el planeta a todas las opiniones y puntos de vista.
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Imágenes | Strava