A pesar de los avances que en los últimos años se están produciendo para paliar el cáncer, cuando se diagnostica esta enfermedad el temor se apodera del paciente y de todos los que le rodean. Para sobrellevar la situación de la mejor manera posible, los oncólogos aconsejan no dejarse llevar por el pesimismo.
Mantener alta la autoestima es esencial. A ello no solo contribuye los resultados médicos que se obtienen tras someterse al tratamiento prescrito. Mirarse al espejo y reconocerse en la imagen que nos devuelve es fundamental.
frío para evitar la caída del CABELLO
Uno de los efectos secundarios más habituales de la quimioterapia en el tratamiento del cáncer es la caída del cabello. Aunque no lo sufren todos los pacientes, en ocasiones el pelo de la cabeza, e incluso de las cejas y las pestañas, desaparece paulatinamente. E, inevitablemente, se asocia a una señal de que algo no anda bien.
El uso de una peluca –cada vez con resultados más naturales– es habitual. Aunque conservar el propio pelo mejora aún más el ánimo de los pacientes. Algo que ya es posible gracias a un sistema de enfriado del cuero cabelludo. Y que cuenta con las garantías de la Food and Drug Administration (FDA), la agencia del Gobierno estadounidense encargada de regular los medicamentos.
En España, Oncobel fue pionera en traerlo a nuestro país en 2012. Desde entonces han tratado a unos 400 pacientes. Su directora, Nuria Sebastián Merino, explica a nobbot que este sistema produce tres efectos. “Uno es la reducción de la circulación de sangre entre un 20 y 40% por la vasoconstricción de las arteriolas. Otro es la disminución del metabolismo de las células de folículo piloso, que entran en hibernación –es decir, no necesitan alimentarse–. Y el tercero es que en estas condiciones se produce un bloqueo del paso de líquidos de la membrana celular”.
Todos estos factores generan un efecto de citoprotección. Esto evita que los quimioterápicos, o fármacos, ejerzan una acción tóxica sobre las células del folículo piloso de forma muy importante. “Como consecuencia, los pacientes puedan conservar casi todo su pelo y, curiosamente, en muchos casos también en cejas y pestañas”.
Una cerveza fría tiene la culpa
La idea de aplicar esta técnica tiene su origen en los años 50 del siglo pasado. A una enfermera se le ocurrió poner bolsas de hielo en la cabeza a sus pacientes para que recuperaran la temperatura habitual. Pero al no tratarse de un frío continuo, solo era efectivo hasta que se derretía el hielo. También se desarrollaron gorros de gel, pero el efecto era similar, así que nunca fue aprobado por la FDA.
Más tarde la empresa Paxman Coolers, dedicados a la fabricación de serpentines para los tiradores de cerveza, retomó la idea. La iniciativa surgió porque la mujer del actual presidente, Glenn Paxman, empezó a perder pelo tras someterse a un tratamiento contra el cáncer de mama. Para intentar evitarlo empezó a usar el sistema de enfriamiento existente, pero sin buenos resultados.
Basándose en su experiencia, en esta compañía iniciaron un proyecto para diseñar un sistema que fuera efectivo. Después de años de investigación, en 1997 instalaron por primera vez el Paxman Scalp Cooling en el hospital de Huddersfield (Reino Unido).
Consiste en la utilización de un gorro de silicona con un circuito integrado por el que circula un líquido refrigerante. Se conecta a una máquina que se encarga de mantener una temperatura óptima de 22ºC. Mientras que el paciente tiene puesto el gorro, puede dormir, leer, comer, beber, escuchar música e, incluso, ir al servicio.
La parte negativa es que el sistema solo se puede usar para tumores sólidos, nunca para líquidos. Los primeros son los derivados de masas anormales de tejido, como el cáncer de mama o de piel. Mientras que los líquidos son los que se originan en las células sanguíneas, como la leucemia.
Hasta un 91% de éxito
En España, se administra en el centro donde el paciente recibe la quimioterapia. Se aplica 30 minutos antes de la infusión para preparar el cuero cabelludo a la temperatura óptima, durante toda la quimio y hasta 90 minutos después. “Lo que hace es cubrir el tiempo de mayor exposición a los [medicamentos] citostáticos que circulan en sangre y que son los que hacen que el pelo se rompa”, nos explica Sebastián Merino.
Antes de iniciar el tratamiento, se elabora una ficha con los datos del paciente para poder determinar su efectividad. Recibe dos sesiones para comprobar los primeros resultados. “El porcentaje de éxito oscila del 42 al 91%”, apunta la directora de Oncobel. “Depende del quimioterápico –si es más severo o menos–, de la dosis que se reciba del mismo, si ha tenido bajada de defensas, etcétera”.
Es recomendable usar el sistema en todas las sesiones de quimioterapia programadas para, así, obtener el mejor resultado posible. Y eso no solo incluye evitar la caída del pelo, también sentirse bien con uno mismo para luchar mejor contra el cáncer.
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Imágenes | Oncobel