Cuando bebemos agua de una botella, esta se va deshaciendo en partículas que acabamos bebiendo, de tal forma que hay 25 veces más microplásticos en el agua de una botella de plástico que en la del grifo.
IDAEA-CSIC), quien destaca la necesidad de reducir nuestro consumo actual de plástico. “El objetivo de “plástico cero” no lo vamos a alcanzar nunca, porque existen aplicaciones cuyo uso del plástico es necesario, como en los dispositivos médicos. Pero se estima que el 40% de los plásticos que se producen se destinan al empaquetado, con una vida útil extremadamente corta. Si fuéramos capaces de reducir a la mitad el consumo de plástico que tenemos actualmente, ya habríamos conseguido un gran avance. Y a los plásticos de un solo uso es a los que deben dirigirse actualmente las medidas legislativas”, explica.
Así lo explica la investigadora Ethel Eljarrat, del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (La producción de plásticos a gran escala comenzó en la década de los 50 del siglo pasado y, actualmente, se producen más de 300 millones de toneladas al año. De estas cantidades, se estima que ocho millones van a parar directamente a las masas de agua.
el problema en cifras
Ethel Eljarrat explica la dimensión del problema con datos. “Se estima que, desde el inicio de su producción en los años 50, se han producido más de 8.000 millones de toneladas de plástico, y se calcula que más de 6.000 millones ya no están en uso, sino que se han convertido en residuo. De estos, solo en torno al 10% se ha reciclado, otro 10% se ha incinerado y el 80% restante se encuentra repartido en vertederos en el ecosistema terrestre o en el marino”.
A pesar de esta situación catastrófica, la producción de plástico aumenta de forma exponencial y se estima que para el año 2050 se producirán más de 1.000 millones de toneladas. Una cantidad que generará problemas en ríos, mares, playas, suelos agrícolas, etc. Existen datos que apuntan que, si se sigue con la tendencia actual, en 2050 habrá más plástico que peces en los mares. “Es evidente que este incremento en la producción de plástico debe frenarse lo antes posible”, dice Eljarrat.
tres frentes de lucha contra el plástico
Para abordar este problema de los microplásticos, la investigadora propone hacerlo desde tres perspectivas diferentes: en primer lugar, la reducción del consumo, seguido de la investigación en nuevos polímeros y nuevos aditivos químicos menos contaminantes y, finalmente, la gestión de los residuos actuales.
“Es importante –explica- que la concienciación social vaya acompañada de medidas legales. Mi opinión es que vamos tarde, por ejemplo, con la prohibición de los plásticos de un solo uso. Los plásticos de un solo uso estarán prohibidos en la UE a partir de 2021. Esto significa que en 2020 vamos a seguir generando una gran cantidad de residuos que, a día de hoy, no sabemos cómo gestionar. La reducción del uso pasa por la concienciación social, pero acompañada de medidas legales”.
“En segundo lugar, una mayor investigación en el desarrollo de nuevos polímeros más biodegradables y reciclables, así como el uso de aditivos químicos que sean menos contaminantes. No basta con que el polímero sea biodegradable, eso es solo la mitad del problema, sino que debe estar libre de aditivos químicos tóxicos”, añade Ethel Eljarrat.
“El tercer punto es qué hacemos con los más de 6.000 millones de toneladas de residuos que existen a día de hoy y que tenemos que gestionar. Hay medidas muy interesantes de recogida de basura en mares y océanos, como The Ocean Cleanup, pero hay que saber qué hacer con las toneladas de basura plástica marina que se recoge y se traslada a tierra. ¿Cómo lo gestionamos? Existen diversos avances en la degradación del plástico mediante enzimas, bacterias u hongos. Y hay que seguir trabajando en estas líneas de desarrollo”, concluye.