La Junta Nacional de Bibliotecas de Singapur (NLB) se ha asociado con OpenAI y LePub de Publicis Groupe para transformar libros en juegos de aventuras interactivos basados en texto en su proyecto Playbrary.
En la actualidad son mil los libros de dominio público que se pueden transformar en juegos al estilo «elige tu aventura», aunque cada día que pasa se van añadiendo más.
El funcionamiento es muy sencillo: solo hay que clicar en el libro que queremos convertir en un juego y la web genera un código que, posteriormente, podemos copiar en el chat de diálogo de ChatGPT y jugar directamente en el famoso chatbot de OpenAI.
Eso sí, tal como explican la Playbrary, para disfrutar de la mejor experiencia de juego se recomienda una suscripción a ChatGPT. Sin embargo, también está disponible con la versión gratuita de ChatGPT-3.5.
playbrary aún es regulinchis
De momento, la lectura de libros no corre peligro porque los resultados de esta web, que aún está en desarrollo, dejan bastante que desear. «Como dice el refrán, el libro suele ser mejor que el juego», apuntan en Playbrary. Pero, después del susto que la inteligencia artificial ha metido en el cuerpo del sector cinematográfico, esto te deja el cuerpo raro. ¿Hacía dónde evolucionará la idea?
De momento, la propia web anima a los autores a incorporar su libro a la biblioteca de Playbrary para dejar «que más personas descubran tu libro de una manera nueva y emocionante». Vamos, que como esta idea de convierta en tendencia vamos a ver más escritores de «prompts» que de novelas. Que esto se convierta en un puente de plata para llevar a los jóvenes desde las pantallas donde ven cosas en TikTok a los libros es algo que está por ver. Pero no adelantemos acontecimientos.
Uno, que peina canas, recomendaría a los jóvenes dejarse llevar por la emoción de la lectura que proporcionan grandes obras de la literatura como Frankenstein, 20.000 leguas de viaje submarino, Drácula, La máquina del tiempo, Orgullo y prejuicio, El retrato de Dorian Gray, El libro de la selva, El conde de Monte Cristo o Las aventuras de Sherlock Holmes. Incluso leyéndolas en papel, con ese tacto tan gustoso.