Polígono chino es una novela policiaca que, como todas las grandes obras del género, utiliza una excusa criminal para internarse en algunos rincones oscuros de la sociedad. Y lo hace enganchando desde la primera página al lector, al que no da respiro.
Así, en esa primera página ya se nos habla de un accidente fatal en extrañas circunstancias de un rico empresario que se suma a otras cuatro muertes anteriores, todas ellas conectadas con las joyas de un tesoro azteca sobre el que, quizás, sobrevuela una maldición.
El protagonista de la novela, Jordi Zabala, es un quemado periodista de un conservador diario madrileño llamado «La Munición», un periódico en el que internet comienza a ganar presencia. Su sección de documentación agoniza a los pies de la Wikipedia que acompaña el avance de la investigación periodística que sirve de hilo conductor a la trama. De hecho, como recuerdo de un tiempo que supuso el inicio de la mal digerida transformación digital de la prensa, el subdirector de ese diario sentencia, en un pasaje del libro: «no podemos competir con la Red».
La trama se desarrolla en el año 2001. Nada hacía presagiar que, 22 años después, alcanzaríamos las velocidades de conexión al mundo virtual que hoy nos ofrecen tecnologías que entonces resultaban inimaginables, como XGSPON o 5G. Avances que abren la puerta a un nuevo mundo, dominado por la inteligencia artificial o el metaverso, en el que, esperemos, siga habiendo sitio para historias como la que la de Polígono chino.
‘polígono chino’ y sensacionalismo
Un jefe sensacionalista y una serie de muertes asociadas a la llegada a España del tesoro de Moctezuma, el emperador azteca, empujan al protagonista a emprender una investigación sin más fin que el de explotar el morbo de una supuesta maldición, mientras intenta rehacer su maltrecha vida amorosa con una guapísima inmigrante cubana.
La pista lo llevará a través de los garitos de la noche madrileña, urbanizaciones de lujo, lugares donde se practica la santería, un club de intercambio de parejas y un polígono de mayoristas chinos. En su pesquisa deberá lidiar con una galería de siniestros personajes: el comendador de una logia de ultraderecha; un célebre ladrón de obras de arte; un duque con turbios intereses en América Latina y, el maquiavélico director de La Munición.
Empeñado en descubrir el paradero del tesoro, Jordi se verá atrapado en un embrollo con imprevistas derivaciones políticas que pondrán en peligro su empleo, su romance y su vida.
ecos de corto maltés
Con ecos de Corto Maltés, Tintin y clásicos del género negro como Raymond Chandler o Dashiell Hammett, esta novela de Pablo Francescutti, editada por Cosecha Negra, ofrece un extraordinario divertimento que combina asesinatos, conspiraciones y sexo con el retrato de una época en la que las excavadoras horadaban las calles para instalar las líneas de ADSL que eran las vías de entrada a unas autopistas de la información llenas de baches.
El hecho de que Francescutti y el protagonista de su novela compartan el oficio de periodista, permite al autor hacer una crítica, llena de sarcasmo, de algunos tipos y usos periodísticos así como de personajes y circunstancias que caracterizaron el comienzo de este siglo. Al comenzar la lectura nos encontramos con una nota de descargo de responsabilidad, quizás en prevención de que alguien identifique un rostro real entre los de ficción que pueblan este rico mundo novelesco.
Nacido en Rosario (Argentina) y residente en Madrid desde 1990, Pablo Francescutti alterna la sociología con la docencia universitaria y la literatura. A sus colaboraciones en Diario 16, El Sol, La Razón, El País, Frontera D y El Cultural se suman una docena de ensayos publicados por Cátedra, Alianza Editorial, Dykinson y Comares, entre otras editoriales, y dos libros de relatos: Paella Monstruo (Huerga y Fierro) y Grandes Reportajes (Almud).
Las teorías de la conspiración, el espionaje, la ciencia ficción, la antropología, el mundillo del periodismo y la arqueología figuran entre los temas de sus textos, algunos de los cuales se entremezclan en Polígono chino.