Está de moda. Nada ni nadie puede escapar a este concepto del que todos hablan y pocos entienden. Se puede aplicar a la política, el periodismo y cualquier conflicto social. La posverdad, por ejemplo, puede ser utilizada para debatir sobre el plátano en el arroz a la cubana. ¿Lleva? ¿No lleva? ¿No ha llevado nunca? ¿Los lobbies del plátano nos han hecho creer que sí? ¿Pero es que no? ¿Han influido los medios para decir que el tradicional arroz con tomate no lleva plátano?
Algunos, como la prestigiosa Oxford, han intentado acotar el significado de posverdad: “denota circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública, que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”. Tampoco queda muy claro. Viene a decir algo así como que nos da igual si las cosas son mentira o no, atenderemos a otros factores para creernos una información.
Entonces, qué hacemos: ¿nos creemos las informaciones de los medios de comunicación? ¿O no? ¿Mienten? ¿Todos? Sí, sí, a veces y algunos. Aunque la duda para usuarios, lectores, televidentes, oyentes y lectores es clara, ¿qué hacer para escapar de eso?
Aquí no vengo a decir a quiénes leer o escuchar. Ni tampoco quiénes son los dueños de la verdad. Tan solo ofrezco mi visión personal para salir de esos nidos de posverdad y confiar en la información que consumo. De esta manera consigo que sean los hechos objetivos, más o menos reales, los que de verdad influyen sobre mí; y no fotos malintencionadas o titulares alejados de la realidad.
la posverdad acabó con LA VAGUERÍA
Lo siento, todo esto tenía truco. Para difuminar todo rastro de posverdad, el primer implicado debe ser el usuario. Se acabó recibir impactos a través de redes sociales o buscadores. O, incluso, entrar a lo bruto en un medio digital y empezar a leer su portada. Ha llegado la hora de ser activo. Dado que la información es gratis y abunda en exceso, hay que hacer el esfuerzo de encontrarla.
Para ello se debe buscar a los periodistas. Hay que alejarse de los medios en su conjunto, para ir al profesional en particular. Es fácil que uno o dos (o tres) medios puedan estar vendidos a intereses comerciales y publicitarios. Que los estén tantos periodistas a la vez es más complejo. La búsqueda no será sencilla, pero el resultado ofrece garantía.
En mi caso particular tengo referencias en distintos sectores. Hablaré el ámbito económico, tecnológico y empresarial que, a mí, es el que me afecta. Por ejemplo, si quiero estar al tanto de temas de startups y emprendimiento, leo a Jesús Martínez (@jesusmargon) o Carlos Otto (@ottoreuss). Cuando necesito saber qué pasa por el mundo de las telecomunicaciones, lo que digan Ignacio del Castillo (@naciocastillo) o Antonio Lorenzo (@antoniolorenzo) me sirve de referencia. El turismo está de moda, pero cómo fiarse de los datos y las empresas que lo impulsan: David Page (@davidpagep) o Yovanna Blanco (@yovannablanco).
Y la lista se amplía para cada sector o tema de interés. Además, muchos de estos periodistas, en sus cuentas de tuiter, pondrán enlaces a sus noticias o a temas relacionados. Caso del pujante sector inmobiliario, pues Rebeca Arroyo (@rebearroyo) o Ruth Ugalde (@RuthUgalde). Y de energía, ni dudarlo, Iñaki de las Heras (@InakidelasHeras). Si la cosa se pone financiera, Ana Antón (@aantonf) o Nicolás Sarriés (@nicolasmsarries). Sobre tecnología, la biblia en castellano más transversal y profunda, la web de Norberto Gallego (www.norbertogallego.com).
SEGMENTAR Y SEGMENTAR
Si el objetivo es seguir a 2.000 personas en tuiter, para que de vuelta te sigan otros 2.000, olvídate de poder segmentar y tener un canal de información útil. Lo ideal es poder mantener un volumen de seguidos que te permita tener una especie de newsletter personalizada para poder seguir los temas. Claro está, siempre que se quiera estar bien informado.
HERRAMIENTAS para huir de la posverdad
Una vez que tienes seleccionados a quien seguir, hay algunas herramientas que ayudan mucho. Un ejemplo, aunque hay varios, es el de Feedly, un agregador de RRS que sirve para obtener los resultados de las noticias que previamente hayas seleccionado. Bien mediante secciones de un medio, el medio entero o por autores. En cierto modo es como un diario personalizado en el que verás lo que quieras, única y exclusivamente.
NEWSLETTER
Habían muerto, o eso parecía, pero ante este ruido vuelven a estar de moda. Es otra herramienta fabulosa para segmentar lo que cada uno quiere leer. La mayoría de medios tiene estas plataformas de suscripción que te envían las noticias al correo. El principio sería el mismo: hacer una buena selección, implicarse en la búsqueda de blogs y medios solventes, y poder estar tranquilo con lo que se lee.
Todo esto son pequeñas gotas en el desierto para escapar de esa posverdad, sí; pero por algo hay que empezar. Es muy sencillo argumentar que los medios mienten, los políticos también, y todo el mundo, a fin de cuentas. Por eso solo queda ser proactivo en la búsqueda de información. Quedarse quieto es atenerse a las consecuencias. Basta de lamentos. Se hace el mejor periodismo que nunca se haya hecho. Aunque hay que buscarlo.
En Nobbot / Educación contra “fake news” y posverdades en tiempo de incertidumbres