El precio de algunos medicamentos de uso corriente se ha disparado un 341,84% desde 2012. Por primera vez, el Ministerio de Sanidad español ha tenido que actuar con uno de estos medicamentos, Fortasec, debido a las cifras tan elevadas que ha alcanzado. Además, Johnson & Johnson, la empresa fabricante, pretendía volver a incrementar el importe que paga el público.
Los medicamentos son sustancias que requieren una gran inversión en investigación. Es una tecnología cara desde el punto de vista de laboratorio. Sin embargo, ¿hasta qué punto puede gravarse tanto su factura? ¿Por qué suben tanto algunos productos? Echamos un vistazo al sector farmacéutico de productos con precio notificado, aquellos cuyo incremento ha de ser aprobado por el Gobierno.
Algunas subidas alarmantes de precios
El top 3 de subidas en medicamentos desde 2012 lo encabezan tres productos relacionados con las vías respiratorias: el jarabe Flutox (+387,3%), los comprimidos recubiertos Flutox (+384,2%) y el jarabe Mucosan para niños (+333,5%). Si hace unos años el primero de los jarabes tenía un coste de 1,73 euros en farmacia, ahora alcanza los 8,43 euros.
Dichos aumentos no solo afectan a las vías respiratorias, aunque los jarabes son frecuentes en la lista. Al menos 17 productos han engordado su precio por encima del 200% (ver gráfica superior). Es decir, cuestan más del triple que hace unos años. Y al menos 46 fármacos han aumentado por encima del 100%.
Llama la atención el caso del Fortasec, un medicamento cuyo precio ha sido frenado por el Ministerio de Sanidad. Este suele venderse en cajas grandes, aunque los expertos aseguran que con unas pocas pastillas suele ser más que suficiente. De hecho, la automedicación con este fármaco, que detiene la llamada “diarrea del viajero”, puede ocasionar oclusiones intestinales. Y es que los medicamentos no están exentos de riesgo.
¿Por qué aumenta el precio de los medicamentos?
Desde el sector farmacéutico el motivo dado para la subida reiterada del precio de estos medicamentos ha sido la falta de rendimiento económico de estos productos. Concretamente, algunos medicamentos no presentan un “beneficio-riesgo favorable”. Más adelante volveremos sobre este tema.
Estos datos parecen chocar con las cifras que, mes a mes, arroja el ‘Informe mensual del mercado de la farmacia española’, redactado por la firma Iqvia (IMS Health y Quintiles). Según la última publicación, de febrero de 2019, el mercado farmacéutico ha presentado un crecimiento positivo del 1,7% en el último año. Aunque las farmacias no solo venden fármacos.
Con respecto a estos últimos, se han vendido un 0,8% más medicamentos en un año, lo que supone un crecimiento acumulado del 1,5%. Es decir, cada vez se venden más medicamentos y su precio ha aumentado, en líneas generales. Estas cifras incluyen aquellos con financiación pública.
También los genéricos. Sin embargo, desde la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg) llevan tiempo alertando sobre cómo se han estancado. Hasta 2015, su cuota de mercado creció hasta el 48,1% sobre el total, pero no alcanzamos el 65% de la media europea.
Si hay demanda, se aumenta el precio
Frente a los datos aportados por los fabricantes, los datos parecen mostrar que si un medicamento sube es porque hay demanda. Es decir, responde a la clásica ecuación del libre mercado: si se compra más, se sube el precio. El coste del mencionado Fortasec ha crecido un 218,5% en la caja de 20 pastillas.
En 2012, año en que se excluyó este remedio de la prestación farmacéutica del Sistema Nacional de Salud, el volumen de negocio de este fármaco era de 6,6 millones de euros, y en 2018 de 18,2 millones de euros. Es decir, desde entonces se ha triplicado.
En la guía de la OCU ‘Los medicamentos, del laboratorio al consumidor’ (2016), nos encontramos con un camino muchas veces tortuoso de investigación que a menudo no alcanza el mercado. Con frecuencia, esta senda nos conduce a costosos ensayos clínicos. Pero esto no parece justificar la subida de un producto una vez ha sido aprobado por el Ministerio de Sanidad.
Incluso teniendo en cuenta factores como la amortización, sabemos que el coste de fabricación de un medicamento decrece considerablemente con el tiempo. En otras palabras, no hay relación entre un aumento de coste y el de precio. También según la OCU, en España el margen de beneficio relativo a la distribución de medicamentos roza el 7,6%, y sube al 27,9% en dispensación (farmacia).
¿Necesitamos todos estos medicamentos?
Esta es una pregunta indispensable. Arriba hemos comentado cómo el Fortasec se compra en packs de tamaño desproporcionados y cómo su mal uso resulta perjudicial. Pero, dado que se compra, su precio no deja de subir. Las autoridades sanitarias llevan tiempo recordándonos que el exceso de medicación resulta contraproducente.
En su vertiente más grave está la aparición de superbacterias debido al uso frecuente de antibióticos. Fernando García-Salas, presidente de la Sociedad Española de Pediatría Extra Hospitalaria y Atención Primaria, llamó la atención recientemente sobre este problema. Y mencionó los polémicos jarabes.
La mayoría de jarabes para la tos usados en #pediatría son inefectivos yo peligrosos.
Nuevo hilo de #ApuntesFarma#farmaciacomunitaria#FarmaciaHospitalaria#farmacia #pharmacy pic.twitter.com/NnDeBIfB0g— Roi Cal (@roi_cal) December 21, 2018
Recordemos cómo los últimos estudios matizan la efectividad o conveniencia de los jarabes, precisamente los productos que más han subido. Según Roi Cal Seijas, vicepresidente de la Asociación de Farmacéuticos a Favor de la Evidencia Científica, los jarabes se dividen en:
- Los que resultan ineficaces.
- Los que podrían tener algunos beneficios leves pero presentan riesgos (para el paciente).
- Los que no presentan pruebas de su funcionamiento.
Si muchos no funcionan o resultan directamente en una contraindicación, ¿por qué se venden? ¿Y por qué siguen subiendo de precio? La respuesta sencilla es… porque se siguen comprando. Si en el ideario colectivo seguimos pensando que una tos se soluciona mejor con un fármaco que con un poco de miel disuelta, el coste de los medicamentos seguirá escalando.
La educación sobre fármacos y su dispensa resulta indispensable. De hecho, ¿cuántos lectores piensan que el resfriado y la gripe son lo mismo y los tratarían igual? También es clave acudir al médico sin presionar para que nos recete algo. Los medicamentos son piezas de tecnología maravillosas, pero en muchas situaciones comunes resultan prescindibles.
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