Muchas veces, no somos todo lo cuidadosos que deberíamos con nuestra privacidad en Internet. No se trata sólo de aquellas páginas en las que las condiciones de servicio aparecen escondidas o con un redactado ambiguo, marcadas por defecto como alternativas con las que compartimos nuestros datos con el servicio sin ser conscientes del todo. Hablamos de datos que facilitamos alegremente en algún momento y ya quedan en la red para siempre. Por eso, hoy nos preguntamos, ¿qué sabe la red ti?
Las redes sociales están pensadas para compartir y, por este motivo, añadimos todo tipo de datos personales, como fecha de nacimiento, si tenemos pareja o no, en qué ciudad vivimos o cuáles son nuestros gustos, hobbies, etc. Basta con ver uno de estos vídeos recopilatorios que nos ofrece Facebook sobre lo que hiciste en tu último año para ser conscientes de todos los datos que maneja sobre nosotros y ver la privacidad de la que prescindimos.
Si a esto le sumas otras redes sociales, como Twitter, LinkedIn o Foursquare, lo cierto es que exponemos datos tales como nuestra ubicación, nuestro currículo personal, estudios y formación. Y, además, como buscamos contactar con gente interesante a nivel personal o laboral, muchos de estos datos también son públicos.
¿Qué sabe Google de ti?
Si hablamos de Google, la cantidad de datos que maneja sobre nosotros es realmente ingente. Fecha de nacimiento, sexo, nuestro correo electrónico, el historial de navegación y de búsquedas de nuestra página web. Hasta aquí nada que no sepamos ya, pero, también habría que sumar nuestro historial de compras online en Google Play, puesto que si tenemos un smartphone con Android, lo más recomendable es la verificación en dos pasos o añadir la tarjeta de crédito para pagar las compras de apps a través de Google Wallet.
¿No te lo crees? Sólo tienes que ir a las preferencias de búsquedas de anuncios en tu perfil de Chrome y verás la cantidad de información que el buscador maneja sobre ti. ¿Asusta verdad? Pero no son los únicos, ya que cada vez estamos ofreciendo más datos al buscador de forma inconsciente.
Si sumamos que también almacenamos datos en la nube con Google Drive, los vídeos que vemos con YouTube o nuestras conversaciones con Google Hangouts, lo cierto es que seguro que Google sabe más de nosotros que nuestra madre o pareja. Seguro que al buscador no se le olvida nuestro cumpleaños y además lo comparte con nuestros contactos para que nos feliciten el día indicado.
Otro ejemplo es Google Fit. Si lo utilizamos, no sólo conoce nuestros gustos, sino también nuestros hábitos y rutinas. ¿No te ha ocurrido que has faltado un día al gimnasio y Google Now te ha notificado que llegabas tarde o que el viaje a tu destino sugerido, casualmente el gimnasio, tiene un tiempo de espera de media hora? También sabe tu peso, tu altura o el ejercicio que realizas, en cierta forma controla también tu salud.
Si quieres, puedes descargar todos los datos que el buscador tiene de ti a través de todos sus servicios. Lo cierto es que el único modo de evitar que se vayan acumulando estos datos es navegar de incógnito, no utilizar el mismo servicio para todo y, sobre todo, «no casarse» con un servicio, ya sea este Google, Facebook o Microsoft.
Microsoft, Apple y otros servicios que utilizamos en el día a día
Pero no se trata sólo de Google. Microsoft, también. ¿Cómo? Con su cuenta de Outlook.com, que utilizamos para identificarnos al inicio de sesión, o facilitando datos a Cortana, para que el asistente sea más preciso en la información que te muestra en cada momento. La privacidad de Windows 10 ha estado últimamente en discusión, pero no incluye nada que no hicieran ya con Windows 7 o Windows 8, sólo que ahora se ha integrado un poco más en la nube y se comparte con tus contactos, en muchos casos, si así lo deseas.
Lo mismo podríamos decir de Siri y el futuro Apple Pay, donde ya tendremos acumulada hasta la huella dactilar para identificarnos. A esto podemos sumarle nuestra ubicación, por lo que también conoce dónde vamos y dónde gastamos nuestro dinero. Por supuesto, también conoce nuestros gustos musicales, de películas o tiene nuestras fotos en la nube y datos de mensajería.
Al final, tenemos que llegar a un compromiso entra la información que facilitamos y la funcionalidad que obtenemos a cambio. También hay que valorar la integración con un servicio y sus diferentes funcionalidades o el uso de un servicio para cada cuestión. Y quizás lo ideal sea no dejar todos nuestros datos a un único servicio.
En Anexo M | ¿Qué es el derecho al olvido y cómo nos afecta a webs y usuarios?