Ya existe tecnología para mejorar la capacidad de memorizar y recuperar la memoria. Esta prótesis de memoria ha sido inventada por un equipo de la Universidad del Sur de California (Estados Unidos). O, mejor dicho, descubierta, porque imita la naturaleza.
Consiste en la implantación de electrodos que disparan señales eléctricas. Los experimentos con voluntarios humanos han sido todo un éxito. Ha funcionado en los 24 participantes mediante dos versiones de la misma tecnología. Ahora, se abre una puerta a la restauración del mecanismo de la memoria para aquellas personas que la habían perdido.
¿En qué consiste la prótesis de memoria?
La prótesis de memoria es un mecanismo basado en electrodos que, implantados con cirugía dentro del cráneo, se adaptan a una serie de patrones y emiten descargas eléctricas muy leves en el interior de la cavidad craneal. Ayudan a formar recuerdos en el cerebro y, con ellas, los pacientes mejoraron sus puntajes en pruebas de memoria.
Por supuesto, es importante no pensar en una prótesis de memoria como una ampliación de la capacidad cerebral. Es decir, no es un dispositivo que permite memorizar más o mejor por encima de las capacidades humanas. No es una tecnología aumentativa.
Y tampoco es un sistema de almacenamiento de archivos. Es un elemento restitutivo de una facultad natural que algunos pacientes pierden por diferentes motivos. Este sistema es similar a otras tecnologías para personas con autismo e implantes físicos que corrigen carencias.
Una prótesis es una “pieza o aparato empleados para sustituir un órgano o un miembro del cuerpo”. En este caso, sustituye diferentes patrones eléctricos que debieran darse en el cerebro, pero que, por enfermedad o lesión, no aparecen. Los 25 voluntarios del experimento padecían epilepsia y muchos tenían lesiones cerebrales de distinta gravedad.
Prótesis de memoria, una investigación de éxito
De los 25 voluntarios, 24 de ellos fueron expuestos a alguna de las técnicas registradas: nueve con MIMO (multi-output model), once con MDM (memory decoding model) y cuatro con ambas. Sin entrar en las diferencias, ambos modelos tuvieron en cuenta la memoria hasta tres días antes de iniciarse los ensayos como mecanismo de control.
Después de estos ensayos, que, desde luego, son limitados, parece que MIMO es más eficaz en sujetos con problemas previos de memoria. Sin embargo, es importante destacar que ambos imprimieron mejoras de memoria en los pacientes. También conviene subrayar que los dos “tienen el potencial de mejorar la función de la memoria en pacientes con deficiencias neurológicas causadas por enfermedades o lesiones”.
La investigación en cuestión no es solo interesante porque se ha llegado a conclusiones satisfactorias, sino porque se trata de una serendipia. “Aunque la epilepsia no suele ser un trastorno de la memoria al que se dirige la estimulación cerebral profunda, los estudios pueden servir de modelo para otros trastornos que afectan a la memoria, como el daño cerebral traumático”, afirmaron los investigadores.
También aprovecharon que ya había pacientes con electrodos intracraneales profundos para investigar sobre su capacidad de memorización mediante diferentes pruebas de memoria. Este tipo de resultados es muy frecuente en investigaciones en la periferia de diferentes campos, y es común usar experimentos como ‘avanzadillas’ de otros.
Conviene mencionar que este estudio es muy limitado y que necesita ser respaldado con más evidencia que mejore ambos modelos y establezca marcos de aplicación. Por ejemplo, qué porcentaje de éxito tiene por tipo de paciente. Los investigadores han dejado claro y por escrito que su tecnología no funciona igual con todo el mundo. Hay que catalogar esas disparidades.
¿Por qué es tan importante la prótesis de memoria?
Las enfermedades relacionadas con la pérdida no transitoria de memoria pueden resultar muy duras. Sobre todo cuando el olvido se lleva fragmentos enteros de la persona que sufre la enfermedad, lo que impacta con dureza contra familiares y amigos en forma de dependencia y ‘desaparición’. Muchos pacientes se ‘extinguen’ o ‘desvanecen’ con los años.
La tecnología ha ayudado tanto a entender el concepto de ‘memoria’ como a diagnosticar muchas de sus afecciones. También a descubrir diferentes hábitos para evitar perderla, como leer en voz alta, dormir bien (sin pasarse, pero sin carencias), escribir a mano y hacer ejercicio diario, entre algunas conclusiones científicas. No, jugar a videojuegos que dicen mejorar la memoria no está entre estos hábitos. No se ha demostrado nada parecido.
La investigación de la Universidad del Sur de California abre la puerta al estudio de la restitución de la capacidad de la memoria. En los próximos años se espera que este tipo de ensayos se repitan para confirmar los hallazgos y obtener más resultados, así como para encontrar tratamientos menos invasivos y más asequibles que mejoren la vida de las personas. La tecnología está aquí para eso.
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Imágenes | Marten Newhall,