Los videojuegos ‘play-to-earn’ basados en criptoactivos NFT (siglas de non-fungible token) o criptomonedas para efectuar pagos y cobros han explotado dentro del metaverso.
En algunas ocasiones estos juegos cambian las reglas contables, mientras que en la mayoría son ‘solo’ una vuelta de tuerca al modelo previo por el que se cobra por jugar, con la salvedad de que el jugador piensa que puede hacer dinero jugando.
Ser conscientes de en qué consiste el modelo play-to-earn, de los riesgos inherentes a la compra de criptoactivos NFT o de criptomonedas intermedias, así como de la enorme dificultad a la hora de obtener beneficios de inversiones en estos sistemas es clave para tener una buena relación con los videojuegos y para que estos no se conviertan en un problema económico.
¿Se puede ganar dinero jugando a videojuegos?
El ecosistema de los videojuegos es muycomplejo, aunque tuvo su origen en una relación más básica: una empresa diseñaba un juego y el jugador pagaba por usarlo (recreativos) o adquirirlo (cartuchos y videoconsolas). El flujo de dinero era simple y unidireccional: del jugador al desarrollador.
Con la llegada de internet se hizo más frecuente el concepto de pago por uso o suscripción. En este modelo el jugador abona cierta cantidad mensual para jugar, a veces combinado con mecánicas freemium en que es posible jugar gratis, pero por las que hay que pagar para obtener contenido de alto nivel. No cambió mucho la mecánica de pagos, que seguía siendo unidireccional.
Entonces ocurrió algo interesante: las plataformas de streaming permitieron a jugadores de todo el mundo mostrar sus partidas. Surgió un nuevo rol en el que el jugador podía monetizar su juego a través de diferentes mecanismos, como la suscripción a canales. Además, los esports revolucionaron las competiciones deportivas con jugadores tan buenos que eran capaces de atraer a millones de espectadores, lo que les permite cobrar por jugar, como a otros deportistas.
A esto se sumaron dos mecanismos más para monetizar el juego y recibir ingresos por jugar, ambos impulsados por los videojuegos móviles y las plataformas de aplicaciones: el beta-tester y la afiliación. En el primer caso, el jugador obtiene ingresos por detectar anomalías, y en el segundo por recomendar el juego a otros jugadores. Sin embargo, no son nada comparados con el reciente play-to-earn basado en criptoactivos.
¿En qué consisten los juegos play-to-earn?
La expresión play-to-earn, que se traduce de forma literal como ‘jugar para ganar [dinero]’, es una modalidad de juego en el que se recompensa económicamente al usuario por añadir valor al jugar, participar o pasar tiempo dentro del ecosistema de juegos. Pero, ¿cómo funciona exactamente este modelo? ¿Qué gana el dueño del juego al pagar a los jugadores?
Que te paguen por ‘estar’
La modalidad de play-to-earn más sencilla de comprender es la ‘cobrar por estar’. Y es simple porque se pueden ver ejemplos fuera del mundo de los videojuegos. Por ejemplo, la clásica invitación a una consumición gratis (y no muy generosa) para entrar a una discoteca y ‘hacer bulto’, de manera que los siguientes que pasen por la puerta vean interesante acceder.
Dentro de algunos criptojuegos es posible este tipo de cobro, aunque no está muy extendido. Ha habido varias pruebas para que algunos jugadores realicen el rol de NPC (clásicamente, personaje no jugador) y cobren por ello cierta cantidad de tókenes criptográficos o criptomonedas. Sin embargo, no es la norma. Al menos no de forma aislada.
Que te paguen por ‘ganar’
Sí es mucho más frecuente que se hagan pagos a través de criptomonedas (generalmente, Ethereum) por lograr determinados hitos dentro del juego. Por ejemplo, vencer jefes finales o quedar en el porcentaje superior de una lista de clasificación en determinado evento. Este tipo de ganancias, no obstante, han sido muy criticadas.
La mayor crítica proviene de que para puntuar alto en los eventos suele ser necesario contar con equipamiento específico. Como en los juegos freemium, quienes no pagan por adelantado es poco probable que queden los primeros. Eso no invalida la mecánica o la jugabilidad, pero sí el acceso al pago de criptomonedas. Muchos jugadores terminarán pagando para no ganar, como ocurre en juegos de azar. A la larga, pierden.
Cobrar por vender objetos ‘mejorados’
Una modalidad de cobro muy frecuente es la de agregar valor a objetos NFT y venderlos una vez hayan sido mejorados. Mejor con un ejemplo: un jugador abre un cofre y obtiene una espada muy valorada dentro del juego. Pagando 0,99 € o 0,0001 MON (una criptomoneda que nos hemos inventado para este artículo) a una forja virtual, transforma esa espada en un objeto NFT único. Y le da uso, mejorándola a medida que va ganando partidas. Meses después, cuando la espada se ha vuelto muy valiosa por su potencia, la vende por 0,0003 MON, equivalente (ahora) a 5 €.
Es importante destacar que aquí ha habido varios intercambios de valor. Por un lado, el valor ‘intrínseco’ de la espada NFT ha mejorado porque ahora es mejor que antes. Por otro lado, el valor del MON ha aumentado como criptomoneda debido a que ahora se demanda más. Para este jugador el juego ha sido fructífero, aunque no tiene por qué ser así.
Por ejemplo, el jugador que compra la espada la adquiere a 0,0003 MON por los que ha pagado 5 €. Su idea es seguir la cadena: jugar con ella un tiempo, ‘entrenarla’ añadiendo valor a su activo NFT y venderla por más dinero. Sin embargo, el MON se desploma y para cuando va a venderla meses después por 0,0004 MON estos apenas valen unos céntimos. Como negocio, ha sido una ruina.
Si el jugador tiene en mente el juego como mecanismo de especulación, también habrá de tener en cuenta la pérdida potencial y el elevado riesgo de los criptoactivos.
Cobrar por nuevos ítems
Algunos juegos NFT trabajan de la mano con creativos de todo el planeta y les dan acceso a una ‘caja de herramientas’ (toolbox) con los que diseñar y crear activos virtuales con propiedades únicas (NFT). La idea es recompensar la colaboración en el proyecto al enriquecerlo.
Por ejemplo, los creativos podrían cobrar comisiones cuando sus líneas argumentales, diseños o criaturas sean comprados en el market interno de la plataforma. Los NFT no solo son objetos virtuales, también mecánicas, movimientos, universos o narraciones.
Cuidado con los timos piramidales y las apuestas disfrazadas de ‘play-to-earn’
Como se ha visto, existen muchas formas de monetizar el tiempo de juego o la colaboración dentro de un universo de juego NFT o criptojuego. Por supuesto, hay muchas más, unas más éticas que otras; algunas más convencionales que otras.
Desde que aparecieron los primeros videojuegos en el mercado, se ha mantenido el flujo de dinero del pago por jugar y conviene no perder de vista que muchos juegos que se venden como play-to-earn son en realidad pay-to-play con diversas mecánicas de pago que dan la impresión de que con ellos se puede ganar dinero. Lo que algunos ven como un timo son, como poco, juegos de ética gris.
Resulta imprescindible, como jugadores, ser muy conscientes de que el desembolso inicial aportado para jugar a juegos play-to-earn puede perderse por completo (por otro lado, como ocurre cuando se adquiere un juego convencional) y que solo jugadores profesionales o inversores conscientes de la pérdida deben considerar ese pago una inversión.
En Nobbot | ¿Es posible una criptomoneda sin emisiones de carbono?
Imágenes | ???? cdd20, Twitter @ethmessages, Thimo Pedersen, Octavian Dan, ???? cdd20