Un programa de máxima audiencia en su franja, una presentadora estrella. Y un bulo sin base científica en antena. Sí, ha vuelto a pasar.
Peligro radiación en casa (del peligro de la mala puntuación hablamos en otro momento). Ondas nocivas. Mediciones en directo arriesgando la vida humana. Caras de asombro y expertos sin miedo a la muerte. Faltaban unos gorros de papel albal y un par de estudios sesgados para completar la magufada perfecta. No, ‘Espejo Público’. Los microondas y los móviles no nos contaminan con radiación. Habrá que explicarlo de nuevo.
Trending topic y reportaje borrado
De lunes a viernes, durante 275 minutos interrumpidos por las pausas publicitarias, Antena 3 emite uno de sus formatos de más éxito: el magacín matinal ‘Espejo Público’. Combina entrevistas y análisis de la actualidad con reportajes en profundidad. O al menos eso prometen. El pasado 12 de septiembre, su rigurosidad quedó en entredicho.
En una pieza en directo, volvieron a dar voz al bulo pseudocientífico de que los electrodomésticos emiten radiaciones nocivas para nuestra salud. Medidor en mano, un supuesto experto explicaba cómo el microondas era el más peligroso. Podía provocar desde dolores de cabeza hasta trastornos del sueño o esterilidad.
Las reacciones, claro, no se hicieron esperar. Las críticas en redes sociales fueron generalizadas. Además, algunos de los divulgadores científicos más respetados también se quejaron públicamente del dislate. Al poco, ‘Espejo Público’ había retirado el reportaje de sus perfiles sociales y de su página web. Visto y no visto, como si no hubiese existido.
¿Esto es en serio? ¿ondas nocivas?
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— Álex Riveiro (@alex_riveiro) September 12, 2019
La teoría de la conspiración
El móvil y el microondas son los protagonistas habituales de este tipo de bulo pseudocientífico. Pero de fondo subyace una teoría de la conspiración mucho más antigua y extendida: las ondas son tan invisibles como malas. Hay quien cree que los cables eléctricos generan ondas que dañan nuestra salud. Otros desarrollan alergias al wifi. Y hay quien ha dado ya la voz de alarma ante el despliegue de la infraestructura 5G.
La evidencia científica de que el microondas nos deje estériles o genere tumores en el cerebro es nula. Sorpresa. Y no será porque no se ha investigado a fondo. Pero antes de entrar en detalle, conviene observar el espectro electromagnético. En él clasificamos las ondas electromagnéticas en función de su longitud de onda y su frecuencia. A un extremo tenemos las ondas de baja frecuencia, como las de radio y las del microondas. A otro, las de alta frecuencia, como los rayos X y los rayos gamma. En el medio, el llamado espectro visible, es decir, los colores.
A mayor frecuencia, menor longitud de onda, y viceversa. Además, las ondas de alta frecuencia transportan más energía. Estas son las ondas que, sin la debida protección, nos pueden causar daños si nos sobreexponemos. Tienen tanta energía que son capaces de alterar nuestro ADN. Son, por ejemplo, los rayos ultravioleta. De ahí la importancia de echarse crema de sol. Volvamos al microondas.
Las ondas atrapadas en el microondas
Si metemos un vaso de leche en el microondas y lo ponemos en marcha durante un par de minutos, esta puede llegar a hervir. Sin embargo, si lo dejamos funcionando durante dos minutos, pero con el vaso fuera, aunque sea pegado al electrodoméstico, la leche no se calentará. Es fácil hacer este experimento. La razón es que las microondas no pueden abandonar el aparato.
Puede que sean invisibles, pero eso no significa que sean diminutas. Su longitud de onda varía entre los 10 milímetros y los 30 centímetros y se reflejan en el metal. Por eso no pueden salir ni siquiera por la rejilla de la ventana del microondas. Como detallan en este artículo de la Universidad de Barcelona, lo único que hacen este tipo de ondas es calentar. Inciden en las moléculas polares (como el agua) y las sustancias iónicas (como la sal). Las obligan a rotar y reorientarse, proceso en el cual se genera calor.
Así que, aunque lográsemos meternos por completo en un horno microondas, no nos quedaríamos estériles. Como mucho, nos chamuscaríamos. Tal como explican desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), la única precaución que debemos tomar ante un microondas es de carácter térmico. Es decir, cuidado con no quemarse.
Para acabar de convencerse, la química y divulgadora Deborah García Bello, más conocida como Deborah Ciencia, nos lo explica en este vídeo. “Tenerle miedo a las microondas es tan absurdo como tenerle miedo al color naranja. Es más, el color tiene más energía que las microondas”. Inapelable.
¿Y qué pasa con el móvil y el cáncer?
Los magufos y los conspiranoicos se dan la mano en este clásico bulo, que regresa cada cierto tiempo a nuestras pantallas. No solo las ondas de los móviles causan cáncer, sino que hay una gran conspiración mundial liderada por los fabricantes de móviles para ocultarlo. Al igual que las tabacaleras hicieron en su día ocultando los riesgos de fumar, las grandes compañías tecnológicas estarían haciendo hoy lo mismo.
Volviendo al espectro electromagnético, las ondas en que se basa la comunicación móvil pertenecen al grupo de radiaciones electromagnéticas no ionizantes. Son como las microondas, pero aún más débiles y con mayor longitud de onda. Por ejemplo, el 4G en España funciona en la banda de los 800 MHz. Su longitud de onda supera los 40 centímetros.
Este asunto lleva décadas generando polémica. Y, quizá por eso, es uno de los temas más estudiados. En este artículo, Maldita.es recogía los principales estudios sobre la peligrosidad de las ondas del móvil.
- La OMS y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer. Medio centenar de científicos estudiando a 5.000 usuarios de móvil en 13 países. Los resultados, publicados en el llamado estudio Interphone, señalaban que no existía un aumento relevante de casos de cáncer.
- La Universidad de Oxford y el Million Women Study. Más de un millón de mujeres mayores de 50 años fueron entrevistadas y estudiadas en relación a diferentes cuestiones médicas. El riesgo de cáncer por usar el móvil fue una de ellas. De nuevo, no se encontró ninguna relación estadística relevante.
- El Instituto de Epidemiología del Cáncer de Copenhague. Publicado en 2011 en el ‘British Medical Journal’, este estudió analizó los datos de cáncer de toda Dinamarca durante los 30 años anteriores, con especial atención a las personas que tenían móvil antes de 1995, porque habían estado más expuestas a las ondas. De nuevo, nada.
- La Unión Europea y decenas de centros asociados. Tras estudiar el impacto de las ondas en los cerebros de jóvenes de 14 países, los resultados del llamado estudio MOBI-KIDS señalan que el riesgo de cáncer es nulo.
Es cierto que también existen algunos estudios que parecen sugerir que hay cierto riesgo en el uso continuado de teléfonos móviles. La mayoría se han hecho en animales de laboratorio y sus resultados no son concluyentes, tal como señala el National Cancer Institute de Estados Unidos. Además, muchos de ellos son inconsistentes y están plagados de sesgos. Es por eso que en los últimos años se han llevado a cabo estudios a gran escala, como los citados anteriormente.
Será necesario recordarlo más veces en el futuro, pero ni el microondas ni el móvil causan cáncer. Tampoco nos dejan estériles, ni siquiera nos dan dolores de cabeza. Por mucho que se repita, aunque sea en prime time.
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Imágenes | Unsplash/Dmitry Ratushny, Wikimedia Commons/Fastily