¿Podemos escuchar un vídeo que no tenga sonido? «Espionaje industrial por bolsa de patatas» o «conversación grabada usando una bombilla» no son expresiones frecuentes, aunque podrían serlo. No se le ocurrió a los guionistas de James Bond, pero todo indica que podemos escuchar vídeos en los que no se haya grabado sonido. ¿El futuro del espionaje?
No es fácil. Tampoco es sencillo. Pero si uno dispone de las herramientas adecuadas, puede captar el sonido de una conversación sin necesidad de un micrófono. De hecho, sin necesidad de sonido o siquiera aire a través del cual transmitir ondas de presión. La clave está en la luz y en un cambio de tonalidad tan sutil que los ojos no lo perciben. Así es el espionaje por ¿bolsa de patatas?
El proyecto Lamphone: convertir una bombilla en un microespía
Ben Nassi es investigador en el campo del IoT, actual trabajador en Google y estudiante de PhD en la Universidad de Ben-Gurion (Israel). Hace unos años, Nassi empezó a interesarse en la captación visual de vibraciones sónicas generadas por una fuente de sonido a la cual no se tiene acceso y ahora ha logrado convertir una bombilla en un micro.
“Captación visual de vibraciones sónicas” puede ser un concepto difícil de entender. En esencia, Nassi ha sido capaz de registrar las sutiles variaciones de la luz de una bombilla causadas por el sonido de la habitación en la que se encuentra. Aunque tú no lo veas, cuando hablas cerca de una bombilla esta vibra con tu voz. Lo hace de forma leve, muy discreta, casi imperceptible.
En realidad, todo vibra con tu voz. Las paredes, la mesa del ordenador, tu ropa. La voz es un sonido, y el sonido son ondas de presión en el aire. Las ondas impactan contra los objetos y los desplazan. El problema es que los mueven poco. Cuando hablas, no ves la pared combándose bajo el peso de tus palabras. Pero esto no significa que no lo haga. La pared se comba, se dilata y vibra.
Nassi quería grabar el impacto del sonido en los objetos y cayó en que una bombilla sería ideal para ello. Es liviana y por tanto estará más afectada por el sonido. Además, brilla y es fácil detectar anomalías visuales en el brillo usando diferentes técnicas de análisis matemático. Nacía el proyecto Lamphone.
El proyecto Lamphone (lamp + phone) consiste en grabar la luz de una bombilla en busca de pequeños cambios en sus destellos generados por las microvibraciones en el aire causadas por el sonido. Deconstruyendo las vibraciones visuales registradas, Ben Nassi y su equipo han sido capaces de decodificar palabras. El resultado es espectacular.
Interceptar la luz, ¿nuevo campo de espionaje?
Aunque Nassi et al. concluyen en su trabajo que la tecnología no pretende convertirse en el sustituto de un micrófono de calidad, sí admiten que tiene un alto potencial para convertirse en una nueva forma de espionaje de larga distancia que no dependa de la instalación de malware. Y esto abre las puertas a un bloqueo basado en la distorsión de la luz de una lámpara.
Es decir, si alguien desde el edificio de al lado sabe lo que estoy diciendo observando mi luz, tendré dos opciones:
- interrumpir la luz haciendo uso de bloqueadores ópticos tales como cortinas, toldos, estores, etc.
- Instalar software en mi bombilla para emitir ruido y que nada útil pueda ser grabado.
Esto puede parecer una locura, pero es la mecánica de la defensa virtual y la seguridad digital. Alguien descubre una forma de interceptar un mensaje y otro trabaja en mecanismos que lo hagan imposible. Como ejemplo, el cifrado de punto a punto al descubrirse que se intercepta el flujo de datos o el uso de conexiones VPN.
Esa sospechosa bolsa de patatas
Mucho antes de que el investigador israelí diese con esta solución tan ingeniosa, trabajadores del MIT, Microsoft y Adobe desarrollaron los primeros algoritmos que deconstruían sonido a partir de vibraciones. Los publicaron en 2014 con una tecnología de procesamiento muy inferior a la actual.
Aun así, su trabajo preliminar logró captar sonido usando las vibraciones de una bolsa de patatas. Gritando “Mary had a Little Lamb” (Mary tenía un corderito) a todo volumen, lograron hacer que la bolsa vibrase ligeramente. Lo suficiente como para que una cámara de alta velocidad captase sutiles variaciones en el brillo de algunas zonas de la bolsa.
Si queremos realizar en casa un experimento parecido podemos poner una bolsa arrugada en el suelo y soplar: veremos cómo el brillo cambia, como si la bolsa fuese un conjunto de espejos que varían según cómo estén orientados. Es una aproximación válida que ejemplifica cómo es el proceso a pequeñísima escala.
Es evidente que la tecnología de imagen aún puede darnos alguna sorpresa en el futuro, especialmente cuando combinamos emisión de audio para componer hologramas o emisión de audio para transformarlo todo en un altavoz inteligente. En unos años es posible que este tipo de tecnología sea accesible a las cámaras comunes, al menos para los ruidos altos. ¿El fin de la privacidad?
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