Los zombis, personas o animales que regresan de la muerte a la vida por arte de brujería, llevan años protagonizando novelas de terror, películas y hasta nuestras peores pesadillas.
Ahora, el término se usa también para hacer referencia a determinados incendios, que los científicos prefieren llamar latentes o hibernantes. Se trata de aquellos que permanecen días o incluso semanas bajo tierra y terminan volviendo, a veces de forma muy virulenta, a la superficie.
Cuando el clima se calienta y la turba se seca
Los incendios zombis se dan en lugares inhóspitos, como el Ártico. El fuego se inicia en la superficie, pero termina penetrando bajo tierra, en donde puede permanecer durante largos periodos de tiempo (a pesar de las condiciones frías y húmedas que se alcanzan en estas latitudes).
En zonas de turberas, el fuego se expande quemando gas metano y materia orgánica. A medida que se acercan la primavera y el verano, las temperaturas aumentan y la turba se seca. La combinación perfecta para que la combustión suba y acabe alcanzando la superficie. Una vez allí, en contacto con el oxígeno y la vegetación, el fuego se aviva y da lugar a nuevos incendios que pasan a ser visibles.
Normalmente y en el caso del Ártico, los incendios estivales favorecen incendios latentes que permanecen ocultos durante el invierno. Llegado el verano, vuelven a salir en el mismo punto (o en un área cercana) en el que se habían dado el año anterior. Se genera así un círculo vicioso que además puede agravarse año tras año, ya que, al quemarse durante un periodo prolongado de tiempo, los incendios zombis pueden consumir cada vez más combustible rico en carbono.
Este año, las alarmas saltaron a finales de mayo, cuando científicos del Copernicus Atmosphere Monitoring Service (CAMS) detectaron fuertes señales de reactivación de fuegos en el Ártico que podrían tener su origen, en parte, en casos de incendios zombis.
Récord de temperaturas en el Ártico
El verano de 2019 dejó tras de sí numerosos incendios y millones de hectáreas calcinadas en zonas de Siberia. Una circunstancia que aumenta las posibilidades de que los fuegos quedasen atrapados bajo la superficie. “Las señales de que los incendios zombis podrían haberse reactivado en el círculo polar ártico son motivo de preocupación, ya que los incendios forestales del año pasado en la región no tenían precedentes”, señalan desde el CAMS. “Solo en junio de 2019 se emitieron unas 50 megatoneladas de dióxido de carbono, el equivalente a las emisiones anuales de toda Suecia”.
Por otro lado, la primavera de 2020 estuvo marcada por temperaturas más altas de lo habitual, lo que favorece que estos fuegos, generados ya en 2019, suban hasta la superficie. Durante el mes de junio, se registró más actividad de incendios que en el mismo mes del año pasado.
Según datos de la Organización Meteorológica Mundial, el ritmo de calentamiento del Ártico dobla la media mundial. El 20 de junio, la ciudad rusa de Verkoyanks daba la bienvenida al verano registrando 38 °C de temperatura máxima. Esta cifra, que aún está siendo verificada, marcaría el récord histórico de calor en el Ártico.
No se trata de una excepción: en total, Siberia acumula 12 meses consecutivos de temperaturas anormalmente altas, y los pronósticos anticipan un verano más caluroso de lo normal.
“Siberia y el círculo polar ártico en general tienen grandes fluctuaciones de año en año y han experimentado antes otros meses de junio relativamente cálidos. Lo preocupante es que el Ártico se está calentando más rápido que el resto del mundo”, señala Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S).
Incendios para mañana
Los fuegos, avivados por las altas temperaturas y un clima más seco, tienen numerosas consecuencias. En primer lugar, la destrucción de los ecosistemas. En segundo, la liberación de grandes cantidades de dióxido de carbono acumuladas en los suelos árticos y el permafrost.
A estas hay que añadir el hecho de que los incendios generados este 2020 pueden mantenerse durante el invierno para reaparecer de nuevo durante 2021. “Las anomalías están bastante extendidas en las zonas que ardieron el verano pasado. Si este es el caso, bajo ciertas condiciones ambientales podremos ver en el Ártico un efecto acumulativo de la temporada de incendios del año, que alimentará la próxima temporada y podría volver a provocar de nuevo incendios a gran escala y a largo plazo en la misma región», explica Mark Parrington, científico del CAMS.
Aún quedan largos meses de verano por delante y es pronto para medir la magnitud del problema generado por los incendios este 2020. Sin embargo, todo parece indicar que el término incendio zombi y sus equivalentes latente y hibernante pasarán a formar parte de nuestro nuevo vocabulario. Al igual que ha sucedido con tantos otros en relación al cambio climático.
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No conocía el «nombre de incendio zombi». La simple descongelación del permafros, hará aumentar el CO2 Y CON ELLO LA Temper5¡atura global. Con el los incendios Zombi SE POTEMCIARÁ MUCHO MÁS EL CALENTAMIENTO GLOBAL Y SUS CONSECUENCIAS NEGATIVAS.