Llegar a conocer el peso exacto de las ballenas, el animal más grande de la tierra, ha estado entre los retos de los científicos durante siglos.
Históricamente, el único modo de hacerlo era una vez muertas, ya fuera por varamientos, capturas accidentales, resultado de la caza o tras choques con barcos. Ahora, un equipo de biólogos de la universidad de Aarhus, Dinamarca, ha desarrollado un nuevo método que permite hacerlo mientras están vivas y en libertad, gracias a fotografías tomadas con drones.
Objeto de la curiosidad científica
El tamaño de las ballenas es fundamental para su supervivencia, ya que les permite almacenar energía y nadar grandes distancias en busca de alimento. A lo largo del año, estos mamíferos marinos se desplazan por todos los océanos. Pasan por los mares fríos, donde se alimentan, y por los cálidos, donde se aparean y reproducen. Según datos de National Geographic, la especie más grande, la ballena azul, puede llegar a medir entre 25 y 32 metros y pesar hasta 180 toneladas.
El gran tamaño y el comportamiento de las ballenas han cautivado al ser humano desde hace siglos. Algo que llegó a motivar que se cazasen para estudiarlas (además de para comercializar productos como su carne o su aceite). En el pasado, la forma más habitual de obtener datos sobre su masa corporal era analizar especímenes muertos. Sin embargo, determinar el peso de una ballena viva basándose en un cadáver es complicado, ya que entran en juego cambios físicos como la pérdida de líquidos.
Un nuevo estudio propone un método alternativo que posibilita calcular el peso de ejemplares vivos. La solución se basa en la fotogrametría, una técnica para estudiar y definir la forma, las dimensiones y las posiciones un objeto, ser vivo o terreno utilizando fotografías aéreas.
Fotogrametría desde Argentina
Fredrik Christiansen, profesor de Biología Marina de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y el resto de su equipo analizaron con este método a 86 ballenas francas australes en Península Valdés, Argentina. Estas ballenas pertenecen al grupo de las barbadas y viven en el hemisferio sur, en los océanos Pacífico, Atlántico e Índico. Durante los meses de verano, se acercan lo suficiente a la costa argentina como para que resulte posible seguirlas con drones.
Las fotografías tomadas les permitieron medir la longitud, el ancho, la circunferencia y la altura del cuerpo de las ballenas. A partir de estas mediciones, realizaron un modelo 3D preciso para predecir su volumen y su masa corporal, tal y como explican en el artículo ‘Estimating body mass of free?living whales using aerial photogrammetry and 3D volumetrics’, publicado en la revista ‘British Ecological Society‘.
Para completar la ecuación, solo les faltaba determinar la densidad, es decir, la relación entre el volumen y el peso. Para ello tomaron como referencia viejos registros de ballenas francas del Pacífico Norte cazadas que indican la longitud, la circunferencia y el peso de cada una de ellas.
Gracias a estos datos, el modelo 3D hizo posible calcular el peso de las ballenas vivas. “La dificultad para medir la masa corporal de ballenas en libertad de manera fiable ha impedido que se tenga en cuenta la masa corporal en muchos estudios de ecología, fisiología y bioenergética”, explica Fredrik Christiansen. “Ahora, este novedoso enfoque permitirá incluir esta variable en futuros estudios de ballenas en libertad».
Avances más éticos y responsables
Este método permite dar un paso más para frenar la caza de ballenas con pretextos científicos, algo que todavía hoy hacen países como Japón, según denuncia la ONG WWF. Uno de los motivos por los que, a pesar de estar protegidas, algunas especies están al borde de la extinción.
Otra de las ventajas que ofrece este método es poder analizar la evolución del peso de las ballenas a lo largo de su vida. Esto permite estudiar su salud o cómo les afectan los cambios en su hábitat, por ejemplo. “Ahora podremos observar el crecimiento de individuos de edad conocida para calcular el aumento de su masa corporal y los requerimientos de energía para su crecimiento”, señala Fredrik Christiansen. Y es que el verdadero impacto de este método es su potencial para aprender más sobre la fisiología de de las ballenas.
El modelo 3D se ha usado ya en colaboración con el proyecto Digital Life Project, de la Universidad de Massachusetts, EE.UU., para recrear la forma de una ballena en 3D. Y con el artista gráfico Robert Gutiérrez, esta vez para dar forma a una ballena franca. Modelos que pueden tener fines tanto científicos como educativos.
El modelo se está usando también para evaluar el impacto que los ataques de gaviotas tienen en la supervivencia de las crías de ballena franca austral. Quizá el próximo paso sea determinar con precisión el peso de las ballenas azules, el animal más grande de la tierra. Esta vez, en libertad.
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Imágenes | Unsplash/Nick Cozier, NOAA, Unsplash/Thomas Kelley