¿Qué hacemos cuando la tinta de la impresora se acaba? Los más convencidos de la necesidad de reciclar todo artículo susceptible de ello, acuden al Punto Limpio más cercano a su domicilio. Y allí depositan los cartuchos. Sin embargo, hay que reconocer que esto no suele ser lo habitual.
Son muchos los residuos de este tipo que acaban en la basura convencional, pero afortunadamente esto va a empezar a cambiar. De hecho, lo hizo el pasado 15 de agosto. Ese día entró en vigor una normativa que incluye a los consumibles ofimáticos dentro de la categoría de aparatos electrónicos.
Esto significa que han de seguir el mismo proceso de reciclaje que estos y atenerse al Real Decreto aprobado en el año 2015 que se encarga de regularlo. La razón de esta obligatoriedad es que algunos cartuchos de tóner y tinta llevan incorporado un chip electrónico. Este sirve, entre otras cosas, para controlar el nivel de tinta. Así, cuando se agota, avisa al usuario para que proceda a su cambio.
Reciclar LOS CARTUCHOS en casa y en el trabajo
En 2017 se comercializaron en España 16,9 millones de consumibles ofimáticos. De ellos 12,8 millones se correspondieron a cartuchos de tinta y 14,1 a tóner Para ayudar a su reciclaje se ha puesto en marcha los programas Tragatóner y Tragatinta.
Detrás de estas plataformas, con unos nombres tan peculiares, está Ecofimática que, a su vez, forma parte de Recyclia. Esta entidad fue fundada en 2012 para la gestión de residuos eléctricos y electrónicos, pilas y luminarias. Desde ella afirman que para 2020 prevén haber recogido 42.000 unidades de cartuchos de impresora. Pero, ¿cómo lo van a hacer?
Dependiendo del tipo de usuario, así deberá proceder para reciclar los cartuchos. En el caso de grandes empresas que generan un número elevado de cartuchos vacíos, deberán darse de alta en la web de Tragatóner/Tragatinta. A continuación, podrán pedir los contenedores correspondientes y, una vez llenos, solicitar su recogida. Estos contenedores están identificados con un código QR para su seguimiento.
En el caso de los distribuidores, es decir, aquellos dedicados a la venta de estos productos, el procedimiento a seguir es el mismo. Y, en ambos casos, se podrán pedir certificados de reciclaje e informes de su seguimiento.
Cuando se trata de usuarios domésticos o pequeñas empresas, tendrán que buscar el punto de recogida más cercano. Algo que podrán hacer a través desde la web de la plataforma o a través de una aplicación móvil. Un servicio que todavía no está disponible, pero que desde Recyclia nos aseguran que lo estará en breve.
reutilizar mejor que reciclar
El segundo paso es llevar estos residuos a una planta de clasificación. Aquí se seleccionan aquellos cartuchos que son aptos para su reutilización. “La recuperación de estos materiales debe primar frente al reciclaje. Lo ideal es que se vuelvan a poner en el mercado para ser utilizados con su propósito inicial”, afirma José Pérez, consejero delegado de Recyclia.
Cuando esto no es posible entonces son trasladados a una planta de tratamiento de residuos. Aquí separan sus componentes para que vuelvan a la cadena de producción y, con ellos, fabricar nuevos productos. Algo que ocurre, por ejemplo, con los plásticos.
“El tratamiento se lleva a cabo en plantas con una serie de garantías medioambientales. En España hay tres aptas para reciclar cartuchos, ya que se necesita un proceso especial. Se han tenido que reconvertir. No solo se trituran los materiales, en el caso del polvo del tóner también hay que aspirarlo, y la tinta lleva un proceso más complejo”, detalla Pérez.
Precisamente, el último paso de este sistema es encontrar opciones para la reutilización de estas sustancias. Para ello Recyclia ha puesto en marcha un departamento de I+D+i. Aquí ya están iniciando las primeras investigaciones para usar el polvo de tóner como componente del alquitrán para asfaltar las carreteras. Mientras que para la tinta se está considerando usarla como tinte para pinturas.
Para llegar hasta aquí es esencial que existan puntos de recogida donde llevar los cartuchos. De momento, ya son más de 600. El 75% están instalados en distribuidores y el 25% restante en organismos y empresas públicas y privadas, según cifras manejadas por Recyclia. Y la puesta en marcha de la app lo facilitará todavía más.
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