Ha estrenado la actriz Antonia San Juan un video con una canción llamada «Hater, hater» en el que se retrata a esos «odiadores profesionales de las redes sociales», esa personas que critican sin descanso a diestro y, sobre todo, siniestro. En el tema, compuesto por Víctor Lemes, Estela Reynolds en «La que se avecina» entona frases como: «Me encanta intentar hundir a los demás para pasar el rato”, “es más fácil insultar y criticar desde el anonimato” o “proyecto mis defectos en el resto porque soy una hater”.
“Estoy todo el día al acecho como un depredador esperando a que alguien diga algo para entrar en acción, en la vida real nadie me quiere pero aquí estoy en mi salsa, soy muy valiente escondiéndome tras una cuenta falsa”, son otras de las lindezas que se dedican a esos «trolls» que pueblan las redes y los titulares periodísticos.
“Estoy todo el día al acecho como un depredador esperando a que alguien diga algo para entrar en acción»
Sin embargo, y aunque intuyo que la canción tiene tanto de divertimento como de ajuste de cuentas, me resulta injusta la constante demonización de internet y las redes sociales y, por eso, aprovecho la excusa que me proporciona este tema -por lo demás, muy divertido-, para reivindicar la bonhomía general los usuarios de las redes.
lovers frente a haters
En las redes compartimos palabras y eso, hoy en día, es mucho compartir. Por eso creo -o quiero creer, necesito creer- que Antonia San Juan y los telediarios se equivocan al poner el énfasis en sus aspectos más sórdidos…o, por lo menos, no son justos con la realidad cotidiana que experimentamos las personas que habitamos en ellas.
Por supuesto que hay «haters», «trolls» o, simplemente, gente violenta y estúpida, pero no creo que el porcentaje sea mayor en las redes que en las calles. Frente al «Hater, hater» propongo que alguien componga la canción «Lover, lover», aunque solo sea para compensar.
Es una obviedad, pero nunca viene de más insistir en que en las redes sociales también habitan excelentes personas y causas que encuentran en ellas un extraordinario vehículo para darse a conocer. Haberlas haylas y en abundancia, como hemos podido constatar en nobbot.
indeseable minoría
Creo que somos los ciudadanos, a través del ejercicio de nuestra responsabilidad individual, los que podemos atajar de manera más eficaz los excesos de una indeseable minoría de habitantes de las redes, con frecuencia anónimos, a los que canta Antonia San Juan. Y para ello contamos con, como poco, tres armas extraordinarias: la aplicación de nuestro actual ordenamiento jurídico cuando la situación lo justifique, la denuncia pública a través de las redes para señalar con el dedo comportamientos inadmisibles y, aún más sencillo y eficaz, el “unfollow”.
«En las redes compartimos palabras y eso, hoy en día, es mucho compartir».
Tengamos en cuenta que la trascendencia de un descerebrado en las redes se queda en nada si no cuenta con personas que hagan de altavoces de sus majaderías. Así que antes seguir a alguien en las redes digitales o hacer un RT, pensémoslo bien, por lo menos tanto como en el mundo off line.
Se trata de marginar, en los dos mundos, a los que no respetan los valores que nos hemos dado para hacer posible nuestra convivencia en paz. Comportémonos, pues, en Twitter como en el bar de la esquina cuando mostramos nuestra repulsa ante, por ejemplo, chistes machistas, antidemocráticos, homófobos o racistas.
Porque mostramos nuestra repulsa en situaciones así, ¿verdad? Si no lo hacemos es que el problema es más profundo que un uso inapropiado de una plataforma de comunicación.
Y dicho esto, disfruten del tema de Antonia San Juan porque tiene su gracia.